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El misterio de las orugas

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Por: Alfonso Lobo A.

En un hueco, oscuro, profundo, húmedo y frío yacían unas orugas; una temible ventisca las había tumbado de los árboles y arrastrado hasta caer en el inhóspito hoyo. Cada tanto tiempo ocurría un particular suceso que sumergía a las orugas en un completo misterio. Resulta que cada vez que una de ellas llegaba a la edad adulta y tenía la suficiente fuerza para trepar los cincuenta metros de las paredes de la concavidad y llegar hasta la superficie, la oruga desaparecía a la vista de todas las larvas y no se volvía a saber nada de ella. Las orugas que habían logrado salir del hoyo nunca regresaban. La pregunta que se hacían las orugas en el hueco era: ¿Qué será lo que en la superficie que nadie regresa? Era un enigma, algo parecido a cuando una persona muere y se va para el otro lado y no vuelve. Para resolver el acertijo de las misteriosas desapariciones hicieron una reunión, allá en el fondo de la fosa y acordaron, bajo juramento, que la próxima de ellas que llegara a la superficie examinaría lo que allí había y luego bajaría a contar lo que había visto.

Pasó el tiempo y una oruga llegó a la edad adulta, con fuerza para escalar las paredes del hoyo. A medida que subía las demás larvas le gritaban recordándole el cumplimiento del pacto. Una vez la crisálida llegó a la superficie quedó atónita, estupefacta, por la impactante visión, no podía dar crédito a tan espectacular y maravilloso milagro: ¡Un majestuoso mundo de luz y colores!, se extendía por doquier. Arriba, el cielo azul con nubes blancas formando figuras talladas por el viento, y toda la superficie tapizada de flores multicolores, pájaros, matas, árboles, reptiles, animales, en fin, la belleza de la madre naturaleza en todo su esplendor brillaba frente a los ojos de la diminuta pupa que se había trepado a la rama de un arbusto para ver mejor la multicolor visión: tanto fue el impacto que se quedó dormida…Un tiempo después cuando despertó… ¡Sorpresa era un imago! ¡Una bellísima mariposa de brillantes colores y dibujos artísticos, como elaborados por una mano invisible! Entonces se dio cuenta que no podía volver al hoyo, donde las demás orugas, porque no la iban a reconocer y menos creer el cuento de que fuera del hoyo había una majestuosa dimensión de luz y color.

***

- Profe, Lobito, es una bonita metáfora, pero a dónde nos quiere llevar con este relato. ¿Cuál es el mensaje, cuáles las enseñanzas?

- El cuento es una metáfora sobre la dimensión espiritual. A diario, las personas tienen experiencias de tipo material, físico, mental, emocional, tecnológicas, pero en raras ocasiones tienen experiencias en la dimensión espiritual. Esta experiencia mística, cuando se da totalmente, transforma la identificación mental, la identificación corporal, en conciencia universal. El hueco es una alegoría del mundo material, del consumismo irracional; la oscuridad representa el condicionamiento conceptual. Mientras se tengan conceptos y creencias de cualquier tipo no se dará la experiencia de la conciencia universal, pues así como las nubes negras no dejan ver el sol, aunque el sol esté al otro lado, así la encerrona conceptual y las creencias condicionantes no dejan ver la dimensión espiritual. La mariposa es la conciencia universal manifestada en todo su esplendor. 

- Profe Lobito. ¿Por qué cree usted que las personas, en su gran mayoría, no están interesadas en la dimensión espiritual?

- Porque todo el proceso educativo, de casi veinte años, desde la primaria hasta los posgrados, aliena a la persona en lo mental, lo intelectual, lo académico y tecnológico y las obnubila por el éxito material y profesional. Vivimos en un mundo en donde ser exitoso, en esta sociedad de consumo enfermizo, es tener un sueldazo, un carrazo, una mansión, un yate, joyas, prestigio, dinero, fama y diplomas universitarios a granel. Sócrates, Platón, Homero, Cervantes, Shakespeare, Miguel Ángel, Leonardo da Vince, Copérnico, etc., en la sociedad actual serían unos pobres desempleados por no tener diplomados, especializaciones, maestrías o doctorados. Las metas espirituales, igual que los desplazados, han sido arrinconadas a vivir en pocilgas de hambre. Jesús decía que de mil que lo escuchaban solo uno lo seguía y de mil que lo seguían solo uno llegaba hasta. Mil por mil da un millón, es decir, que solo una persona por millón está verdaderamente interesada en la dimensión espiritual.

- ¿Esta dimensión espiritual tiene que ver con la mente?

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