Recordando a Frida Kahlo

Por: Helena Manrique. Se celebra y conmemora el natalicio y muerte de la pintora mexicana Magdalena del Carmen Frida Kahlo Calderón. Coayacán, México julio 6 1907; ibídem julio 13 1954. Padeció desde niña poliomielitis generando postración e innumerables cirugías, sumándole un accidente de bus chocado por un tranvía donde quedó fracturada en su totalidad. Nació y murió artista, jamás disfrutó de su gloria porque su época de oro pictórica surgió después de los años setenta. Adelantada a su época por mostrar abiertamente su bisexualidad, le costó el rechazo social, a pesar de estar casada con el muralista mexicano Diego Rivera, situación ambigua que las gentes de su época nunca pudieron comprender, porque jugaba fútbol y practicaba boxeo como terapia de recuperación a causa de su enfermedad. Su obra pictórica traspasó fronteras siendo la primera artista mexicana en colgar un cuadro en el Museo del Louvre en 1939. Sus autorretratos la encumbraron universalmente con ésa particular huella de tema indígena popular, en el color, el trazo, el dolor, el sufrimiento, el señalamiento social, pero ante todo el talento y la originalidad que la hicieron grande entre los grandes. Autorretratos: Tiempo vuela, The frame, Con bonito, Muy fea, Paisaje con el sol poniéndose, Con collar, Con mono y perico, Oval miniatura, Con pelo rizado, Con changuito, Con el pelo suelto, Con collar de espinas, Con el retrato del Doctor Farril, Con mono, entre tantos. Kahlo, entre bosquejos, dibujos y acuarelas encontró su razón de vida plasmado también para la historia: Frida y el aborto o el aborto, Raíces, Superviviente, Retrato de Lucha María, Vista de Cantral Park, Esbozo para Pancho Villa y Adelita, Cuatro habitantes de México, El salón de belleza, Dos desnudos en un bosque, Retrato de mi hermana Cristina, etc. Militó en el Partido Comunista, albergando en su casa al político y escritor ruso León Trostki su amante, asesinado en México por el español Ramón Mercader, corriendo el riesgo de encontrar su mismo síno. Esta fue Frida, la gran mexicana, talentosa y única en su género, quien jamás saboreó su gloria pero que dejó imborrable huella en el arte universal.