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Cuento “La casa de los difuntos” de la autora brasilera Júlia Lopes de Almeida

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«As casa das mortos» forma parte de la colección de cuentos de Julia Lopes de Almeida Ânsia eterna, quizás una de sus obras más conocidas y aclamadas. Traducción de Juan Camilo Perdomo M.

Escrito durante lo que se conoce como la Belle Époque Tropical, el libro fue publicado originalmente en 1901 y 1903 (A Tribuna – H. Garnier), aunque el cuento fue escrito originalmente en 1893. Se trata de un relato fantástico, sobrenatural y onírico que algunos críticos consideran precursor de lo que más tarde se conocerá como lo real maravilloso en la literatura latinoamericana; aunque otros insisten en calificar este y los demás cuentos como una emulación de la literatura gótica y del estilo de Guy de Maupassant. Como curiosidad, el cuento está dedicado a Francisca Júlia da Silva, poetisa paulista, como símbolo de fidelidad y aprecio hacia las escritoras brasileñas y para dar un gran impulso a la literatura femenina en el país. 

Julia Lopes de Almeida
*Trad. Juan Camilo Perdomo M
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¡Qué frío y qué oscuridad!

E iba yo caminando en medio de las tinieblas, valiente, firme, en busca de quien me dio la vida, quien me crio entre sus pechos, quien me llenó las mejillas de besos y me vistió el alma de alegría.

Estaba hambrienta, harapienta, desconsolada, invadida por penas, y añorante de su cálida y dulce caricia, y de sus fragantes palabras como miel de abejas sobre un rollo de especias.

Y fui caminado en la oscuridad, siguiendo unos pasos que oí, aunque sin saber de quién, ni hacia dónde.

No había ni una estrella guía en el cielo, todo estaba silencio, excepto por aquellos paso delante de mí: tan, tan, tan. ¡Parecían un martillo sobre una gruesa pared!

Y seguí sin miedo hasta que los pasos se detuvieron y una puerta se abrió suavemente sin hacer ningún ruido. Sentí una gran ráfaga de aire, me apoyé en el umbral y entonces, divisé en una tenue luz, unos bultos poco definidos, casi difuminados.

Cerca de mí, un hombre, envuelto como un esquimal, soltó unos bultos que llevaba, dejándolos el suelo. Luego, volviéndose hacia mí, me dijo con una voz sollozante como la del viento entre las ramas de sauce:

— ¿Para qué me seguiste? Esta es la casa de los difuntos. ¡Vete! El camino negro le está prohibido a los vivos, eres la primera en recorrerlo sin haber fallecido…

Sombras dispersas tomaron forma humana y vinieron curiosas, lentas, deslizándose e inclinándose sobre mi cuerpo en actitud de espanto. Yo resistí al pavor, e impaciente, escruté todo en busca de quien me dio la vida, quien me llenó las mejillas de besos, quien me vistió el alma de alegría y me arrulló con sus fragantes palabras como miel de abejas sobre un rollo de especias.

— ¿A quién buscas? —, preguntó el mismo hombre cuyos rasgos no vi por su capucha.

— A mi madre.

El sonido de mi voz hizo huir a todas aquellas figuras de neblina como si fueran campanas en una torre cubierta de pájaros. Yo misma temblé extrañada ante la vibración de mis palabras y fue tal la calidad y vida de mi voz, que resonó entre los débiles murmullos como un tenue soplo de brisa.

Entonces, desde lo profundo, desde un montón de ovillos desordenados que se disipaban por aquí y por allá, mi madre vino hacia  mí sonriendo, en su vestido de andar por casa, con esa hermosa piel rosada, rolliza y fresca, como cuando yo descansaba en su basto pecho mi cabeza soñadora y febril, mientras ella peinaba mis cabellos con sus hermosísimas manos.

Radiante, me lancé a besarla, ella, sin embargo, siempre tan dispuesta a recibir mis caricias, me detuvo con un gesto.

— ¡No me toques! ¡No me beses! Todo mi cuerpo se deshará con el más leve contacto… te horrorizarías con mi carne y te desmayarías si mis labios se encontrasen con los tuyos. ¿Para qué viniste a buscarme? Huye, mi amor, tu lugar se encuentra allá, en la vida, en el calor, en la luz, en el sufrimiento. Vete y sufre. ¿Nostalgia? ¿Me extrañas? ¡Pobrecita! Olvídalo. Nunca hubiera aparecido ante ti si no hubieras venido a buscarme. ¡Has perjudicado mi descanso porque viéndote, no puedo apretarte contra mi pecho! ¡¿Y tus hermanas?! ¡¿Y él?!

Yo lloraba y no me perdí ni uno solo de sus gestos. Recuerdo que ella quiso darme una fruta y que sonrió después con amargura al ver cómo la fruta que me extendía se deshacía entre sus dedos.

— Hasta los muertos tienen ilusiones… se me olvidaba… —, dijo ella con una voz tan diferente, apenas audible, como el murmuro de un viento muy lejano…

Entonces vi, vi que todas aquellas sombras flotantes se acercaron a los bultos que el encapuchado había dejado en el suelo; eran dos ataúdes con difuntos. En uno iba una virgen, en otro un hombre… Ella era blanca y delicada, con unos mechones negros, y sobre su pálida túnica un ramo de nardos entre sus manos cruzadas. Él era igualmente pálido, joven y apuesto, con una linda cabeza rubia adornada con violetas.

La muerte, de pie, muy alta y esbelta, delante de los dos ataúdes, les dio una lenta y larga bendición con palabras que no pude entender.

Mi madre me lo explico:

— Solo el amor perdura más allá de la muerte. Esta es la celebración de un compromiso. Ambos cuerpos están ahí intactos, rígidos, pero aquí, las dos almas estarán para siempre unidas, y si regresan a la tierra, volverán juntas con el mismo lazo, ¡serán eternamente prisionera la una de la otra, almas felices, inusuales! ¿Lo ves? Quien nunca amo en la vida no tendrá la dulzura de la nostalgia para aliviar la tristeza de este exilio. Fíjate en esas vírgenes, sin novios, ¡qué aire de arrepentimiento tienen! Nunca volverán a la tierra porque de la vida no trajeron ningún recuerdo. Solo quien amó trae al misterio de la muerte un aroma de ensueños. Todo lo demás es polvo que se lleva el viento, que se esparce y que jamás puede encontrarse de nuevo… ¡Vete!

Los ojos de mi madre tenía el brillo de las lágrimas y yo le extendí mis brazos ansiosos, luego, su cuerpo se tornó inmaterial, diáfano, como si de neblina fuera. Entonces, el hombre encapuchado, cuyas facciones no vi, me tomó de la mano y me llevó afuera, a la carretera, y caminé entre dos largas filas de cipreses negros y anémonas púrpuras. Caminé, caminé sin sentir el suelo bajo mis piernas cansadas y cuando abrí los ojos de este extraño sueño, tenía el rostro cubierto de lágrimas y las manos cruzadas sobre el corazón.

Cuento “La casa de los difuntos” de la autora brasilera Júlia Lopes de Almeida
Cuento “La casa de los difuntos” de la autora brasilera Júlia Lopes de Almeida

Júlia Lopes de Almeida, figura prominente en la literatura brasileña, desafió los estándares de su época al vivir de su pluma y luchar por la igualdad. Desde sus primeros escritos hasta sus obras más maduras, Almeida exploró temas de justicia social y derechos de la mujer. Presidiendo la Legión de la Mujer Brasileña, Almeida no solo desafió las normas literarias de su época, sino que también se erigió como un faro de activismo, abrazando las causas ambientalista, feministas y abolicionista. A pesar de enfrentar su exclusión de la Academia Brasileña de Letras por ser mujer, su legado perdura en la inmensidad de sus obras, traducidas y celebradas en todo el mundo. Sin embargo, aún espera una mayor presencia en el ámbito hispanohablante, donde queremos que su voz resuene con fuerza en cada palabra, celebrándola como una voz indispensable de la historia cultural de Brasil.


*Juan Camilo Perdomo (Pereira, Colombia). Filósofo y traductor. Ha colaborado con diversas editoriales en la traducción de literatura y filosofía con el objetivo de descubrir y difundir textos inéditos en español, al tiempo que rescatar la obra de escritoras destacadas.

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Descubriendo los secretos de La vorágine: El fulgor moribundo

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El libro El fulgor moribundo. Comprender La vorágine ofrece un análisis comparativo único sobre la novela icónica de la literatura latinoamericana. Escrito por el destacado académico Jorge Urrutia, este ensayo desmonta los tópicos sobre La vorágine y revela sus antecedentes constructivos.

Publicado por la editorial Tres Cantos, el libro revela los antecedentes constructivos de esta novela, actualmente en boga por el centenario de la publicación, y desmonta los tópicos arraigados en torno a esta obra fundamental de la literatura latinoamericana.

El fulgor moribundo. Comprender La vorágine no es simplemente un estudio más sobre la literatura del Cono Sur, es un meticuloso análisis comparativo que ofrece una visión única sobre la obra de José Eustasio Rivera. Jorge Urrutia, profesor emérito de la Universidad Carlos III de Madrid, explora los antecedentes literarios y las experiencias vitales que moldearon la creación de La vorágine, desafiando las concepciones tradicionales sobre esta novela.

