Por: Helena Manrique. "Cuando un amigo se va queda un espacio vacío/ que no lo puede llenar la llegada de otro amigo". Versos del poeta Alberto Cortez, para despedir del mundo terrenal a un Grande en Colombia, Alberto Upegui A. A los 76 años partió entre violines y acordes de guitarra el amigo, abogado, musicólogo, director, productor, gestor cultural, compositor, viudo de la soprano Carmiña Gallo, justo a los diez años cuatro días después de ella. Nació y murió en Medellín (Antioquia). Fue magistrado del Consejo Superior de la Judicatura , como director del Instituto Distrital de Cultura y Turismo en Bogotá, trajo por primera vez a Colombia la Antología de la Zarzuela de José Tamayo, el Teatro Negro de Praga, y diferentes compañías mundiales en el género operístico. Dio importancia en la escena al bel canto colombiano, desempolvando del Archivo Fílmico de la Nación , las óperas Florinda y Ester de los bogotanos Rafael Pombo y José María Ponce de León. Dirigió la Enciclopedia Lecturas de Música Colombiana. Creó junto a su esposa, Las Clásicas del Amor y la Fundación Carmiña Gallo. Director de Colcultura, fue cónsul en Roma (Italia). Fue único, narrando amenamente la vida y milagros de compositores nacionales y extranjeros en sus charlas en cada concierto que ofrecía los lunes en el Auditorio Skandia de Bogotá, donde lo lírico y lo popular siempre fueron de la mano. Fue una autoridad musical, tanto que en diferentes países del mundo era el invitado estrella para hablar de lo que más amaba y sabía, de música. Creador de la Ópera de Colombia. También fue un consagrado pianista y director de orquesta, autor del pasillo El hormiguero. Primo en segundo grado de la única santa colombiana, la madre Laura Montoya Upegui. Los gestores culturales no mueren trascienden con la luz de las estrellas. Adiós amigo te abrazo por siempre.
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