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Cinco bodrios del cine

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Tomado de La Nación/ Buenos Aires. Falta poco para otra entrega de los Oscar: el próximo 2 de marzo. Se entregan ahora, pero corresponden a la producción 2013. Es decir, el Oscar entregado en 2014 se considera el Oscar 2013. Bueno, más allá de eso, ya sabemos que siempre hay polémica, que ya se ha escrito todo y mucho más, que estamos hartos, o que nos hacemos los hartos del Oscar. Es cierto que a veces, muchas veces, el maldito premio parece hasta provocarnos, premiando cosas como estas que hemos seleccionado aquí. Son cinco películas imposibles -imposibles de aguantar, imposibles de volver a ver- y todas premiadas en el joven siglo XXI. Sí, claro, por supuesto que todos ustedes piensan que las malas son otras cinco, no justamente estas.
Desde la más nueva a la más añejada, empecemos por:

El artista de Michel Hazanavicius. Película pegajosa, que juega a ser muda, al pasaje del mudo al sonoro, enfática en el gesto hasta lo indecible. Basta ver tres películas mudas de las buenas (empiecen por Buster Keaton) o revisar Cantando bajo la lluvia (relacionada temáticamente) para entender porqué El artista es puro humo blanco y negro

El discurso del Rey de Tom Hooper. Más una ilustración audiovisual que una película, no hay aquí construcción cinematográfica ni modernamente reflexiva, ni posmodernamente cínica, ni sólidamente clásica, tampoco profesionalmente brillante: puede notarse mucho de representación escolar de lujo antes que de estilo, o de mero manejo cinematográfico. Simplicidad dramática de infantilismo psicologista, festival de actuaciones tendientes a lo teatral incluso de gente como Colin Firth, que puede ser buenísimo.

Crash. No, ojalá fuera la de Cronenberg de coches, choques y sexo. No, esta es la de Paul Haggis, una de esas de historias cruzadas en unas pocas horas en una ciudad sobre "temas importantes" (racismo, abusos y redenciones en primer lugar) que van dejando "enseñanzas de vida" a cada rato. El gancho de que sea Los Ángeles quizás haya tenido efecto en los votantes, muchos vecinos de la zona. Eso sí, Sandra Bullock estaba hermosa.

Chicago de Rob Marshall. Un musical de plástico, encima con ínfulas de estética noir. Puesta frente a la historia del cine musical, es irrelevante y anodina. Puesta frente a los estrenos de ese año, este premio es inexplicable. Puesta frente a las otras candidatas de ese año, bueno, no era un gran año de nominadas, pero estaba la segunda de El señor de los anillos, y por más poco que nos guste Pandillas de Nueva York,una secuencia de Scorsese es mucho más que toda Chicago. Rob Marshall intentaría hacer algo peor que Chicago con Nine. Y tuvo éxito en su cometido.

Una mente brillante. Lo peor de este premio no es tanto que sea mala, torpe, sensiblera y que el maquillaje sea horrible, entre otras cosas. Es que esta es una de las peores del director (junto con las de ese asunto Da Vinci), como si la Academia estuviera alentando a hacer esa clase de cosas. Por supuesto, sus grandes Frost/Nixony Rush no ganaron (Rush ni está nominada).


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