Urrutia identifica las influencias literarias y las experiencias personales de Rivera que contribuyeron a la gestación de La vorágine, lo que revela la complejidad y riqueza de esta obra maestra. A través de un riguroso análisis comparativo, el autor establece conexiones entre La vorágine y otras novelas ambientadas en la selva, así como los antecedentes de la narrativa cauchera en la literatura.

El autor, nacido en Madrid en 1945, cuenta con una vasta experiencia académica y ha impartido clases en universidades de todo el mundo. Su amplia obra teórica y crítica abarca diversos géneros y períodos literarios, lo que le permite consolidarse como una figura destacada en el campo de los estudios literarios.

Adicionalmente, El fulgor moribundo. Comprender La vorágine forma parte de la Colección Finisterre de Ediciones Tres Cantos, una serie dedicada a ensayos relevantes que desafían certezas y exploran nuevos territorios en el conocimiento. Con esta publicación, la editorial continúa su compromiso de ofrecer obras que estimulen la reflexión y ofrezcan nuevas perspectivas sobre las temáticas contemporáneas.

Libro El fulgor moribundo, comprender La Vorágine de Jorge Urrutia

El fulgor moribundo. Comprender La vorágine

Autor: Jorge Urrutia

Ensayo

200 páginas

Primera edición: abril de 2024

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Reseña. «Agüela, se fue la nuna», de la poeta Mary Grueso Romero

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La poeta y narradora oral regresa a la Filbo para presentar su reciente obra para niños Agüela, se fue la nuna, un arullo al amor filial, a las tradiciones y la magia del Pacífico colombiano. Mary Grueso conversará con Claudia Morales.

Por Jefferson Echavarría

Tumaco, la perla negra del Pacífico colombiano, extiende sus luces misteriosas sobre los amplios senderos. Entre currulaos nocturnos y juegos de conchas de almeja, de piangua, de pateburro y de ostión, empieza su acostumbrado concierto de revelaciones apenas la tarde esconde las ruinas del abandono. Es el momento mágico en el que un pálido resplandor acoge el lamento de la abuela Aleida quien, al mover su cuerpo sobre la mecedora, vence los fantasmas del pasado a medida que sus gruesas manos tejen punzadas de amor.

Reseña libro Agüela se fue la nuna de la poeta Mary Grueso Romero
Reseña del libro Agüela se fue la nuna de la poeta Mary Grueso Romero

La luna, espejismo de la noche, proyecta su faro con luminosa paciencia por todos los rincones de la perla negra hasta plasmar su retrato en el pozo. Sobre aquel espejo de agua, el niño Andrés se convierte en el primer testigo de un bello espectáculo. Es tanta la emoción que siente, que sus pies desnudos se apresuran hacia donde está su abuela y, con infantil perplejidad, interrumpe el lamento ancestral para anunciar el milagro de la nuna. La confusión se dibuja en los ojos de la agüela Aleida al ver que su nieto Andrés, con su mano diminuta, la lleva a la porción de agua donde el lívido reflejo emite un brillo imponente.

La abuela comprende cuál es el único problema que aqueja a su nieto: se le dificulta decir la palabra mágica luna. Por eso emplea varios esfuerzos para tratar de corregirlo; mas es inútil, en el lenguaje infantil de su nieto Andrés sólo existe nuna para definir aquel haz misterioso. La magia nocturna prontamente hace su aparición en medio de susurros que impregnan la perla negra. La tranquilidad, al parecer, los envuelve en un extraño silencio. Sin embargo, en el corazón del niño no deja de haber inquietud. No despega la mirada en aquel espejo de agua. Ha ignorado por completo la sabia lección de su agüela por tratar de agarrar con sus manos la nuna que colorea de blanco el extraño reflejo. Pero no puede. Por más que trate de aferrarse a ella, la nuna (su nuna) se quiebra en pedazos y, sin perder el brillo, su imagen se distorsiona en círculos temblorosos que tardan en revivir su estado inicial.

Portada del libro Agüela se fue la nuna de la poeta Mary Grueso Romero
Portada del libro Agüela se fue la nuna de la poeta Mary Grueso Romero

Andrés regresa consternado a donde su agüela y, en su afán por resolver la tragedia resplandeciente de la nuna ajena, pronuncia un lamento más agudo, casi desesperado. Cree que su nuna se ha dañado dentro del pozo. Al tomar nuevamente la mano de su agüela, Andrés le muestra el mismo espectáculo que decora el espejo: la luna quebrándose entre fragmentos de ondas que irradian estelas rotas. Las manos ligeras de Andrés no dejan de aferrarse a la luz que ilumina todo Tumaco. Ahora la desesperación que dibuja su rostro no solamente se produce por el triste reflejo, sino también adopta el mismo gesto de varios tumaqueños que, quizás, también esperan aferrarse a las luces de su pasado arrebatado y sólo se consuelan con los lamentos cotidianos, tan parecidos a los que entona la abuela Aleida.

Ante esta desesperación, la abuela (o agüela como tiernamente se entona en los labios de su nieto) se convierte en la esperanza del niño Andrés. Está a punto de llevarlo a su primer viaje onírico con un bello canto antes de que la luna se esconda tras el telón de nubes y la lluvia asome su temible rostro. Es el conjuro preciso donde el amor, al amparo del regazo familiar, mece en mágicos susurros un canto nocturno para emprender una travesía al mundo de la imaginación infantil. El lugar es encantador, pues allí es donde la nuna nunca muere ni se destroza, y donde, para alcanzarla, es necesario construir escaleras de concha que sean capaces de atravesar toda una constelación y acercar a todos los niños de la perla negra al paraíso de la nuna eterna. 

Entonar los lamentos tumaqueños, conocer la verdadera luna y explorar los secretos del Pacífico colombiano en unas cuantas páginas es casi tan bello como abrir el pozo misterioso del niño Andrés. Es conocer San Andrés de Tumaco a través de un espejismo de agua y soledad. Es contemplar el cielo, el río y las casas en ilustraciones coloridas de Carolina Garzón Blanco que se complementan con un currulao conmovedor compuesto por la poeta Mary Grueso Romero. Es habitar la luna en versos del ayer que destilan dolor, pero al mismo tiempo alimentan la esperanza.

Reseña libro Agüela se fue la nuna de la poeta Mary Grueso Romero
Reseña del libro Agüela se fue la nuna de la poeta Mary Grueso Romero

Evento en la Filbo

Agüela, se fue la nuna: amor, poesía y evocación

Día: jueves 18 de abril, 4:00 p. m.

Lugar: Sala Jorge Isaacs (Corferias)

Mary Grueso Romero conversa con Claudia Morales alrededor de un hermoso canto a la tradición oral, la infancia y los personajes más auténticos de nuestro Pacífico colombiano. En esta obra, Mary Grueso rescata los lazos únicos de complicidad que se entretejen entre una abuela y su nieto a través del juego y la sabiduría.

*Imágenes de este texto son cortesía de Panamericana Editorial.

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Con edición nacional, Ediciones Urano Colombia llega a la Filbo

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Tres lanzamientos de producción nacional presenta Ediciones Urano, división editorial de Urano World, en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo). El proyecto que inició en febrero de este año vendrá con un catálogo local muy enriquecedor para el mercado y para los lectores.


Este año, Ediciones Urano Colombia comenzó a editar y publicar a escritores locales como una apuesta para fortalecer su edición internacional presente en España, Latinoamérica y EE. UU. La editorial es reconocida por incluir en su catálogo destacados autores y títulos como Deja de ser tú, de Joe Dispenza; Los cuatro acuerdos, de Don Miguel Ruiz; Usted puede sanar su vida, de Louise HayEl secreto de Rhonda ByrneEl libro tibetano de la vida y de la muerte, de Sogyal Rimpoché, entre otros éxitos editoriales.

Durante la Filbo, la editorial  realizará tres importantes lanzamientos en no ficción de las autoras María Paula Rodríguez, María Juliana Pacheco Blel y Lea Kaufman.


Sabiduría emocional de María Paula Rodríguez

La obra ofrece herramientas prácticas y sólidos conocimientos sobre el diseño humano para aquellos que atraviesan momentos difíciles o lidian con emociones desafiantes como el estrés, la ansiedad, la ira, la culpa, el rencor y el resentimiento, entre otras, para que los puedan transitar desde la calma y plenitud. Aquí, el lector encontrará desde reflexiones profundas hasta ejercicios guiados de transformación emocional a través del corazón físico, espiritual y energético, alejándose del enfoque exclusivo que se le ha dado solo a la mente. Este libro es el fruto de la auto experimentación y de una profunda investigación en áreas como la neurocardiología, neurociencia, psicología y espiritual que la autora ha realizado en los últimos años.


María Paula Rodríguez. Foto: Urano World
María Paula Rodríguez. Foto: Urano World

Lanzamiento de Sabiduría emocional en la FILBo

Domingo 21 de abril, 11:30 a.m., gran salón D (Corferias)

Modera Juanita Escallón, editora.


