- En el libro Con los ojos abiertos, Marguerite Yourcenar, que se ha aproximado siempre a todos los temas con sentir poético, cuenta que hasta los 35 años nunca había visto una foto de su madre, y que su tumba la visitó primera vez a los 55 años. Fue una niña solitaria y privilegiada que fue creciendo en un medio natural, rodeada de animales, de personas de servicios, de sus tíos y primos, de su abuela, de los niños del pueblo, rodeada toda clase de gente, pero finalmente sola. “Creo que el hábito precoz de la soledad es un bien infinito”, escribe.
Curiosidades bibliográficas
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