No. 6.558, Bogotá, Martes 17 de Diciembre del 2013
Mis primeras patrias fueron los libros. Y, en menor grado, las escuelas.
Marguerite Yourcenar.
Más sobre poesía sin fronteras
Por: Ramiro Lagos, especial para Libros y Letras. Mas sobre mi antología internacional, “Poetas sin fronteras”, tengo que agregar que esta obra ha pretendido integrar las voces dispersas de la poesía emigrada, unida a otros cerebros fugados hacia el logro de metas superativas. Se incluyen también algunos poetas escapados de los feudos líricos o de los círculos elitistas que los discriminan. Más que antología es un manifiesto de voces internacionales cuya trascendencia procede del hecho de que casi todos los poetas sin fronteras son didácticos de literatura. Lo que quiere decir que su cátedra de poesía conlleva de por si un compromiso con la dialéctica de la crítica o de la autocrítica ampliamente expuesta o debatida en la academia universitaria o en el simposio. La amplitud de su apertura literaria a la luz de la crítica analítica o de la apoyatura erudita, lejos está de ese academicismo oficial y oficioso y de ese lirismo evasivo de quienes aún siguen creyendo que la poesía es un privilegio de sus feudos o de sus codificaciones literarias y no de la gran audiencia como la del Canto General. Contra los "falsos brujos” de la poesía se pronuncia Pablo Neruda tildándolos de “vendedores de hacinados detritus” “cadáveres de la moda", Y los interroga: “Qué hicisteis ante el reinado de la angustia frente a este oscuro ser humano?” Con Pablo Neruda, César Vallejo, Nicolás Guillén y Miguel Hernández, se rompieron los muros fronterizos entre poesía y pueblo y ya con Ernesto Cardenal se movilizó en Nicaragua una vanguardia democratizadora de la poesía, antagónica a los dictámenes de la élite.
Rotos ciertos cánones impositivos, la poesía de apertura o la que deliberadamente alterna con otras formas de expresión, bien sea empleando el lenguaje coloquial o la forma métrica, busca encontrar en el alma de la palabra su poder de transformación lírica, o su vanguardia social con un Juan Pueblo en marcha. La palabra como surtidor semántico, como signo de polivalentes significantes, como depositaria de connotaciones explícitas o implícitas o como foco de sugerentes metáforas, se abre paso a través de la realidad sensible sobre las fronteras de sus limitaciones de toda índole, y es la gran sensibilidad del poeta la que sale triunfante dentro de la trascendencia del lenguaje, sea este rítmico o coloquial.
Pero lo que más interesa a los poetas sin frontera es su amplitud espacial, su entorno humano, salvada su intimidad y también su libertad artística asociada a la expresión libre de su idearium.
La poesía de los poetas aperturistas, comprende la gran metáfora del viento convertida en libertad sin límites y las tropas de las montañas convertidas en estribaciones épicas. Comprende el lenguaje de las águilas y de los cóndores y también el de las palomas mensajeras. Comprende la diafanidad de las fontanas con sus rítmicas corrientes interioristas y también el vehemente lenguaje de las cascadas con su entorno de cristal de roca. Clásicos o barrocos nuestros ríos no dan a la mar sino que se convierten en ciénagas o en lagos serenos o agrestes donde se reflejan las barbas de nuestros abuelos milenarios que conquistaron la tierra con poesía, desposeyéndola de sus alambradas. Allí los espejos mágicos cantan sus himnos, sus endechas, sus juglarías, sus cantos generales y sus cantes jondos con el advenimiento de los duendes.