Un lugar en el mundo de María Juliana Pacheco Blel

En su debut como autora, Juliana Pacheco decidió contar su propia historia en este libro en el que relata cómo fue vivir con el suicidio de su madre siendo una niña, cómo se identificó con este hecho por años, viendo la vida de una manera oscura y triste, para entender después, que era la única responsable de cambiarle el significado de lo que había pasado. Más allá de su historia personal, la autora reflexiona sobre el suicidio, la salud mental y el duelo. Además, le da importancia al contexto social e histórico de la sociedad colombiana en una época determinada.


María Juliana Pacheco. Foto: Urano World
María Juliana Pacheco. Foto: Urano World

Lanzamiento de Un lugar en el mundo en la FILBo

Domingo 21 de abril, 11:30 a.m., gran salón D (Corferias)

Modera Juanita Escallón, editora.


Ceremonias de Lea Kaufman

Una obra trascendental que fusiona magistralmente la sabiduría espiritual con la práctica cotidiana, los arquetipos con el trabajo somático, ofreciendo a los lectores un camino tangible hacia la auto-transformación y la madurez espiritual, para hacer de su vida una ceremonia. Kaufman tiene más de 20 años de experiencia como educadora somática, y es la creadora de un movimiento mundialmente exitoso: LK Movimiento inteligente. Es autora, bailarina, ingeniera, mentora y empresaria. Su trabajo, actualmente, impacta mensualmente a más de 600.000 personas en el mundo.

Lea Kaufman. Foto: Urano World
Lea Kaufman. Foto: Urano World

Lanzamiento de Ceremonias en la FILBo

Domingo 21 de abril, 11:30 a.m., gran salón C (Corferias)

Modera Juanita Escallón, editora.


Ediciones Urano en la Filbo:

Pabellón 6, stand 240, piso 1

Pabellón infantil y juvenil,  piso 1, stand 304.

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Cinco libros imperdibles de Ediciones Uniandes en la Filbo

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La edición universitaria cuenta con una destaca muestra de títulos que estarán disponibles en la Feria Internacional del Libro de Bogotá (Filbo). En esta oportunidad, Ediciones Uniandes destaca cinco títulos que, entre otros, reflexionan sobre el arte urbano y la construcción de la paz, además de presentar una compilación que recoge casi cuatro décadas de estudios literarios de La Vorágine.

Grafiteros. Historia oral de la escena bogotana que redefinió la ciudad

Fear, Ospen, Bastardilla, Hueso, Stinkfish, Era y Toxicómano, precursores del grafiti en Bogotá, narran sus propias vidas y con cada relato se descubren los principios y el contexto de su obra. Grafiteros, de Jorge Pinzón Salas,

es un collage de impresiones y reflexiones sobre el arte urbano desencadenado en una urbe furiosa, hoy tatuada con tags, bombas, esténciles, murales y throw-ups. Este libro es a la vez una historia del grafiti en Bogotá y una historia secreta de la ciudad. Construido con la ayuda de una grabadora e ilustrado con fotografías de los archivos personales de sus protagonistas, Grafiteros es una pieza testimonial única. Una lectura para degustar, detenerse y volver sobre ella en sus 268 páginas.

Portada del libro Grafiteros Historia oral de la escena bogotana que redefinió la ciudad
Portada del libro Grafiteros. Historia oral de la escena bogotana que redefinió la ciudad

La vorágine: centenario de un clásico Latinoamericano

Autores: Jennifer L. French y Felipe Martínez Pinzón (edición académica)

Tras cien años de la publicación de La vorágine, esta compilación recoge casi cuatro décadas de estudios literarios —desde la compilación de Montserrat Ordóñez, en 1987, hasta nuestros días—, que iluminan la novela desde diferentes perspectivas: el feminismo, la ecocrítica, la cartografía, el neomarxismo, entre otras relecturas que animan a las nuevas generaciones a descubrir la vigencia y riqueza de la escritura de José Eustasio Rivera en el siglo XXI. En estas páginas también se encuentra una sinopsis y un glosario que servirán de guía a quienes por primera vez entran en las profundidades de la selva riveriana. Tiene 494 páginas y es una coedición con Universidad del Rosario, Escuela Superior de Administración Pública y Universidad EAFIT.

La vorágine: centenario de un clásico Latinoamericano
La vorágine: centenario de un clásico Latinoamericano

La fiesta de las paces

Autores: Catalina Uribe Rincón y Omar Rincón (compiladores). y Humanidades

En la coyuntura de análisis y debates, La fiesta de las paces reflexiona sobre la

construcción de la paz desde una perspectiva interdisciplinaria y, lo que es más importante, desde voces no institucionales. Los enfoques que aquí se compilan presentan a la paz desde miradas indígenas, negras, femeninas, artísticas, medioambientales y territoriales. El libro nos recuerda que la paz se celebra colectivamente y se vive en lo común. Es un llamado a liberar la fiesta, el humor, el relato y la alegría como elementos fundamentales en el camino hacia una paz auténtica y diversa.

La fiesta de las paces
La fiesta de las paces

Bauhaus 100+1: Reverberaciones latinoamericanas

Autores: Ingrid Quintana-Guerrero, César Peña y Virginia Gutiérrez (edición académica)

Este libro forma parte de un esfuerzo por entender la producción del mundo material latinoamericano desde sus relaciones con los fenómenos culturales, estéticos y pedagógicos que produjo la icónica escuela alemana. Así, expertos en distintas disciplinas y territorios reflexionan en este compendio sobre cómo la tradición y la vanguardia coexisten pacífica y conflictivamente en la modernidad latinoamericana, entendiendo las reverberaciones como el producto prolongado de diálogos transcontinentales e interdisciplinares. Esta obra también rinde testimonio de la exposición “Bauhaus Reverberada”, realizada en el 2021 y que hoy es una plataforma de eventos virtuales y presenciales.

Bauhaus 100+1: Reverberaciones latinoamericanas
Bauhaus 100+1: Reverberaciones latinoamericanas

Cuando se cierra el telón

Autor: Amr Afia. Traducción del árabe de Salvador Peña Martín

Situada en Alejandría en 1966, el año previo a la derrota de Egipto y la coalición árabe en la Guerra de los Seis Días, Cuando se cierra el telón narra la vida de personajes que luchan por enmendar sus errores y superar los fracasos del pasado. Inspirada en los mundos de Shakespeare, Brecht, Chéjov y Mahfuz, la sorprendente novela de Amr Afia, ganadora del Premio de novela de la Feria Internacional del Libro de El Cairo en el 2023, fusiona el teatro y la narrativa en un intrincado juego de ficciones en el que el lector es tanto espectador como participante. El tiempo, implacable, lo transforma todo, y el juego, aunque alcanza un desenlace, admite un sinfín de posibilidades.

Cuando se cierra el telón
Cuando se cierra el telón

Ediciones Uniandes en la Feria Internacional del Libro de Bogotá: pabellón de Edición universitaria.

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Otra nota al pie. Cassiani: un acercamiento a lo primigenio en la narrativa de Octavio Escobar

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“Es hora de olvidarse de abominaciones y males, y de disfrutar 

de las pocas cosas gratas que todavía me puede brindar esta 

sorpresa que llamamos vida: un buen trago, el diálogo con un amigo” 

Kike en Cassiani.

Por: Alejandro Arango Agudelo (@alejorangodelo)


Aunque puede sonar algo descabellado, en la obra de Octavio Escobar aparece lo sobrenatural, entre las calles de una Manizales cotidiana como la encontramos en Destinos intermedios (2010), Cielo parcialmente nublado (2013), Después y antes de Dios (2014), El mapa de Sara (2016) o incluso en Cada oscura tumba (2022), en donde la ciudad es Bogotá, se pueden encontrar leves avistamientos de algo que está por encima de lo natural: enfermedades mentales, sicarios con delirios de grandeza, sacerdotes estafadores, o la visión surreal de la muerte como un juego de niños. En otros relatos como La posada del almirante Bembow (1997), De música ligera (1998), Hotel en Shangri-la (2004) o el laberíntico Mar de leva (2018), existen homenajes a escritores de ultratumba que, aunque ya no están en este mundo, dejan su impronta en la narrativa de este escritor.   

Pero, existen dos libros en donde lo ultramundano y lo paranormal toman una supra- conciencia, en donde el hálito de la muerte, la demencia y la oscuridad original reclaman atención más profunda por parte de los lectores desprevenidos. El primero de ellos es El último diario de Tony Flowers (1998), en donde se realiza un homenaje directo a H.P. Lovecraft1, adentrándose en las visiones angulosas, mustias y paralizantes que caminan raudas en las narrativas de este escritor. En esta novela, construida en forma de entradas como un diario, se conjugan de manera misteriosa y un poco a la usanza de Manuel Puig, los pies de páginas explicativos para aclarar ideas del texto, un artificio complejo, puesto que intervienen varios narradores en off, uno de ellos el protagonista, otro el editor y otro más, el escritor real de la propia novela. 


