Por: Germán Borda, especial para Libros y Letras. Dos terrenos han sido distantes del mundo femenino; el Vaticano y la dirección orquestal. En esta última la presencia de algunas golondrinas apenas anuncia el verano. El atril central ha sido a lo largo de la historia posesión y pertenencia de los hombres; sin embargo, algunas féminas muy dotadas, atrevidas y lanzadas han llegado con éxito a comandar y ordenar el cosmos musical. La brasilera Ligia Amadio ha ganado la posición en la Filarmónica de Bogotá y conquistado con su talento al público capitalino.
Richard Strauss es por antonomasia el mundo más subyugante del universo orquestal, con sus matices, el conocimiento profundo de un sabio de los instrumentos, su fantasía creadora. Ligia asumió una de las más bellas obras del genio muniqués, Muerte y Transfiguración, y lo hizo con dominio, clase e impregnó a la audiencia con ese embrujo sonoro inigualable. Controló y dominó la orquesta sin mayor esfuerzo en una obra plena de dificultades. La agrupación hizo demostración de su potencialidad.
Excelente acompañante, dio la base perfecta para que el violinista Shlomo Mintz, vertiera el concierto de Elgar. Instrumentista de técnica magistral y sin tacha. Ese, el momento más complejo en el atril del centro y en el que la dama demostró su maestría.
Tuve que enfrentarme a mí mismo, en las seis microestructuras para orquesta escritas ya hace décadas. Su finura, el conocimiento de la partitura, la dedicación que demostró las llevó con pasión al público. Fueron recibidas con enorme aceptación, contrario a lo ocurrido en su estreno, cuando todos estuvieron de acuerdo; Borda está loco. Muchos me manifestaron sus excusas y me comprobaron que con el tiempo el oído humano avanza y alcanza, como los canes a la liebre, el del compositor. Además, que con varias interpretaciones, así sea a distancia en tiempo y espacio, la obra, como una escultura, se conforma. Esta obra ha sido, contrario a lo que ocurre con muchas escritas en estos tiempos, interpretada muchas veces.
La generosidad de la orquesta, cada vez más perfecta, -catalogada con justicia como una de las mejores de América -, y de la directora me proporcionaron una de las noches más felices de mi vida.
Ligia Amadio demuestra, con su maravilloso talento, que eso es lo que cuenta. Se ha impuesto pese a las inhibiciones mentales y complejos que tanto cohíben a los humanos. Bravo.
El mediático argentino, el papa, ha trastornado el mundo religioso anunciando la posible anulación del celibato. ¿Sería acaso extraño, que en el futuro presenciáramos una boda papal y el ingreso en el mundo secreto Vaticano de una mujer? Amanecerá y…
