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En el placer el tiempo es corto

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Por: Alfonso Lobo. El tiempo físico. El tiempo, en la relatividad de Einstein, es una propiedad de espacio. No existe el tiempo solo, igual que la humedad no se puede separar del agua y poner la humedad en un lado y el agua en otro; lo mismo va con el tiempo. No se puede poner el tiempo en un lado y el espacio en otra parte. La energía y la masa no se pueden separar porque son la misma cosa. La masa es la energía condensada. (E=MC2). Masa y energía son una sola cosa, una unidad indivisible. Espacio-tiempo son una sola cosa.
El tiempo medido por el reloj, es tiempo físico. En física en tiempo se define como la relación entre distancia y velocidad (t=d/v). El minutero del reloj lo que hace es recorrer una distancia circunferencial. La circunferencia es una longitud, una distancia y el minutero sólo la recorre.

A una vuelta completa del planeta tierra alrededor del sol, el ser humano le llama “un año”; es decir, al “movimiento” le llaman “tiempo”, y lo más curioso es que la gente se la cree. Cree que el tiempo existe, y ha hecho de esta creencia un factor de sufrimiento. Increíble: ¡Sufrir por un concepto de físicaEs cotidiano escuchar decir a la gente frases como: “no me alcanza el tiempo”, “estoy perdiendo el tiempo”, “aquí viendo pasar el tiempo”. Todo esto es falso. El tiempo no pasa de un lado a otro, lo mismo que el sol no sale de ninguna parte ni se oculta en otro lugar, ya que el sol no se desplaza. El tiempo no se pierde ni sobra por la sencilla razón de que ¡No existe! El tiempo es un concepto mental. Así como no podemos saltar sobre nuestra propia sombrar, tampoco podemos saltar sobre el tiempo.

El tiempo mental. El tiempo es la misma conciencia; la conciencia es el tiempo. Sin conciencia no hay ningún tiempo. Cuando una persona está inconsciente, en sueño profundo o anestesiado, no registra el tiempo. Esta persona, en este estado, no precisa el tiempo, es decir, no tiene noción del tiempo. Los niños pequeños tampoco registran el tiempo. Le pregunté a un niño de cuatro años que dónde estaba su abuelo y me respondió: “Mi abuelo se murió mañana”. Este pequeño aún no ha sido condicionado por el concepto “tiempo”.

Cuando experimentamos placer: compartir una alegre reunión familiar, hacer el amor con la pareja, el viaje de bodas, celebrar un triunfo, etc., el tiempo parece corto, que va rápido, es cuando exclamamos: ¿tan rápido pasó el tiempo? Pero cuando experimentamos incertidumbre, angustia y sufrimiento, el tiempo parece largo.’, entonces decimos: ¡parece que el reloj no anduviera! Es el caso del lentísimo último minuto en un partido de fútbol, donde se define la copa y los equipos van empatados. También nos sucede cuando estamos en el hospital angustiados por el resultado de una delicada operación de un ser querido, y aún en más largo el tiempo cuando estamos sentados en la silla de odontología escuchando el ruido de fresas y quejidos de pacientes.

Todo esto es porque en el placer el tiempo es corto y en el sufrimiento el tiempo es largo. Quien hace largo o corto al tiempo es la mente, ya que el minutero del reloj marca el mismo minuto (tac-tac) sea que la persona registre placer o sufrimiento. El tiempo, en el estado inercial de reposo… ¡Es el mismo!


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