Por: Raquel Pittí/ Nota enviada por Ricardo Ríos T. corresponsal L y L en Panamá. ¡Fascinante! La calle del espanto ese “híbrido literario”, es genial, rompe todos los esquemas de la novela tradicional. La he disfrutado mucho por el espacio que le dedica a la nacionalidad panameña, a nuestra idiosincrasia, poetas y autores. También refleja el sentir del ciudadano común y silvestre por la clase política panameña; esos pillos de saco y corbata que deliberadamente le roban en las narices al pueblo, y que encuentran su máxima expresión en el Órgano Legislativo y en nuestro utópico sistema de justicia, me gusta el derechazo que le da a ese vertedero de basura que llamamos Ministerio Público. Ninguno de ellos redime las almas del purgatorio.
Richard Brooks, el fenómeno asociado con el viento y las tormentas, emite pasión en su obra hacia nuestro perfil como panameños, irradia la fogosidad que recibe de La Tibetana; seguro que el incendio no fue provocado por comer fósforos como le pasó al personaje de Tita en Como agua para chocolate sino que nació de ese triángulo amoroso que consumía las entrañas de Richard Brooks.
El alumbramiento de La calle del espanto tuvo que ser entre cosquillas, coqueteos y risitas solo así pudo nacer al mundo literario esta obra repleta de personajes tan divertidos y convocada a volver locos a los enemigos de nuestra patria (los ladrones), a los tradicionalistas que se ciñen a un género literario, cuando la literatura es imaginación, es libre.
En cuanto al Rey Miura o Midas “que todo lo compra hasta la justicia”, lo puedo ver cada vez que un juez vende su conciencia, un fiscal archiva el caso que perjudica a un amigo, algún perito maquilla un informe, algún jefe de policía cuando hace favores torcidos, algún colega deshonesto hace ofrecimientos aún más deshonestos; con todos estos años de buena mesa Midas se ha puesto gordiflón, se le ha deformado la expresión porque lo ha consumido su maldad y se le ve siempre rodeado de fiscales auxiliares, procuradores, alcaldes, suplentes de magistrados de la Corte y una pandilla de zalameros.
Y a pesar de que Richard Brooks es un ser astral que no lo alcanza ninguna maldad no ha perdido de vista lo que pasa en este terruño precioso con lo bueno, lo malo y lo feo. ¡Felicitaciones Profesor!
Nota. Raquel es abogada y fundadora del Círculo de Lectura de la USMA.