- Hace treinta años, eran tiempos de mesura, humildad, razón y compostura, no había libros con títulos vulgares ni supuestamente provocadores, sino escritores dedicados a un oficio en el que ponían la vida entera. Además había una especie de conexión eléctrica con los autores favoritos, colombianos o latinoamericanos o extranjeros….uno esperaba sus libros con histeria y casi en un arranque de misticismo, recuerdo la llegada de los paquetes de Seix Barral a mi casa, en Barranquilla, por barco, con esos libros de Cabrera y los demás, que lo sacudían a uno y luego lo obligaban a quedarse hablando hasta la madrugada en las tertulias de la heladería Americana o el Mediterráneo de la Calle 72, donde los griegos se espantaban con nuestros gritos (Alberto Duque López).
Curiosidades literarias
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