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Reflexión

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No somos solo un cuerpo.

El principio divino en el hombre.

Por: Alfonso Lobo A.

El principio divino en el hombre

Hasta tanto el ser humano no se dé cuenta, de que lo que le hace a los demás se lo hace así mismo no habrá paz en la vida del hombre.

Hasta que el ser humano no verifique y compruebe que el principio divino que hay en el otro es el mismo principio que hay en él, nunca habrá paz en la vida del hombre. Un santo es un ser pacífico, incapaz de hacer daño a otro, precisamente porque ha verificado en él y en los demás este principio divino.

Todas las semillas del árbol traen dentro de si el mismo árbol. Todas las pepas de aguacate tienen dentro de si el árbol de aguacate, Si tomamos un cuchillo y partimos la pepa del aguacate en dos partes, no vemos el árbol que hay dentro de la pepa porque los ojos físicos no pueden ver la energía espiritual. La energía que envuelve a todas las cosas, seres vivos, plantas, animales, sólo se puede ver con el ojo espiritual, también conocido como el tercer ojo. Cada gota de agua sobre la faz de la tierra es una molécula de H2O. Cada ser vivo sobre la tierra es una molécula de Dios.

Cada ser humano es semilla divina y así como la mantequilla está latente en la leche, igual el principio divino está latente en todo ser vivo. Si miramos la leche en una vasija no vemos la mantequilla, pero mediante un proceso de batido y licuado se forma la mantequilla que está oculta en la leche. Mediante un proceso de prácticas espirituales (sadhana, le llamen en Oriente) emerge el principio divino inherente al nacimiento humano. Si nos paramos frente a un espejo y nos damos a insultar, con palabras soeces, a la imagen reflejada en el espejo nos estás insultando y degradando a nosotros mismos. 

Un león no ataca a otro león para matarlo y comerlo, el león no hace esto porque reconoce en el otro león que es de su misma especie y lo respeta, pero el hombre no respeta al hombre ni lo ve como de la misma especie y lo mata, y esto sucede porque el principio divino, latente en el hombre, no sabe que lo tiene, desconoce su existencia.

¿Y por qué el hombre no sabe del principio divino? Porque se ha identificado con el cuerpo físico y se cree que sólo es un cuerpo y nada más. Este es el daño más grave que el sistema educativo actual hace a los estudiantes, niños, adolescentes y adultos. Y como la persona se cree este cuento dedica todas sus capacidades y su inteligencia al servicio del cuerpo y se le va la vida satisfaciendo placeres corporales y cuidando el cuerpo para finalmente incinerarlo o enterrarlo. ¡Vaya paradoja estúpida!: 

Cuando una religión enseña, desde pequeño, que al morir la mamá, un tiempo después reencarna en una vaca, ¡cómo carajos puede uno matar a una vaca y comerla! Exactamente lo mismo va para los occidentales que desde el hogar, pasando por todo el proceso educativo, lo condicionan para creerse que solo es un cuerpo y nada más, entonces con este falso condicionamiento nadie se pone a buscar el principio divino inherente al nacimiento humano. Así como la humedad y el agua van juntas, igualmente el principio divino y el cuerpo van juntos. 

Por lo tanto, hasta que el hombre no tenga la maravillosa y extraordinaria experiencia del no-cuerpo (con la salida consciente en cuerpo astral se compraba que uno no es un cuerpo), nunca estará en paz consigo mismo ni con los demás. Hacemos daño a los demás no sólo por desconocer esta trascendental experiencia espiritual, sino porque la ignorancia y el condicionamiento materialista nos hacen creer que somos entidades estamos separadas de Dios. 

Cuando a Jesús la preguntaron dónde estaba Dios, respondió simple y llanamente con tres palabras” “¡Dentro de ti!”.

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