Octavio Escobar Giraldo, escritor colombiano (foto: Periodismo sin afán)
Octavio Escobar Giraldo, escritor colombiano (Foto: www.periodismosinafan.com)

Esta historia no pasaría de ser más que una curiosidad dentro del espíritu de la escritura mal llamada postmoderna, movimiento al que varias veces quisieron vincular a Escobar, de no ser por la extraña influencia borgiana en donde autores inexistentes hacen tratados sobre obras irreales, o el hecho de como cada capítulo construye un camino que desciende a la locura abriéndose a una fantasía. En donde los mitos de Hazel Heald (cuentos reescritos por Lovecraft) empiezan a permear el relato con nombres como: “La momia de la que trata el relato es un sacerdote de un continente hundido en el Pacífico que se enfrenta al dios Gatha Notoa2… está recluido en las criptas de la fortaleza construida por los crustáceos gigantes de Yuggoth3, en la cima del monte Yaddith-Go4, en Mu5, y cuando el continente perdido emerge del mar, se extiende amorfo por la cumbre y las laderas, y convertiría todo en piedra si no le realizaran sacrificios humanos” (Escobar, 2017, p. 84).

En este texto se realiza una entrevista imaginaria y de ultratumba a H.P. Lovecraft, en donde se aclaran algunos de los motivos de su escritura y luego en la misma narración aparece el hongo que absorbe todo lo que queda en el resto de la vida del protagonista. Los cultos sin nombre, una mujer misteriosa y sensual, descripciones sobre estados mentales desbordados y febriles, terminan con una plaga de polvo paranormal mezclado con una ceremonia en honor a Gatha Notoa en donde Tony Flowers desaparece cayendo desde un balcón a su propio delirio: “un paisaje de insectos bajo la luna, el agua rompe. Espuma. Como la nieve en Nebraska. Busco el vacío. Abrazo el diario. Desde aquí el Pacífico es blanco. Fuego. Saltar. Huir. Dejar el gris. Puedo vencer a la Gorgona. Voy hacia tu música. Arde Bill. Oigo tu música. El Pacífico es blanco” (2017, p. 145).

En Cassiani (2023), desde el comienzo, se realiza un dialogo con el más allá, “Roberto Vélez Correa, Orlando Sierra Hernández y José Fernando Calle Trujillo mirarían con reservas este libro, ¿cómo no extrañarlos?” (2023, p. 8). En esta invocación se encuentra el dialogo con lo incorpóreo y los recuerdos que conforman la literatura; la Bogotá de este libro es inexistente, intangible y además condenada a su extinción en sus últimas páginas. Desde el principio, a diferencia de otros autores enamorados de la ciencia ficción, del retrofuturismo, el Cyber, el Neo, el Steam, todos punks, esta novela que supura géneros mezclados entre el cine, la narrativa policiaca, la crítica social y la distopía, no se han percatado del trato tácito con la muerte y la desesperación que posee Cassiani. 


Portada del libro Cassiani de Octavio Escobar Giraldo
Portada del libro Cassiani de Octavio Escobar Giraldo

En línea con otros textos del escritor manizaleño, esta novela en su subfondo nos habla de una reflexión política en una Colombia enajenada, no sólo por la versión de las ideologías políticas, los bandos musicales (Balvinos, los K-rockers o los Duolípedos), los enfrentamientos de espías y agentes; existe en este caso la ampliación del universo de Lovecraft, el cual se desdibuja desde las primeras páginas, pues la vacuna para el virus que azota a esta Bogotá decadente es creada en la Universidad Miskatonic6, la que aparece en los cuentos y relatos del escritor estadounidense. Esta se encuentra en la ciudad de Arkham, Massachusetts, a orillas del río ficticio Miskatonic, del cual toma su nombre. Su lema es: «Ex Ignorantia Ad Sapientiam; Ex Luce Ad Tenebras» (De la Ignorancia a la Sabiduría; de la Luz a la Oscuridad) y esto encaja perfecto en la novela, ya que, en los túneles oscuros de esta ciudad derruida, se encuentra el conocimiento de lo terrible. 

El mundo de esta universidad se refleja en el doctor Obed Marsh II, el nieto de Obed Marsh, el cual fue el jefe de una gran familia de Innsmouth (lugar en donde funciona ahora el laboratorio de su nieto). Esta ciudad fue fundada en 1643 y para 1828 ya en ella funcionaba una única flota que todavía usaba esas rutas marítimas. Este hombre trajo en 1840 un culto proveniente de la Polinesia, al que llamó la Orden Esotérica de Dagón, así la economía de este pueblo cambió, pues todos le debían algo a las antiguas deidades y ellas exigían una total devoción. Tan grave era este asunto, que estos seres exigían sacrificios humanos y la aceptación de relaciones no biológicas con ellos, dando como resultado la procreación de híbridos, aunque según la mitología de Lovecraft, en 1927 son descubiertos y esta secta enmascarada es erradicada, así pues, cae y hace que el pueblo desaparezca aparentemente. 

La anterior progenie maldita resurge en Cassiani, pues el gobierno de este mundo “invitó a Obed Marsh II a Santa Fe de Bogotá́, para presentarlo como una especie de superestrella. Si bien hablaba poco en las entrevistas, lo hacía con aplomo, y su presencia era impactante” (p.56). Es desde esta intromisión donde la maledicencia Lovecraftiana hace lo suyo, pues es la vacuna, creada al lado del rio Manuxet7, la que engendra una afección que recae en las niñas sepia, seres extranaturales que al ser vacunadas recibieron poderes únicos de mimetismo, una característica de estos “moluscos marinos que rara vez superan los cuarenta centímetros y que poseen diez tentáculos con ventosas, dos más largos que los otros ocho. Gracias a que en su piel hay células que dispersan la luz o la reflejan de manera condicionada, imitando bordes y contrastes, tienen una increíble capacidad para el camuflaje.” (p.56).  

Incluso para continuar en este mundo ampliado de Lovecraft, Escobar trae a Tony Flowers junior (siguiendo con el universo del libro El último diario de Tony Flowers). Así en “Las cien verdades sobre las niñas sepia” (p.58) habla de ellas como seres comparables  a zombis, vampiros, y obvio, calamares gigantes (alusión clara a los seres primigenios), y en  “libros tan disímiles como Las profecías, de Nostradamus, o el Necronomicón8, y fantasiosos documentos reservados de la CIA” (p.59), también aparecen referenciadas. Según la novela en Colombia habían menos de trescientos casos, estas hijas de altos funcionarios del gobierno que cayeron en la trampa del Doctor Obed Marsh II, son las encargadas de traer la hecatombe a esta Bogotá delirante. Ellas en realidad son unas niñas que intentaron  ser reclutadas como espías, cosa que no lograron.  

Así entonces Selene9, Yahaira10, Nereida11 y Dafne12,  pertenecientes a las últimas Niñas Sepia vivas, conducen a los protagonistas de esta novela a lugares sacados de la narrativa oscura de Lovecraft,  “La puerta de tablones de madera daba acceso a un patio enclaustrado muy amplio. Lo limitaban tapias altas, protegidas por un alero de tejas envejecidas. Cuatro gradas formaban una especie de anfiteatro central, del que partían senderos hacia las dos esquinas del jardín y un acceso ancho hacia la sombría casa colonial, de techo empinado y chimenea lateral, en la que el segundo piso parecía ocupado por una sucesión de habitaciones” (p.101). 

La anterior es la descripción de la casa de las niñas Sepia, un antiguo convento carmelita, en el cual viven 14, y de acuerdo a su naturaleza, recrean ritos que evocan al pasado de la propia Insmouth, según sus propios designios, impresos en la maldición de la vacuna. La voz narrativa parece un extracto de algún libro del hijo de Providence, “Desnudas, sus pieles convertidas en una especie de continuación de la lluvia que caía sin clemencia, formaban dos rondas que oscilaban al ritmo del canto, de esa letanía que yo escuchaba desde hacía un buen rato. El cielo, muy oscuro, parecía derramarse en ellas, mientras la tormenta cruzaba rayos en las altas capas de la atmósfera” (p.132). Todo aunado a una pesadilla en donde las voces primigenias se alzan como un coro a los seres de otra dimensión: “Yo era la ofrenda final, el último requisito para cumplir con un conjuro antiguo que dejaría en libertad una fuerza descomunal que no podía calificar más que de maligna” (p.134). 

Las elucubraciones del texto llevan a un éxtasis en el cual los protagonistas se ven envueltos en el caos, lo que es otro homenaje a Lovecraft. Este suceso hace que su lectura evoque a la perdición, a lo sobrenatural y a la muerte. Al final quedan muchas dudas y en Cassiani retumban estas lúgubres revelaciones: “Hay seres que estaban aquí́ antes de que los seres humanos nos pusiéramos en pie. Son los verdaderos dueños de la Tierra. Nosotras tenemos contacto con ellos, queremos tenerlo, necesitamos tenerlo —enfatizó—. No voy a revelarles nada más.”  (p.141).

Bibliografía. 

Escobar, O. (2023). Cassiani. Editorial Planeta.

Escobar, O.(2017). El último diario de Tony Flowers. 5ed. Editorial Universidad de Caldas.

Cassiani: un acercamiento a lo primigenio en la narrativa de Octavio Escobar.

