- La otra vez que yo lo vi (a Borges) fue en Alemania. Fue en Munich, yo estaba en esa cuidad estudiando alemán, él estaba en una gira por ese país. Le tocó hablar en una especie de teatro alemán de esos antiguos, era chistosísimo porque en el público, había muchos universitarios, pero estaba también compuesto por viejitas que iban a actos culturales como ir a tomar el té. Entonces eran esas viejitas alemanas con sombrerito, gabardina, guantes y cartera, daba la sensación de que llevaban perritos. Entonces Borges que era un astuto y un sagaz empezó hablar de Goethe y de Enrique Heidegger; los elogió, habló además en alemán y echó los cuentos de siempre: “Para aprender el alemán había empezado con la metafísica de Schopenhauer, que parece que su texto es difícil para empezar a entender el alemán”, entonces todo el mundo se reía. Lo vi tan lindo, como tan extraño, en medio de Munich, en el invierno con todas esa viejitas. Luego lo volví a ver cuando llegué a Buenos Aires en 1983, lo veía con mucha regularidad, recuerdo que gastaba su vida como traductor, también recuerdo al secretario anotando sus poemas, las cosas que decía, eso era increíble, porque además no dejábamos títere con cabeza. Estábamos en esa época rarísima de la transición, y se sentía en el ambiente. Recuerdo las cenas con Borges, claro, hubo muchas pero yo no tomaba muy en serio eso de apuntarlas, pero apunté algunas cosas que me parecieron tan graciosas y otras tan conmovedoras. Porque se estaba acabando la Junta Militar, estábamos en la transición a la democracia y el problema de los desaparecidos estaba empezando a aflorar. Había un clima extraño, pero al mismo tiempo había todas esas cosas hermosas de Borges que volvía a confiar en el país, pero a la vez siempre estaba pensando en un prólogo o en tal libro, en la traducción de tal cosa (Juan Gustavo Borda en diálogo con Juan Camilo Rincón).
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Curiosidades bibliográficas
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![An American Tail [1986] [DVD5-R1] [Latino]](http://iili.io/FjktrS2.jpg)
