La historia de 4 colombianos acusados de narcotráfico y lavado de activos, extraditados a EUA. Eran inocentes. José Guarnizo, el autor, sumerge al lector en el infierno de estos cuatro inocentes, en relatos llenos de amor, traición, pobreza y no pocas veces humor negro.
Gabriel Consuegra y su hijo, Margarita Salinas y Carlos Ortega no se conocían. Es posible que hoy no se conozcan todavía. Sus vidas transcurrían como la de cualquier colombiano que lucha por salir adelante, pero sus destinos se cruzaron el día que por cuenta del azar terminaron en cárceles de Estados Unidos, acusados de narcotráfico y lavado de activos. Un vendedor de plátanos, su hijo, una comisionista de bolsa y un expiloto comercial permanecieron varios años tras las rejas. Fueron extraditados por error. Extraditados por error es una denuncia que, como suele suceder con las buenas historias, se lee entre el vértigo y el suspenso de cada página que pasa.
“Es hora de revisar la política de extradición”, ha reconocido a Alfonso Gómez Méndez, el ministro de Justicia del presidente Juan Manuel Santos. Porque entre otras cosas cuando un mínimo porcentaje de inocentes se aparecen como sombras sobre las espinas del camino, el sistema colombiano y el americano se hacen impenetrables, equívocos y sordos. Y no es que los procesados no sean oídos. Claro que a ellos los oyen: a la Corte Suprema de Justicia, en Bogotá, por ejemplo, se le envían resmas enteras de oficios explicándole las fallas. Y la Corte contesta, a través de mamotretos repetidos, argumentando una y otra vez que es en Estados Unidos donde el capturado se puede defender. Y eso —se lo aprendí a Ricardo Bada y a Héctor Abad— se llama oír, pero no escuchar”, tomado del prólogo.