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1    Escritor americano, Howard Phillips Lovecraft nació en 1890 en Providence, Rhode Island, y falleció en la misma localidad en 1937. Lovecraft desarrolló una mitología propia dentro del género del terror, siguiendo una corriente de terror cósmico materialista muy alejada de las vertientes tradicionales del género. Sin embargo, fue relativamente desconocido en vida, dándose a conocer de manera póstuma gracias a la difusión de su obra por parte de amigos y conocidos.
2    Gatha Notoa es un dios ficticio de los mitos de Cthulhu que aparece en el relato más allá de los eones datado en 1935. Este dios pertenece junto con Abhot a Atlath-Nacha, Zahr Ybb-Tstll, Dagon, Hydra, Glaai, Daoloth, y otros tantos a los dioses menores que se encuentran por debajo de los primigenios y de los dioses exteriores.
3    Fungi from Yuggoth es una secuencia de 36 sonetos del escritor de terror cósmico H. P. Lovecraft. La mayoría de los sonetos se escribieron entre el 27 de diciembre de 1929 y el 4 de enero de 1930.
4    Yaddith, “de las pesadillas” es un planeta extrasolar introducido en A través de las puertas de la llave de plata en 1932- 1933. Este mundo alguna vez albergó a los nug-soth.
5    El continente hundido de Mu es una ubicación recurrente de Los Mitos de Cthulhu entre 1921 y 1935. Aparece como entorno destacado en Más allá de los eones en 1935.|
6    La Universidad de Miskatonic es un entorno que aparece frecuentemente citado en los relatos de Los Mitos de Cthulhu. Hizo su debut en la serie de relatos Herbert West: Reanimador. Nacida como «Instituto Miskatonic», tras pasar una época de crisis resurgió y fue revigorizada en 1690 cuando el capitán de barco Jeremiah Orne falleció, ya que este había dispuesto en su testamento que su colección sería donada a la institución. Gracias a este impulso, consiguió un gran poder y prestigio, que utiliza para incentivar proyectos de investigación y financiar expediciones a lugares remotos, como la expedición a la Antártida que dio lugar a los sucesos descritos en el relato En las Montañas de la Locura en 1931 y luego en 1936.
7    Este río cruza Massachusetts, y termina en el mar, en las costas de Innsmouth. Es posible que el nombre provonga de palabras del lenguaje algonquin. Aparece de forma clara en el relato de Lovecraft La sombra sobre Innsmouth, (1931-1936).
8    El Necronomicón (en griego: Nεκρονομικόv, en árabe: العزيف es un grimorio ficticio creado por H.P Lovecraft mencionado por primera vez en el cuento La ciudad sin nombre (1921), donde también se indica que su autor fue el “árabe loco” Abdul Alhazred, un seudónimo empleado por este desde su infancia.
9    Selene es un nombre propio femenino de origen griego Σελήνη que significa Luz de Luna. Viene de la palabra Selas griego Σελας que quiere decir: luz, brillante, resplandeciente y siempre se le atribuye al astro lunar.
10    Yahaira es un nombre de mujer de origen Biblico (Hebreo) y significa la que brilla, brillante.
11    Nereida es un nombre de mujer que  (en griego Νηρείς, Νηρείδες o Νηρηίδες, «hija de Nereo») eran las cincuenta hijas de Nereo y de Doris. Eran las ninfas del mar en calma.
12    Dafne es un nombre de mujer que deriva del nombre griego Δάφνη (Daphne), que quiere decir “Laurel”, es una ninfa amada por Apolo que un día juró no pertenecer jamás a ningún varón.

El escritor Carlos Holguín recorre los vericuetos de Cali en su nuevo libro

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¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos, es un libro sobre la historia de Cali, contada a través de algunos de sus sitios representativos y turísticos, en el que además de tocar temas como el origen del nombre Santiago de Cali, el autor hace diferentes comentarios sobre el manejo de las tierras de propiedad del municipio y las polémicas que a partir de ello han rodeado a familias tradicionales y poderosas de “La Sucursal del Cielo”. 


El libro será presentado en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, el próximo 26 de abril, a las 3:00 p.m., en el stand Ediciones Universidad Cooperativa de Colombia.

¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos del escritor Carlos Holguín García
¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos del escritor Carlos Holguín García

Vivir en una ciudad y conocer la ciudad en la que se vive son dos cosas diferentes, Carlos Holguín (Florida-Valle, Colombia, 1953), licenciado en Filosofía, empezó a descubrir Cali, sitio en el que creció, estudió y azotó baldosa, cuando tenía cerca de 35 años; caminar sus calles y vivir en diferentes barrios lo aproximaron a historias inconclusas que le generaron curiosidad y dudas. No entendía el por qué de los nombres de las calles del centro histórico, por qué muchos colegios tenían nombres de políticos en ejercicio. Le inquietaba el origen del apelativo de “sultana” del Valle y su relación entre una sultana (esposa o mujer del sultán, en el contexto musulmán o turco) con una ciudad ubicada en el sur occidente de Colombia, a la que no llegaron colonias turcas como sí sucedió en otras ciudades de la costa atlántica.

Esas dudas y cuestionamientos se fueron convirtiendo para Holguín en años y años de investigación, de visitas a la biblioteca, de “borondos” por el centro y de cruzar información con amigos y conocedores de la ciudad. Cada descubrimiento sorprendente sobre el pasado de Cali lo hacían exclamar con asombro un “¡No me digás!”, así, con el acento caleño que no abandona y el tono sarcástico que de vez en cuando se le cuela entre las líneas del libro que, aunque cuenta con cierta rigurosidad académica y bien podría catalogarse como un texto histórico, puede servir también como guía turística ya que cada capítulo está dedicado a uno de los sitios relevantes e icónicos de la ciudad.


¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos del escritor Carlos Holguín García
¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos del escritor Carlos Holguín García

¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos inicia con una oportuna introducción sobre los monumentos a Cristóbal Colón y la poca aceptación con la cuentan en la actualidad, para luego recorrer la ciudad desde el mirador de Sebastián de Belalcázar, el Señor de la Caña en la Iglesia de la Ermita, la Casa Museo de la Ciudad, la Plaza de Cayzedo, la Hacienda Cañasgordas, la Casa Arzobispal, la Biblioteca Departamental Jorge Garcés Borrero y el basurero de Navarro, para rematar su recorrido en un sitio particular e icónico, La Calle del Muerto, sobre la que esboza diferentes hipótesis del origen de su nombre y la identidad del muerto.

El libro lo componen nueve ensayos en los que este filósofo caleño se acerca a la realidad de las fechas y los supuestos protagonistas de la fundación de Santiago de Cali, así como el origen de su nombre, el preponderante papel de la iglesia católica en diferentes aspectos de la ciudad y algunos conflictos de tierras entre prestigiosas familias caleñas y el municipio, sin dejar de lado temas cruciales como la esclavitud, la exclusión y la desigualdad que aún impera en la autodenominada “sucursal del cielo”.

Son 172 páginas de historias, personajes, curiosidades y anécdotas que, después de mucho tiempo de estar guardadas, hoy cobran vida en este libro gracias al Fondo Editorial de la Universidad Cooperativa de Colombia quienes decidieron apostarle a la publicación de ¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos. La obra cuenta con imágenes del ilustrador Hache Holguín (hermano del autor), piezas con las que el texto se salpica de detalles, símbolos y colores que recuerdan de alguna manera lo popular y alegre de esta ciudad, así como un mapa con algunos lugares turísticos de Cali, su centro y sus vericuetos.


Introducción del libro ¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos del escritor Carlos Holguín García
Introducción del libro ¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos del escritor Carlos Holguín García

¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024 

Presentación 

Viernes 26 de abril

3:00 p.m.

Stand Ediciones Universidad Cooperativa de Colombia

Pabellón 3 | Nivel 2 | Stand 120

Corferias, Bogotá


Lee el primer capítulo aquí:

https://ediciones.ucc.edu.co/index.php/ucc/catalog/book/400 


Portada de ¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos, libro del escritor Carlos Holguín García
Portada de ¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos, libro del escritor Carlos Holguín García

Título

¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos

Carlos Alberto Holguín Garcia

Ensayo y narrativa

Páginas172

Sello editorial

Ediciones Universidad Cooperativa de Colombia


Sobre el autor

Carlos Holguín, autor del libro ¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos, acompañado de Hache Holguín, ilustrador del libro. Enero, 2000 (Foto: archivo particular)
Carlos Holguín, autor del libro ¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos, acompañado de Hache Holguín, ilustrador del libro. Enero, 2000 (Foto: archivo particular)

Carlos Alberto Holguín García

Florida-Valle, Colombia, 1953

Licenciado en Filosofía por la Universidad del Valle (Cali, Colombia). Ha escrito un libro de cuentos, otro sobre crónicas de ciudad y familia y diversos “comentarios”. Con el cuento “El problema antropológico del Fantasma” ganó la mención de honor en el Concurso Nacional de Cuento Universitario 10.º Aniversario Universidad de San Buenaventura (1980) y el primer puesto en el Concurso Nacional de Cuento Intendencia de Arauca (1981), cuento publicado en numerosas ocasiones por el Instituto Colombiano de Cultura (Colcultura) bajo el título 17 cuentos colombianos (noviembre de 1980) con ocasión del Concurso Gobernación del Quindío, y por el periódico El Tiempo en sus “Lecturas dominicales”, seleccionado como “el mejor cuento del mes” (agosto 23 de 1981). Ganó el tercer premio en el V Concurso Nacional de Cuento Jorge Zalamea (1989) con el cuento “Contacto en Austria”, publicado por el Fondo de Publicaciones Transempaques (primera edición, octubre de 1989) y por la revista Libros & Letras (edición n.º 32, abril de 2004). Ganó también el segundo premio en el II Concurso Nacional de Cuento Carlos Castro Saavedra (1991) con el cuento “El falso Samurái”, publicado por el Fondo de Publicaciones Transempaques (primera edición, noviembre de 1991).

