Bogotá. La idea detrás de la exposición “Campos de memoria”, que se exhibe actualmente en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, nació del interés personal de su curador, Oscar Ardila, de estudiar cómo se relaciona y se inserta la cultura de la memoria en el campo del arte en Colombia a través de diferentes escenarios.
Ardila se presentó a la convocatoria de circulación internacional en el año 2012 y su propuesta fue ganadora del estímulo Proyecto curatorial sobre la producción artística de Bogotá para su circulación internacional de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. Fue así como pudo realizar su investigación y seleccionar las obras de trece artistas que abordaron con un interés documental la temática que reflexiona sobre la compleja situación del país a nivel político, social y de orden público.
El resultado de la investigación es la exposición que se presentó en Berlín del 20 de septiembre al 18 de octubre de 2013. Ardila, investigador en Teoría e Historia del Arte, asegura: “esta experiencia reveló elementos interesantes. Por ejemplo la reacción del público internacional que comentaba el reto que significa representar el pasado sobre un conflicto que aún persiste”.
Por otra parte, al curador le sorprendió el acercamiento de personas pertenecientes a países árabes y de la Península Balcánica que vieron en las obras de la exposición una caracterización de sus propias coyunturas políticas y sociales.
Además, resalta la reacción del público en Berlín -constituido por artistas, personas relacionadas con estudios de memoria histórica y colombianos residentes en Alemania- que dejó de lado los prejuicios frente al conflicto colombiano, al identificar las vivencias de todos los actores involucrados en el conflicto como fundamentales para la construcción de la memoria colectiva.
En particular, el curador se sorprendió de que los asistentes tuvieran una visión más abierta frente al conflicto colombiano sin caer en lugares comunes como, por ejemplo, las interpretaciones generales de la violencia de los 50 y el Bogotazo. “Esta visión amplia del conflicto se da, entre otras razones, gracias a que la exposición es muy plural”, asegura el curador.
Dentro de la muestra, el espectador se enfrentará a escenarios no sólo de índole urbana sino también a territorios rurales y fluviales en donde se adentraron algunos de los artistas de la exposición porque son los lugares en donde se desencadena gran parte del conflicto colombiano.
Un ejemplo es la obra de Wilson Díaz, un artista que en medio de los diálogos de paz entre las FARC y el gobierno del ex presidente Andrés Pastrana en San Vicente del Caguán, documentó la cotidianidad de los guerrilleros. Su obra, Baño en el cañito expone la vida cotidiana de menores de edad reclutados en las FARC; un ejercicio que expone la otra cara de los actores del conflicto.
También se pueden encontrar otras propuestas artísticas como la de María Buenaventura y su obra El territorio no está en venta. Un trabajo que nace en las veredas El Uval y La Requilina en Usme y que expone la resistencia y las acciones emprendidas por parte de la comunidad campesina en la defensa del territorio cultivable de la zona frente a un plan de la Alcaldía de Bogotá para construir vivienda de interés social.
O la obra Magdalenas por el Cauca de Gabriel Posada, una intervención hecha en el territorio fluvial del río Cauca que evidencia la memoria colectiva de las víctimas de la violencia del norte del Valle y de Risaralda.
La invitación es para todos aquellos que deseen reflexionar sobre una muestra que resalta “la diversidad de memorias colectivas que hay en torno al conflicto” como la describe Oscar Ardila. La exposición se estará presentando en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño hasta 28 de febrero de 2014 de lunes a domingo 10:00 a.m. a 6:00 p.m. La entrada es libre.