Juan Silva Salguero
…En realidad, son máquinas. Hay que descifrar el modo cómo funcionan -y hablarles, en consecuencia. Su mecanismo (o mecanicidad) está hecho de palabras, extraños sonidos unidos, a veces, a movimientos corporales o gestos. Éstos y aquéllas, por lo general, se exteriorizan y separan del propio cuerpo para proyectarse más allá (fotografías, textos escritos, películas, señales de tránsito, promesas, órdenes, leyes y todo tipo de códigos escritos, instrucciones varias, etc.) en lo que se llaman signos (como los sordomudos). En esa misma medida, interactúan comunicándose (según un tal Habermas). Entonces es cuando están en su caldo, en su líquido semniótico (como peces en el agua). No saben que están programados por una matriz cultural (que un señor Eco ha entendido correctamente)
Quien quiera dominarlos tendrá que acertar en la deconstrucción (Derrida) de los signos de uso cotidiano (Kierkegaard, Sartre, Heidegger, Camus) o, también llamados sincrónicos -pero que tienen profundas raíces históricas o diacrónicas (Saussure).
En lo hondo de su ser, una imagen percibida es igual a un sonido oído, pues ambos estímulos son capaces de generar (Chomsky) una respuesta (Jacobson) ajustada o pertinente al medio, digamos, social en el que está circunscrita la máquina (Dell Hymes, Labov, Holiday, Hjelmslev) y que Castoriadis llama magma. Se trata de juegos predeterminados lógicamente (Wittgenstein, Russell).
Nada es cierto plenamente -sino mero artificio e instrumento (Platón, Jacobson –otra vez-, Borges) En última instancia, se trata de reflejos condicionados (Pavlov)
Llama la atención (fuertemente) que la anomalía, es decir, los anhelos, los sueños, las arrebatadas y violentas pasiones, las acciones fallidas o inconcientes (Thomas Kuhn, Freud, Jung) sólo se tomen como partes insignificantes de la máquina y que, en cambio, el buen funcionamiento del aparato entero sea lo realmente significante y que se excluya, precisamente, el goce del sujeto (Lacan) o la explotación (Marx) o los micropoderes de la Foucault-ura
Se siente como una cosificación masificadora, objetivación manipuladora (Weber).