Jovita Feijóo, ilustración para el libro ¡No me digás! Cali, su centro y sus vericuetos

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La balada triste de Dandy, víctima de El Salado

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Jorge Salgar Restrepo, autor presente en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, retrata con un matiz auténtico, una de las terribles tragedias ocurridas a principios de este siglo en su libro Una balada para El Salado (Panamericana Editorial)


Por Jefferson Echeverría


Si en Colombia a alguien se le ocurriera hacer una película sobre las penurias de un peladito huérfano de pasado y víctima del horror de la violencia, sin duda alguna tendría que adaptar la vida de Dandy, nuestro héroe tímido y de aspecto diminuto que aparece en la gran novela Una balada para El Salado, escrita por el colombiano Jorge Salgar Restrepo. Sé que mencionar el conflicto armado en un país donde, tanto la literatura como el cine, han abarrotado los estantes de las librerías y, asimismo, han proyectado un montón de fotogramas en las salas, reflejando constantemente la violencia y el desplazamiento con una precisión tan desgarradora que el dolor colectivo aún sigue abriendo las heridas de nuestra memoria histórica, no por ello este filme dejaría de enseñar escenas auténticas, con imágenes más profundas, quizás con descripciones más prolijas.

Como primera escena, y a manera de un flashback ligero, esta película haría una introducción de ambiente ubicando en pantalla El Salado, año 2000. Con la crudeza necesaria de un entorno cubierto de cenizas y en planos bien dispuestos, se percibiría el llanto de un bebé resonando con furia en una casa destruida. Sus gemidos desgarradores invadirían la desolación del lugar. Luego, la cámara enfocaría de inmediato las recientes miradas de confusión de un hombre mayor y una joven de quince años quienes, guiados por la furia del llanto, se hallarían frente a un armario. Al abrirlo, serían testigos de una revelación jamás vista en pantalla grande: una niña muy pequeña y casi moribunda cargando en sus débiles brazos a la criatura que condensa de dolor su abandono prematuro.

En ese momento se cortaría la escena para dejar en el espectador una extraña incertidumbre, y pronto se proyectaría en un gran plano general una ciudad gris como Bogotá. Reduciendo con parsimonia su enfoque, de inmediato la situación concentraría un nuevo ambiente en las afueras de la Nacional. Entonces ahí aparecería en acción el Dandy, nuestro protagonista de quince años quien, pese a aparentar cierta timidez en el colegio, una fuerza cinematográfica suele transformarlo en una persona más decidida, sobre todo cuando se ve obligado a rebuscársela vendiendo sus películas piratas en DVD, porque de esta forma el deseo de ayudar a su padre Emilio y a su prima (que siempre le ha visto como una hermana mayor) Cindy, reivindica una parte de él que aún desconoce por causa de su pasado incierto.


Escritor Jorge Salgar Restrepo (foto: cortesía Panamericana editorial)
Escritor Jorge Salgar Restrepo (foto: cortesía Panamericana editorial)

Esta segunda parte proyectaría episodios particulares de un adolescente intrépido para algunas cosas, pero torpe e indeciso para otras. Entre pasar el año, continuar en su titánica lucha por vender películas piratas e insistir en conocer por fin el origen de su pasado, de saber realmente qué había pasado en esa remota masacre de El Salado y cuál era el verdadero rostro de su madre ausente, estarían ligados también los episodios fascinantes de una complicidad cercana con su profesor Rolando y el amor silencioso por Mayra. La película de nuestro Dandy estaría enriquecida por amplios referentes tanto musicales como cinematográficos, comprobando de esta forma su incuestionable destreza para asociar su propia vida a una película: porque si hay algo en lo que debemos estar seguros, es que su vida ya de por sí es un filme contado en una gran novela.

En medio de diálogos convincentes, ricos en ligereza y autenticidad, se sumarían los episodios que enlazarían el transitar diario de un joven a quien la violencia le sigue arrebatando sus orígenes. Lo digo porque es en una situación común donde descubre el verdadero origen de su vida y, en vez de encontrar respuestas que su padre Emilio y su prima Cindy siempre le han ocultado, nuevas dudas nublarían su mente, impregnando de rabia su noble corazón. En ese instante, mientras la canción de Demonomanía de los Babasónicos restalla en su MP3, el deseo de entregarse otra vez al exilio obligatorio culminaría con el cuadro de un joven contemplando en la ventana de una flota vez las brumas de una ciudad triste y sombría que lo despide sin pena ni gloria.

En la tercera parte, la película empezaría a mostrar el breve intervalo de un Dandy indefenso en Ibagué. Los detalles más peculiares serían los de un adolescente anónimo que está atravesando un paréntesis en su vida, mientras consigue cómo sobrevivir en una ciudad agitada por el comercio y el furor de la gente. El instinto de supervivencia lo llevaría a ejercer varios oficios con tal de medio subsistir. Con su cabeza repleta de dudas y heridas, aparecería la imagen milagrosa de un tal Arrieta, quien lo sacaría de aquel limbo para llevarlo a Tolú donde, por casualidades de la vida, surgiría una gran oportunidad de vivir por fin en un paraíso cinematográfico que le abriría de inmediato las puertas en Medellín, epicentro de su reencuentro con el pasado y con la reconciliación. En esta ciudad, una huella inconclusa rodaría en planos medios, esto para explicar que el amor no sólo se reviste con el deseo sino también cura las heridas con el conjuro del perdón.


Portada del libro Una balada para el salado de Jorge Salgar Restrepo (cortesía Panamericana editorial)
Portada del libro Una balada para el salado de Jorge Salgar Restrepo (imagen: cortesía Panamericana editorial)

En la cuarta parte, un salto en el tiempo nos señalaría a un Dandy de veintidós años. Más resuelto en su oficio de vendedor de películas. Medellín seguiría siendo el lugar del clímax que compone esta gran obra cinematográfica. Varios enlaces en cuanto a reconciliación, respuestas, nostalgias encontradas en rostros ajenos, lo obligarían a reconstruir por fin esas ruinas de su interior que tanto lo han ido sumiendo en un mar de resentimientos e incertidumbres. La fuerza del amor lo ayudaría a reencontrarse con Mayra y, gracias a su aparición milagrosa, esta joven le enseñaría a reconocer en el diálogo una fuerza imprescindible capaz de aliviar los estragos del corazón. En este punto neurálgico de la película, el espectador vería con la misma esperanza que uno siente al leer la novela, la absoluta armonía que reina en la travesía de Dandy. Su amor y, lo más importante, el momento enternecedor de reconciliación con su familia, provocarían un estado de alegría que nos haría olvidar por un momento que esta novela fílmica se está desarrollando en Colombia.

Alejándonos un poco de la fantasía cinematográfica, esta novela condensa todos los elementos cautivadores que una gran historia puede recrear. Por eso me atrevo a asegurar que es una película escrita, porque no solamente basa su recorrido en referentes cinematográficos, sino también cumple la función de enriquecer al lector en paisajes, diálogos sinceros, intrigas insospechadas y, sobre todo, en proyectar a través de símbolos las secuelas de un momento tan catastrófico como se vivió en El Salado. Es necesario leer esta obra para recordar el dolor y el llanto ajenos, empañando la tragedia cotidiana que viven nuestros desplazados por culpa de ese maldito cáncer que tanto nos ha azotado la memoria llamado violencia.

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«Confío tanto en mis personajes que ellos son mis novelas»: Fernando García Pañeda, autor de «In Arcadia»

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Desde España, Eva Fraile dialoga con el escritor Fernando García Pañeda sobre su novela In Arcadia.


Charlar con Fernando García Pañeda hace casi obligatorio tener a mano un papel y un boli, pues pocas veces tiene una el placer de conservar con un escritor tan cultivado como este bilbaíno que se lamenta de que muy poca gente consuma, o disfrute, más bien, de la literatura que le ha procurado a él la enorme cantidad de referencias que, como pequeñísima muestra, pueblan esta entrevista. Dar la espalda de esa forma nos ha hecho más tontos como sociedad, asegura, y hemos perdido la capacidad de discernir lo que nos resulta útil, bello, nutritivo para el espíritu, de lo que no es sino un mero producto de consumo rápido que desechar inmediatamente.

Fernando, lo primero que me llama la atención de In Arcadia es, precisamente, su título, ¿por qué lo elegiste?

