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Vivir el presente

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Bogotá. Al año, 3.200 personas, aproximadamente, asisten a clases de danza, teatro, música, fotografía, cerámica y artes plásticas, entre otras, que se dictan en la Fundación GilbertoAlzate Avendaño. Jóvenes de 18 a 25 años son los que predominan, pero si se habla de motivación, constancia y dedicación, personas adultas como Liz, Juan Camilo Roa o Maria Islenia Cuello se llevarían el premio.
Vivir el presente

Liz es una mujer artista que se dedica en sus tiempos libres a escribir poemas, pintar, dibujar y disfrutar de las clases de danza folclórica. “Las clases son muy bonitas, nos dan recortes de danza típica como bambucos, garabatos y cumbias. En el calentamiento hacemos gimnasia”, explica.

Siendo su primera vez en los clubes y talleres de la FUGA, Liz se ha sentido muy a gusto con las clases, el profesor y sus compañeros. Sus expectativas se han cumplido: “La danza me ayuda mantener el cuerpo ágil. Lo que te ayuda físicamente te ayuda espiritualmente”, comenta.

Liz se enteró de los clubes y talleres gracias a Rafael, un profesor de danza que tuvo hace un tiempo. A pesar de que ella considera que no tiene una cultura musical o que no sabe bailar porque se le olvidó en la universidad, asiste sin falta todos los jueves en la tarde a la Casa de los Grifos.

Como recomendación, Liz le diría a las personas jóvenes y adultas que aprovechen el tiempo libre desarrollando actividades que les generen un bienestar físico y mental: “Yo tengo todos los años del mundo, tengo 150 o 200, tengo todos los que quieran porque tengo toda la experiencia. Tengo los años del diablo, es por eso que vivo el hoy, no el mañana, y siempre aprovecho cada minuto de mi día”.

El aprendizaje parte de la pasión

A sus “72 años y medio” Juan Camilo Roa Rodríguez mantiene su pasión por la música colombiana y es por esto que desde el último bimestre de 2013 ha estado tomando las clases de cuerdas para música colombiana de los Clubes y Talleres de la FUGA con el profesor William Morales.

“He tenido la aspiración de tocar un día algunos bambucos de José A. Morales y Jorge Villamil. Quiero poder sacar un bambuco en guitarra o tiple. Lo había intentado antes pero no lo logré, y ahora, gracias a estas clases, indudablemente voy a poder tocarlo”, aclara Juan Camilo.

Aunque para Juan Camilo un bimestre no es mucho, ya que siente que el tiempo pasa muy rápido, considera que ha compartido grandes momentos con personas de distintas edades. “Me parece muy interesante y valioso para la juventud y nosotros, los viejitos, tener una distracción y más cuando estás en un ambiente agradable como este, dibujando o pintando, tocando un tiple o una guitarra”, explica.

Una vez finalizado este primer bimestre de 2014, Juan Camilo seguirá asistiendo a las clases de música colombiana hasta aprender a tocar sus bambucos o guabinas, además de conocer sobre otros enfoques artísticos e incitar a los jóvenes a participar en los programas de la Casa de los Grifos.

Encontrar lo que se desperdicia en la vida

Cada jueves en la tarde María Islenia Cuello tarda casi dos horas desde Mosquera, municipio en el que vive, para llegar cumplidamente a las clases de tango que ofrece la FUGA. Con 78 años de edad, la vena artística de su familia sigue latiendo en ella.

“Desde muy pequeña me gustó el baile, los pasillos, los boleros y ahora tengo la oportunidad de practicarlos; desde hace cuatro años estoy practicando tango en la Fundación GilbertoAlzate Avendaño”, comenta María Islenia

A lo largo de este tiempo María Islenia ha encontrado en las clases una completa entrega de todas las personas que hacen parte de ellas, además de ser la terapia predilecta para sus dolores de migraña, siendo estas las motivaciones para no abandonarlas.

“El proyecto es fuerte. Hay mucho respeto y amor por los alumnos, la docilidad de los profesores es increíble y es muy gratificante el aprendizaje. Hoy en día siento mucho amor por la institución y no podría cambiarla por otra academia”, aclara.

Según María Islenia, sus personas favoritas en la clase son los profesores. “Adoro a Gina e Iván como mis hermanos, los quiero tanto que ya son como mis familiares”. También siente afecto por las parejas jóvenes con las que ha bailado: “He tenido parejas de 23 años y me da mucha alegría que la juventud esté recogiendo pasos y sonidos que creíamos perdidos. Además es una gran satisfacción que siendo tan jóvenes bailen con personas adultas”.

Un espacio para todos

Así como Liz, Juan Camilo y Maria Islenia han encontrado en la Casade los Grifos un espacio para potenciar sus habilidades artísticas, los Clubes y Talleres de la FUGAestán abiertos a públicos de todas las edades que quieran ejercer un derecho cultural que les corresponde. 


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