Las estatuas del jardín
(Aguascalientes, México)
Por: Carlos Alberto Esparza H.
En ese jardín inicia y termina todo. Desde la fundación de la ciudad está ahí, albergando las memorias de los pobladores con sus adornados arcos en cada una de las entradas que hasta ahora siguen siendo el símbolo del lugar.
Es un símbolo de identidad, de cultura. Fotografías antiguas muestran hombres trajeados con sombrero y mujeres con vestidos pomposos y sombrillas caminando por este lugar hacia el kiosco. Hoy, familias visitan ese mismo lugar los fines de semana para alimentar a las ardillas y verlas hacer acrobacias para brincar de un tronco al otro. Sin embargo últimamente hay nuevos ojos que observan este lugar, estatuas adornan los alrededores de los pasillos reflejando a la sociedad: un bolero se encuentra inmortalizado, un niño estirando la mano hacia un árbol y contrastando, un cadáver barriendo el lugar. El jardín se ha vuelto un museo cultural dónde se combina pasado, presente y se prevé el futuro, dónde a través de estatuas se inmortalizaron costumbres y la gente a diario va a recordarlas y a mostrar como aquello inmortalizado, desde el caminar un domingo por hasta un par de viejos platicando sentados en una de las bancas sigue siendo identidad de esa ciudad. Y finalmente la muerte, esa estatua de la muerte que dice: aquí nació y murió todo, recordando la burla constante mexicana de la muerte y mostrando también el símbolo del lugar plasmado en los grabados de Guadalupe Posada recorriendo hoy también este jardín.
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