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Entrevista, Marco Polo

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Marco Polo habla de su experiencia
con la literatura, los libros, la creación literaria,
sus más recientes libros…


Reconozco con humildad, que entre los cuatro y cinco años aprendí a leer y me ejercité con voracidad en estos primeros años, en los comics, que al final me llevaron a los libros sin ilustraciones


Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)

Nos sorprendió su más reciente novela Armas de juego primero, porque combina la ficción con su realidad, y segundo, porque logra hacer una detallada radiografía de lo que ha sido nuestra historia, de lo que es y de lo que muy seguramente será. Es una excelente novela con llamados de atención, con testimonios muy bien logrados, con paisajes realmente inolvidables y con personajes que sorprenden a propios y a extraños.

- ¿Su infancia siempre estuvo rodeada de libros?
- Reconozco con humildad, que entre los cuatro y cinco años aprendí a leer y me ejercité con voracidad en estos primeros años, en los comics, que al final me llevaron a los libros sin ilustraciones. Mi madre y mi abuela paterna fueron el lado culto de mi infancia. Los libros sin ilustraciones aparecieron en la biblioteca de una tía.

- ¿Quiénes lo metieron en el maravilloso mundo de los libros en los inicios de su vida?
- Mi madre, con quien aprendí de memoria versos de Rivera, el cine y el “Carpa teatro” que iba al pueblo y en lugar de payasos presentaban obras dramáticas como “Genoveva de Brabante”, que a la postre me remitían a mis propios libros de historietas o a textos ilustrados.

- ¿Cuáles fueron esos libros que lo acompañaron desde su primera edad? 
- Al pasar a libros sin ilustraciones busqué los ya conocidos: Dostoievski, Stevenson, Julio Verne, Defoe, Homero, Las mil y una noches, libros de mitología e historia, de cine y aventuras y pude comprobar que los ilustrados salían de libros “reales”, hasta que llegué al libro de Marco Polo y al Decamerón, textos que pasaban de 400 a mil páginas como, Lo que el viento se llevó.

- ¿A qué edad escribió los primeros “remedos” de cuentos?
- Eso ocurrió a los doce años, cuando comencé a escribir en cuadernos de escuela que llamé “Tacuinis”, aquellos cuadernos mágicos que servían para adivinar a los chinos y que refiere el libro “La descripción del mundo” del italiano.

- ¿Cómo eran los juegos de su infancia y adolescencia?
- Como crecí en los sesenta en un pueblo, mis juegos fueron aquellos, “sociales” que se jugaban con los vecinos de noche a la orilla del andén repitiendo versos o respondiendo interrogantes, o los de recreo en dramatización de nuestras historietas en parajes del oeste, lomas y árboles, con los propios juguetes que nos tocaba elaborar y que vine a descubrir luego, eran “armas”(El zumbambico, la cauchera, la escopeta, el arco y la flecha, el aro, el trompo etc.).

- ¿A qué edad supo que podía escribir temas de largo aliento convertidos en novelas?
- Fue muy pronto. A los dieciséis años prácticamente diseñé la primera parte de la novela, que pude terminar en el 2.013, se encuentra bosquejada título a título en uno de esos viejos cuadernos, como si los “tacuinis” me hubieran ayudado a adivinar.

- ¿Cómo surge la idea de escribir sobre Armas de juego?
- Eso ocurrió en un receso de mi escritura, cuando mi trabajo se oscureció un tanto en el ejercicio como Fiscal y dejé de publicar. Los casos violentos que debí discernir en medio de la guerra del narcotráfico me hicieron preguntarme. ¿Por qué los colombianos somos así? Y vislumbre su respuesta en una vuelta al pasado. En la introspección de la infancia. 

- ¿Es una especie de radiografía de su vida?
- Las radiografías muestran a través de un individuo. Aquí utilizo elementos personales de la memoria histórica y les agrego apartes de ficción. Pero en modo alguno negaré que tiene mucho de ese “rostro” o de ese “único libro” de que hablara Borges y que he utilizado para una especie de “catarsis colectiva”, con dirección a nuestros infantes que pasen de los doce años y por supuesto a los que rebasen esa edad. 

- ¿Se siente más seguro escribiendo novelas que cuentos, en donde ha ganado en varias ocasiones?
- Me es igual. Solo que el ejercicio del cuento, despreciado por el comerciante de libros, ha sido mi mayor ejercicio y como decía, obedecía a un plan trazado desde muy joven. Pero éste libro es un homenaje a los grandes contadores de historias que siempre existirán en el mundo, a esos primeros compiladores de cuentos que como Bocaccio produjeron el novelino, a las compilaciones como Las mil y una noches que al fin y al cabo son cuentos como la Odisea y a los libros de aventuras con que he mitigado el dolor de escribir. Por lo demás me siento honrado de haber escrito al estilo de los últimos premios Nobel que realzan el cuento como el origen de la literatura.

- ¿Su vida como abogado se ve reflejada en su obra en general?
- No, el ejercicio del derecho fue una forma de sobrevivir. Pero en un libro Cuarto de amor discreto” que publicara y fuera finalista nacional de libro de cuentos en el premio “Ciudad de Bogotá” en 1.991, me propuse otro bosquejo y dividí el libro en las tres partes en que pensaba, iría a concluir mi obra: Del pueblo, de jueces y de sueños. Esta novela es la primera parte.

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