- Recuerdo que en el primer encuentro con Borges, antes había hablado con Forero Benavides y me dijo que no tenía ni chance de hablar con Borges porque era una persona distante, cruda y difícil. De todas formas busqué una forma para hablar con él. Y luego fue el encuentro. Algo característico es que un hombre ciego, le mide el aceite a la persona tocándolo o haciéndole preguntas y si pregunta y no le contestan, rompe la conversación porque él no sabe con quién habla. Lo importante con Borges era saber contestar y pasaba mucho eso. Borges adoraba los cuentos mentales, cuando yo le dije que era una feliz coincidencia, el respondió que las confidencias no existen y hablamos de la predeterminación elemento que se encuentra en su obra. En ese momento comenzó nuestra amistad (Mauricio Botero en diálogo con Juan Camilo Rincón).
Curiosidades bibliográficas
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