Por: Mariarosaria Fabris/ Tomado de la revista Entrelivros/ Brasil.
Traducción: Jorge Consuegra (Libros y Letras).
No es fácil dar cuenta de la producción de Pier Paolo Pasolini, uno de los más fecundos intelectuales italianos del siglo XX. Poeta, ficcionista, ensayista, crítico literario, teatrólogo, lingüista, argumentista, guionista, cineasta, teórico del cine, se interesó aún por las artes plásticas, escribió innumerables artículos en periódicos y revistas y mantuve una intensa correspondencia con amigos y lectores. Sin embargo en el exterior, Pasolini fue más conocido como cineasta, pero fue como literato que surgió en el panorama cultural italiano. Como escritor, su obra abarca tres momentos: las décadas de 40, 50 y 60, y 70.
Los años 4 fueron marcados por las largas temporadas que pasó en la mítica Casarsa delle Delizie (FRiul), tierra natal de su madre, retratada en dos novelas elaboradas en ese período, pero editadas posteriormente: La hora después del sueño (1962) y Amado mío; precedido de actos impuros (1982). Publicó sus primeros poemas en italiano y en friulano, se dedicó al dibujo y a la pintura, escribió cuentos, reseñas, ensayos lingüísticos, críticas de arte para varias revistas culturales, entre las cuales está Il Setaccio de Bolonia. A finales de 1949, fue apartado de la escuela dictaba clases y del Partido Comunista, por corrupción de menores y práctica de actos obscenos en público, partiendo de urgencia de Casarsa a Roma en enero de 1950.
La década del 50 fue vital en su producción literaria, cuando dio a luz Niños de la vida (1955) y Una vida violenta(1959) y escribió también buena parte de los textos que integrarán Alí de los ojos azules (1965), en que focalizó los cordones de miseria que persistían en la periferia de Roma, mientras Italia se encaminaba hacia el boom económico. Se consagró aún como poeta con Le ceneri di Gramsci (1957) y L'usignolo della Chiesa cattolica (1958). Con un grupo de intelectuales amigos, fundó la revista Officina (2958-59), reunió sus ensayos de crítica literaria en Passione e ideología (1960) y dio sus primeros pasos en el cine, colaborando en la elaboración de argumentos, diálogos y guiones. Comenzó a dedicarse al teatro traduciendo la Orestiada (1959): la trilogía de Esquilo está en la base del desarrollo de sus primeras películas – Desajuste social (1961) y Mamma Roma (1962- en el que el hado preside el destino de los hombres.
