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“El mundo amazónico lo llevo adentro”

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Juan Carlos Galeano. Poeta colombiano, cuando era niño convivió con indígenas de la selva. En Lima ha publicado Una canoa vuela por encima del puerto.


Por: Pedro Escribano/ Tomado de La República/ Perú/ 

Se hizo poeta respirando bosque, mirando ríos, conviviendo con indios, escuchando sus mitos y leyendas. Juan Carlos Galeano cuenta que la violencia de la guerra civil en Colombia hizo migrar a sus padres a pueblos remotos, a Florencia, Caquetá, donde él nació en 1958. Allí, aunque mestizo, una suerte de Arguedas amazónico, creció con niños indígenas y gentes de la región. Aprendió sus formas de mirar y entender el mundo, también de expresarlo, aunque Galeano después se hizo doctor y ahora es profesor en la universidad de la Florida, EUA. 

Leer versos suyos como “Muchas veces la mesa sueña con haber sido animal. / Pero si hubiera sido un animal no sería una mesa. / Si hubiera sido un animal se habría echado a correr como los demás / cuando llegaron las motosierras para llevarse los árboles que iban a ser mesas. / En la casa una mujer viene todas la noches / y le pasa un trapo tibio por el lomo como si fuera un animal (...)”, uno presiente que allí late un bosque, la tierra, una sensibilidad abrazada a la naturaleza.

Entre sus libros, ha publicado Baraja inicial, Amazonía, Sobre las cosas, Historias de viento. En Lima ha publicado dos libros de poesía: Una canoa vuela por encima del puerto y Seres míticos del Amazonas, ambos por el sello Arsam.

- ¿Su libro Seres míticos... es un trabajo de creación o recopilación?

- De ambos porque lo que yo hacía era escuchar varias versiones del mismo mito y luego hacer una versión mito-poética muy breve, pero conservando lo más importante: el punto de vista de la perspectiva de la filosofía de vida de los pueblos amazónicos. Y contarlo también con la sencillez con que lo cuentan ellos.

- Se advierte que su poesía roza lo antropológico.

- Claro, sin ser yo antropólogo es un trabajo etnográfico. Lo que yo hacía era, por ejemplo, me iba a Brasil, a un puerto de algún río, y allí me relacionaba con las gentes que van y vienen o convivía con una familia de pescadores o gente que cazaba o gente de la ribera. A veces iba con ellos a cazar o los acompañaba a pescar, porque para mí no era difícil eso porque yo de niño había sido como ellos. No había cosa que un niño amazónico haya hecho que yo no hiciera porque como yo crecí entre niños indígenas. 

- En el trasfondo de sus poemas que son cotidianos, sin embargo está la leyenda, subyace el mito, pero hay equilibrio, ¿cómo lo consigue?

Totalmente. Dice bien porque de lo que se trata es que quieres comunicar con la palabra de la tribu, es decir, con el castellano que hablamos hoy en día, y quieres también comunicar lo más profundo que es el mito para que los textos se hagan más estables, para que no pasen de moda tan fácilmente, para que no se desgasten. La forma de universalizarlas lo más posible es quizás a través del discurso mítico.

- Ahora es profesor universitario en Estados Unidos, académico y poeta, ¿dónde se quedó el bosque?

- ¿El bosque? Conmigo. Es un paisaje que siempre anda con uno, no importa donde estés. Aunque claro, en Estados Unidos los árboles son diferentes, hay pinos. El mundo amazónico lo llevo adentro.

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