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Centenario de 'Platero y yo' de Juan Ramón Jiménez

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Por: Vivian Murcia González 
Tomado de 'El PortalVoz' (http://bit.ly/1ohlZxF)

En 1914 el Premio Nobel de literatura, Juan Ramón Jiménez (1881- 1958), publicó una de las obras más importantes de las letras en español: ‘Platero y yo’. Como parte de la conmemoración de éste célebre escrito se presenta una exposición ilustrada que nos remite al mundo del enternecedor burro con el que muchos crecimos.  

“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. Lo dejo suelto y se va al prado y acaricia tibiamente, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: ¿Platero?, y viene a mí con un trotecillo alegre, que parece que se ríe, en no sé qué cascabeleo ideal...”

El enternecedor burro, Platero, y su mundo literario fue creado hace cien años. Una de las obras más creativas de la narrativa española, consolidó a Juan Ramón Jiménez (1881- 1958) como uno de los escritores más importantes. En 1956 le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura para entonces, Platero ya se había ganado el corazón de sus lectores.

La primera edición se publicó en 1914 (Ediciones de la lectura), y en 1917 se publicó la edición completa, compuesta por 138 capítulos (Editorial Calleja, Madrid). Quedaba claro que Platero era un texto adulto, aunque por su sencillez y transparencia se adecuara perfectamente a la imaginación y al gusto de los niños. 

En el marco de la celebración de los cien años de este escrito se presenta en el Instituto Cervantes de Marrakech (Marruecos) la exposición de ilustraciones que los artistas gráficos españoles Idígoras y Pachi realizaron a partir de este relato poético.

Los artistas han puesto su creatividad como dibujantes al servicio de la literatura. Los dibujos son el resultado último de un exhaustivo trabajo de documentación y recrean los paisajes y personajes, el encanto y las tristezas, de un pueblo de Andalucía de principios del siglo XX en el que Juan Ramón Jiménez se inspiró. 

Juan Ramón Jiménez fue una persona altamente sensible, un rasgo que no sólo podemos apreciar en su obra escrita sino que, además, se hizo manifiesta en su vida. Nació en Moguer (Huelva, España), pertenecía a una familia acomodada que esperaban de él a un serio abogado, pero su carácter pensativo empezó a ser latente; fue así como decidió educarse en una profesión más contemplativa: la poesía. 

La escritura llegó en 1900 cuando se trasladó a Madrid y publicó sus dos primeros libros de textos, Ninfeas yAlmas de violeta. A partir de entonces, se sumergió en el mundo de las letras. Se estableció en la Residencia de Estudiantes de Madrid, allí se haría amigo de personajes como Antonio Machado, Ramón María del Valle-Inclán, Jacinto Benavente, entre otros. 

Allí también conoció al amor de su vida: Zenobia Camprubí Aymar, quien fue su esposa. 

En su frágil mundo, Juan Ramón Jiménez, se aproximaba al abismo de la depresión. Durante toda su vida luchó contra esta enfermedad, entre tratamientos psiquiátricos y drogas calmantes, pudo hacer de la escritura el mejor elemento para exorcizar su sufrimiento. 

Como pasaría a todos los intelectuales de su época, la Guerra Civil española marcó su historia. En su caso para mal. Apoyó al vencido bando republicano. Tras los hechos, su depresión se agudizó, entonces Juan Ramón decidió instalarse definitivamente en América. Primero en Estados Unidos y luego en Puerto Rico.

En 1956 la Academia Sueca le otorgó el Premio Nobel de Literatura por su obra Platero y Yo

Pero la dicha duró poco. Tres días después, murió su esposa. Juan Ramón Jiménez jamás se recuperó de esta pérdida. Falleció dos años más tarde, la tristeza lo venció, pero a cambio nos dejó al hermoso Platero, ese burro todo de algodón… 


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