Arcadia es el nombre de una región imaginaria (aunque el nombre está tomado de una región griega real), creada y descrita por artistas y poetas de diversas épocas, donde reina la felicidad, la sencillez, el reposo y la paz en un ambiente idílico, con las mismas connotaciones que el concepto de utopía o de edad de oro. Responde al tópico literario de locus amoenus, un lugar idealizado, paradisíaco y tranquilo, que invita a la conversación relajada, al paseo apacible, a la paz interior. Y, en todo caso, es un mundo perdido, por lo que provoca añoranza y melancolía. Por lo tanto, retornar a Arcadia es el anhelo de recuperar algo hermoso de la vida que se ha perdido o no se ha llegado a conseguir. Estar en Arcadia es estar donde uno quiere, el lugar ideal, hecho para uno mismo, y en el que pasar el resto de la vida mortal.


En toda novela los personajes son algo clave, pero en general son piezas que sirven a la trama, elementos que dan sentido a la historia que se cuenta y la ponen en marcha. Pero en mi caso, la trama, la novela, es la que sirve a los personajes para ponerlos en movimiento, para que hagan su propio viaje interior

Escritor Fernando García Pañeda (foto: cortesía Fernando García Pañeda)
Escritor Fernando García Pañeda (foto: cortesía Fernando García Pañeda)

No sueles escribir historias de amor, pero el amor es un elemento muy presente siempre en tus historias. ¿Qué tipo de relaciones te gusta retratar?

Relaciones reales. O que deberían y pueden ser reales. Relaciones entre personas que mezclan el buen juicio con los sentimientos, la razón con el corazón.  Relaciones de amor que surgen de la amistad, que es su componente básico, su cimiento indestructible. No hay enamoramientos tormentosos, ni tampoco paradisíacos, sino mujeres y hombres que se asombran y fascinan al descubrir la conexión que surge con una determinada persona, sólo con ella y ninguna otra. Una conexión inexplicable, sobrenatural pero fieramente humana (parafraseando a mi paisano Blas de Otero). Y claro, no es algo que se construye con flechazos y primeras vistas de abdominales marcados, cinturas de avispa y feromonas sexuales, sino con tiempo compartido, respeto sumo, admiración y generosidad. Así son, básicamente, las relaciones amorosas que entablan, en su caso, los personajes protagonistas de mis novelas.

Podría decirse que eres un escritor de personajes, ¿confías mucho en ellos para dar solidez a tus historias?

Fíjate si confío, que ellos son mis novelas. Por supuesto, en toda novela los personajes son algo clave, pero en general son piezas que sirven a la trama, elementos que dan sentido a la historia que se cuenta y la ponen en marcha. Pero en mi caso, la trama, la novela, es la que sirve a los personajes para ponerlos en movimiento, para que hagan su propio viaje interior. Me los creo tanto, los hago tan míos, los tengo delante de mí con tanta vida, que a veces me limito a acompañarlos en ese viaje, y en tales ocasiones escribir se convierte en un simple tomar nota de lo que hacen y dicen en distintas situaciones, en los trances que atraviesan, en la forma de superar obstáculos y crisis o en el disfrute de momentos de dicha absoluta. Además, las protagonistas suelen ser personas muy excepcionales, con sus defectos, pero con unas cualidades inusitadas y extraordinarias. Lo mismo ocurre en la vida real, que son ese tipo de personas tan raras de encontrar las que más llaman la atención y sobreponen su interés por encima del resto.

Una cosa que sueles decir que te atraía de la Estambul de finales del siglo pasado para ambientar en ella In Arcadia es que se observaba una convivencia entre diversas culturas. Hoy en día, en el mundo tan agresivo en el que vivimos, ¿nos queda alguna ciudad en la que distintas culturas puedan convivir como en tu libro?

Como bien dices, vivimos en un mundo muy polarizado y agresivo, y la convivencia de formas de vida y culturas es algo que desagrada mucho a estamentos visibles y no visibles del poder, por lo que nos lo ponen cada vez más difícil. Creo que, de haber algunos lugares donde es todavía posible convivir con cierta armonía, están a orillas del Mediterráneo, a pesar de los brutales esfuerzos de algunos colectivos por fomentar el odio y la discordia. La tradición multimilenaria de estos pueblos por recibir de mejor o peor gana a otros diferentes, bien sea por comercio, invasiones, diplomacia o simple afán viajero, ha imprimido en su ADN el hábito de recibir al extranjero con tolerancia, así como el extranjero se adapta a las costumbres de sus anfitriones. Esa ha sido, al menos, la percepción que he tenido al visitar países como Grecia, Italia, Chipre o Turquía y recorrer siempre que puedo la costa mediterránea española.


Cuando empecé a escribir no tenía referente alguno de manera consciente. De hecho, alguna vez que me hicieron esta misma pregunta hace años no supe qué responder. Pero, con el tiempo, me he dado cuenta de que hay ciertos nombres que me vienen a la mente y que me han influido velis nolis. Por ejemplo, Pío Baroja fue la primera referencia con la que me introduje en este mundo.

Portada del libro Inarcadia de Fernando García Pañeda
Portada del libro In Arcadia de Fernando García Pañeda

De todos los personajes que has retratado en In Arcadia, ¿cuál es tu favorito?

La verdad es que no me gusta crear favoritismos entre personajes, sobre todo cuando la novela es todavía reciente. Me suele ocurrir que, con el tiempo, cuando se van decantando los personajes y sus historias, sí aparece esa predilección por unos personajes más que otros. En In Arcadia hay dos personajes, las protagonistas femeninas, que tienen mucha… digamos influencia sobre mí. El más poderoso es Aysel, por su madurez, su determinación, su entrega, su genio terrible (incluido el vocabulario), su chispa, su inteligencia, su sensualidad, y por eso es muy difícil de batir por cualquier otro personaje, porque alcanza una altura excepcional.

Quiero hacerte una pregunta un poco general sobre nuestra sociedad: nuestros productos de consumo permiten cada vez menos reflexión, la creatividad está cada vez más mermada, la capacidad analítica es algo que prácticamente no existe en un mundo que, sin embargo, tiene un acceso casi ilimitado a la información, si bien no tiene las herramientas para distinguir lo que es real de lo que no… ¿Somos hoy más tontos que nunca?

Sí, somos muy tontos. Pero tontos de baba. Porque estamos dejando que todos los logros alcanzados por nuestra sociedad con tanto sacrificio y tanto trabajo se vayan a pique, desaparezcan en el sumidero de la tecnología, el espectáculo, la fiesta continua y la desaparición de la educación y la formación intelectual. Más grave que la pérdida de la capacidad de discernir lo que es real de lo que no me parece la falta de capacidad para distinguir lo valioso de lo inútil, para separar la ganga de la mena. La falta no sólo de capacidad analítica, sino de espíritu crítico, permite que cualquier mindundi chistoso, cualquier cantante grosera o cualquier youtuber descerebrado sean líderes de opinión y sean manipulados para vender los productos de editoriales, discográficas, plataformas de televisión o todo lo que se ponga por delante. Y los libros, en concreto, se han equiparado hoy al resto de productos de consumo, pero de consumo fácil y rápido, que exige una mayor demanda para dar salida a una producción mayor con mayores beneficios. Todos los productos de consumo, incluidos los productos culturales, salen de industrias basadas en la mediocridad de los consumidores.

A menudo has expresado tu preocupación por la desafección que existe actualmente con respecto a la literatura clásica. Dinos algún escritor o escritora que te guste mucho y que aquí en España apenas conozcamos.

Podríamos empezar por los propios clásicos españoles. ¿Quién lee hoy en día a Baroja, a Unamuno, a Galdós, a Cela, a Delibes…? No mencionemos los de siglos anteriores. ¿Quién fue un tal Gracián? ¿Quevedo era ese chistoso de la nariz pegada no sé qué? ¿Cuántas obras de Lope de Vega habéis visto representadas? Y Cervantes… En fin. Fuera de aquí, ¿quién conoce a Wodehouse? ¿Quién ha leído realmente a Virgina Woolf? Escritoras inglesas de principios del siglo XX como Gibbons, Pym, Stevenson, Mitford… ¿suenan de algo? Tanto como Milton o Hardy. De Shakespeare seguro que hemos visto alguna versión de Romeo y Julieta en la tele o en el cine. Bueno, no vayamos a Francia, Italia, Estados Unidos, Rusia y demás países con literaturas clásicas. Creo que estoy aburriendo demasiado a los lectores que hayan llegado hasta este punto de la entrevista.

¿Qué autores son tus referentes?

Cuando empecé a escribir no tenía referente alguno de manera consciente. De hecho, alguna vez que me hicieron esta misma pregunta hace años no supe qué responder. Pero, con el tiempo, me he dado cuenta de que hay ciertos nombres que me vienen a la mente y que me han influido velis nolis. Por ejemplo, Pío Baroja fue la primera referencia con la que me introduje en este mundo (lo que se aprecia claramente en mi primera novela). La delicadeza y la fijación en el detalle de Jane Austen me arrastran hacia esos aspectos. Las obras cortas de Stefan Zweig han medido algunas de mis novelas en tamaño y composición. El lenguaje fascinante de Azorín y sus novelas-no-novelas también están revoloteando en algunas de mis páginas (es lo que más desagrada a quienes me leen). Y el humor impasible de P. G. Wodehouse es parte de mi vida y, por tanto, de mis palabras.

