Unidos por los bosques.
Carrera Verde. En las goteras de Bogotá, el bosque andino.
Fundación Natura. Colombia. El encenilllo de las montañas cundinamarquesas es el conocido como Weinmannia tormentosa que se caracteriza por sus hojas de pequeño tamaño y la cara inferior peluda, como muchas de las plantas que habitan el clima frío, cuya presencia es dominante en los bosques que crecen en las montañas y cerros altos de la Sabana de Bogotá.
El encenillo propende la vida múltiple bajo su sombra, alrededor suyo y hasta en su propio cuerpo. A su lado y bajo él crecen centenares de otras plantas y viven numerosos animales. Para la OpEPA, los bosques de encenillos constituyen uno de los mayores albergues “de biodiversidad de la región”.
Precisamente esta misma organización detalla cómo cuando los encenillos están floreciendo, el dosel o capa superior del bosque, visto de lejos, se cubre de tonos amarillo-cremosos. Pero no sólo es su color el que atrae, sus flores como las de casi todos los árboles de los bosques andinos “son visitadas y polinizadas por un variado grupo de insectos”, cuyos representantes más destacados son las abejas domésticas y unas moscas específicas de la familia Tachinidae.
Con una fauna amenazada y alguna ya en vías de extinción, el bosque andino posee una alta diversidad de insectos y su riqueza en aves es enorme. Dentro de su flora hay un mundo de invertebrados, sus quebradas tienen pequeños peces, cangrejos, ranas y lagartijas. Dentro del bosque están los mamíferos que han desaparecido o de los que sólo quedan algunos: borugos, ardillas, faras, osos de anteojos, pumas, tigrillos, venados y cosumbos o coaties.
La exuberancia del bosque andino recrea una biodiversidad que sólo aquí se encuentra. Siembra y luego abraza un árbol. Participa en la Carrera Verde de febrero 2015. Inscripciones abiertas en TuBoleta link: http://m.tuboleta.com/shows/show.aspx?sh=VERDE15
