No. 6.640, Bogotá, Miércoles 19 de Marzo de 2014
Que nadie se engañe: decir buenos días ya es hacer literatura.
Joan Fuster
Agustín Paniker
creador y director de la Editorial Kairós
dedicada a libros de ensayo sobre India, Oriente,
espiritualidad, psicología y filosofía.
La dimensión espiritual o mística es connatural al ser humano. Forma parte de nuestra consciencia. Es casi lo que nos distingue de nuestros hermanos, los bonobos y chimpancés
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)- Parte II
- ¿Cree que los hombres necesitamos algunos gramos diarios de sentido místico?
- Pienso que la dimensión espiritual o mística es connatural al ser humano. Forma parte de nuestra consciencia. Es casi lo que nos ditingue de nuestros hermanos, los bonobos y chimpancés. Fíjese que la primera manifestación de homo sapiens (neanderthal) es el enterramiento ritual, hace unos 80.000 años. El fenómeno religioso es tan potente que todavía no se ha hallado una cultura o pueblo que no tenga algo que los antropólogos no vacilarían en llamar “religiosidad”. Es una de las expresiones estelares del homo symbolicus. Ocurre que, como sucede con el oido musical, no todo el mundo tiene la misma sensibilidad mística o predisposición espiritual. O puede suceder que –como es cada vez más frecuente– las personas cultiven esa dimensión en contextos mucho más seculares y aparentemente poco espirituales: el arte, la política, el deporte, la acción social, la psicoterapia… Esta es unsa transformación muy interesante del fenómeno espiritual y religioso. No es que seamos menos religiosos, es que somos diferentemente religiosos. Pero el anhelo por cierta trascendencia sigue presente.
- ¿Cree que de verdad "la religión es el opio del pueblo?
- La religión puede devenir, y con frecuencia así ha sido, el opio del pueblo. Y cosas incluso peores. En nombre de la religión los humanos hemos cometido crímenes atroces; hemos aniquilado culturas y civilizaciones, declarado guerras santas, yihads, cruzadas, torturas, sacrificios animales, atentados suicidas, etcétera. La religión puede ser un instrumento de opresión muy poderoso; y un gran negocio. Ocurre que los humanos asimismo hemos creado en nombre de la religión obras de arte extraordinarias, hemos elevado civilizaciones enteras a su derredor, hemos fomentado expresiones de bondad y moralidad (como la misericordia o la compasión), creado obras de sabiduría excepcionales, capaces no de adormecernos como el opio, sino de liberarnos precisamente de la ignorancia y el sufrimiento.
La religión ha legitimado regímenes políticos opresivos pero también tiene un potencial de incitar a la transformación e incluso a la rebelión. Dependerá de qué aspecto queramos destacar que la religión puede aparecernos como lo más precioso de nuestras vidas o como algo de lo que antes nos desembaracemos, mejor. Pero igual que la economía, el arte, la gastronomía o la política, no es “algo” distinto de las sociedades y culturas que la han engendrado y desarrollado.
- ¿Cómo surgió la idea de escribir El sueño de Shitala?
- Quería indagar en el fenómeno religioso de una forma amena, entretenida (de ahí el recurso, por momentos, a mis propias experiencias y viajes), a la vez informando y entreteniendo; pero destapando ciertos prejuicios, proyecciones y a prioris (empezando por la pregunta más envenenada: ¿Qué es la religión?) o reflexionando sobre el papel de los textos sagrados, el ritual, la creencia, la relación con la política, y un largo etcétera. Por ello este es mi primer libro en el que salgo del mundo índico y, como dice el subtítulo, planteo un “Viaje al mundo de las religiones" (desde las más grandes y conocidas, a las más pequeñas, aunque sin ánimo de ser exhaustivo). Procuro hacerlo desde ángulos no-confesionales pero con empatía, y pienso que aporto novedades interesantes acerca del tema.
- ¿Es un libro para qué tipo de lectores?
- El ánimo de El sueño de Shitalaes convertirse en un libro inteligente, divulgativo y ameno sobre el fenómeno religioso. No sigo los protocolos académicos (no hay notas, ni bibliografía, los capítulos son breves, que uno puede leer de forma no necesariamente consecutiva, con un tono a veces personal e íntimo, no alejado del relato de viaje). Es un libro para el gran público, para todos aquellos que deseen indagar en la riqueza del fenómeno religioso, en sus infinitas manifestaciones (desde una peregrinación a Santiago de Compostela, el rastafarismo, el confucianismo, los motivos que llevaron a pintar las cavernas del Paleolítico, pasando por el culto al Buda, los grupos evangélicos, el yihadismo, la new-age, el fútbol como sustituto de la religión, el culto a la Diosa , los chamanismos, y un larguísimo etcétera). Ojalá lo puedan disfrutar.