Alguna vez has contado que el manuscrito de In Arcadia llevaba años terminado y que recibió varios rechazos editoriales. ¿Cómo llevas tú un rechazo editorial?, ¿te afecta mucho o eres de seguir adelante sin problema?

Si me afectara, haría unos veinte años que habría dejado de escribir. Soy un plusmarquista de los rechazos editoriales en cantidad y variedad. Lo cual es lógico, dada la incompatibilidad manifiesta entre la deriva del mercado de abastos editoriales y yo, así que es algo que tengo muy asumido. No obstante, sí que me han molestado mucho algunos (pocos) rechazos que decían mucho sobre la calidad humana y la ignorancia enciclopédica de quien redactó la contestación.

¿Qué te dicen los lectores de In Arcadia? ¿Qué es lo que más les está gustando?

La verdad es que, salvo la opinión sincera de un puñado selecto de lectoras que realmente me interesan, poco sé de lo que piensan mis lectores. Todavía son pocas las personas que han leído In Arcadia, porque lleva poco tiempo en la picota y la estoy moviendo despacio. En esta ceremonia de la confusión y fiesta de la ligereza que nos han impuesto en todos los órdenes de la vida, por desgracia no creo que haya algún aspecto que destaque claramente en la opinión del público lector. Y, si lo llega a haber, espero que sea mi forma de escribir, la distinción y el cuidado del lenguaje.

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La vorágine, una exposición de la Biblioteca Nacional en la FILBo

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«El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine» es la exposición que la Biblioteca Nacional de Colombia presenta en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024.


¿Qué se esconde tras las palabras de Rivera? ¿Qué consecuencias sociales y ambientales trajo la extracción cauchera de inicios del siglo XX? ¿Por qué la Casa Arana se conoce como “el paraíso del diablo”? ¿Por qué en América? ¿Por qué en Colombia?


El centenario de publicación de La vorágine, una de las obras literarias más importantes de Hispanoamérica, suscita una serie de interrogantes que solo el tiempo y la historia han permitido responder. Gracias al paso de los años hoy entendemos la magnitud de las consecuencias de la “fiebre del caucho”, expuesta por Rivera en esta novela, a través de su profunda e intensa denuncia de las injusticias del sistema al que sometieron a indígenas, colonos, caboclos y aventureros.

Historias, heridas y memorias que siguen abiertas y que tejen el hilo narrativo de El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine, una exposición del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes y la Biblioteca Nacional de Colombia – BNC, en el marco del Centenario de La vorágine, con el apoyo de la Corporación Colombia Crea Talento, y que se exhibirá del 17 de abril al 2 de mayo en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, FIlBo 2024.


El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine. Exposición de la Biblioteca Nacional de Colombia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024
El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine. Exposición de la Biblioteca Nacional de Colombia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024 (Foto: cortesía Biblioteca Nacional de Colombia)

La muestra —curada por Erna von der Walde y Ximena Gama, con el diseño y museografía de Piedra Tijera Papel—, sigue los rumbos de la explotación cauchera a través de mapas, fotografías, ilustraciones, prensa, dibujos, videos y material documental que reposa, en su mayoría, en distintas instituciones de países que también fueron parte de esta historia.

“Entre ese material se encuentra, por ejemplo, por un lado, el registro fotográfico realizado por Roger Casement, cónsul británico en Pará, durante su investigación de las atrocidades cometidas por la Casa Arana contra los indígenas del Putumayo. Por otro lado, tenemos imágenes del fotógrafo y documentalista brasileño Silvino Santos, comisionadas por la misma Casa Arana, cuyo propósito fue el de desmentir las acusaciones”, cuenta Ximena Gama, curadora de exposiciones de la BNC.

Estos archivos dialogan con obras de artistas contemporáneos y con un valioso material de memoria de los pueblos amazónicos afectados. Asimismo, tejen un entramado que devela el sistema de extracción y exterminio, así como sus trágicas consecuencias.

La puesta en escena y el recorrido de la muestra están planteados a través de cinco secciones dispuestas en tres elementos simbólicos: “el tronco del árbol de caucho, el invernadero de Kew Gardens como metáfora de la domesticación de la naturaleza y, finalmente, una maloca del pueblo bora, donde presentamos materiales de la memoria de los pueblos indígenas”, expresó Erna von der Walde, investigadora y editora de la edición de La vorágine de la Universidad de los Andes (2023).


El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine. Exposición de la Biblioteca Nacional de Colombia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024
El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine. Exposición de la Biblioteca Nacional de Colombia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024 (Foto: cortesía Biblioteca Nacional de Colombia)

Poemas, cartas y citas de La vorágine de José Eustasio Rivera acompañan cada uno de los escenarios y permite explorar uno de los aspectos que más le preocupaban a Rivera, la que él mismo llamaba la “trascendencia sociológica” de su obra. “Al final, más que ilustrar la novela o reconstruir un pasado, buscamos las resonancias en un presente en el que la región orinoco-amazónica enfrenta viejos y nuevos desafíos”, dicen las curadoras de la exposición.


Para tener en cuenta

El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine
Curaduría: Erna von der Walde y Ximena Gama
Lugar: FILBo, Corferias, Bogotá

Del 17 de abril al 2 de mayo de 2024

Horarios

Domingo a jueves
10:00 a. m. – 7:00 p. m.

Viernes, sábado y festivo
10:00 a. m. – 8:00 p. m.
Artistas invitados:


Adrián Balseca (Ecuador)
Aimema Uai
Alejandra Hernández
Felipe Álvarez
Fernando Hichamón (Colombia)
Hélio Melo (Brasil)


Organizan: Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, y Biblioteca Nacional de Colombia

Apoyan: Feria Internacional del Libro de Bogotá – FILBo y Corporación Colombia Crea Talento


El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine. Exposición de la Biblioteca Nacional de Colombia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024
El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine. Exposición de la Biblioteca Nacional de Colombia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024 (Foto: cortesía Biblioteca Nacional de Colombia)


El árbol que cambió el mundo, extracto

El proceso de transformación del caucho en una gran cantidad de mercancías industriales cambió el mundo. El látex de un puñado de variedades tropicales sirvió de base para la revolución en el transporte, las comunicaciones y los procesos industriales, así como para la producción de prendas de vestir, enseres domésticos y numerosos objetos de uso diario. El caucho transformó el mundo moderno. De otro lado, la explotación del caucho en las regiones tropicales, en la cuenca del Amazonas, en el Congo, en Indochina, se devoró el mundo natural y la vida de sus habitantes.

Los pueblos originarios americanos utilizaban el hule o caucho desde tiempos prehispánicos. El mundo europeo tuvo algún conocimiento de su existencia desde los tiempos de la Conquista española, pero su uso solo se hizo extensivo a partir del siglo XIX.

Hacia 1850, los zapatos de caucho manufacturados por los indígenas en Brasil atrajeron a varios comerciantes norteamericanos. Primero dominaron el comercio; luego se apropiaron de la técnica y comenzaron a manufacturar productos similares a los de los pueblos indígenas del Amazonas, como prendas de vestir impermeabilizadas, zapatos y botas, botellas, jeringas y otros implementos de uso médico. La industria indígena de productos de caucho sucumbió y la región pasó a ser fuente de la materia prima.

La introducción del proceso de vulcanización (Goodyear, 1839), que evita que el caucho se derrita con el calor y se endurezca y pierda elasticidad con el frío, posibilitó mayores aplicaciones del producto y les dio una ventaja tecnológica a los países industrializados. El invento del neumático (Dunlop, 1888) impulsó decisivamente la revolución en los transportes, primero con las llantas de bicicleta y luego con el automóvil y el avión.


El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine. Exposición de la Biblioteca Nacional de Colombia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024
El árbol que devoró un mundo: los rumbos del caucho en La vorágine. Exposición de la Biblioteca Nacional de Colombia en la Feria Internacional del Libro de Bogotá 2024 (Foto: cortesía Biblioteca Nacional de Colombia)


Sobre el Centenario de La vorágine

En la conmemoración del Año del Centenario de La vorágine (Resolución 0019, del 18 de enero de 2024, del Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes), se ha propuesto realizar una programación artística y cultural, regional, nacional e internacional, para impulsar la promoción de esta cumbre de la literatura colombiana y la vida de José Eustasio Rivera. Se busca promover reflexiones en torno a los territorios bioculturales donde sucede la novela, la Amazonía y la Orinoquía, tan necesarios hoy para reconocer los aportes del conocimiento ancestral y los desafíos que han surgido por la crisis climática.

La vorágine salió a la luz el 25 de noviembre de 1924. Fue la única novela que publicó el escritor colombiano José Eustasio Rivera y a un siglo de su publicación continúa siendo una brújula en la literatura nacional. Esta obra maestra de Rivera es considerada un clásico de la literatura colombiana y latinoamericana.

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