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Los extraños caminos de la ceguera

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No. 6.557, Bogotá, Lunes 16 de Diciembre del 2013 

La poesía es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos. 
Rabindranath Tagore


Los extraños caminos de la ceguera

Por: Germán Borda, especial para Libros y Letras. Cuando Borges le solicitó a Eduardo caballero que lo acompañara a la pinacoteca de Múnich, debió imaginar que se trataba de un chiste de humor negro. ¿Qué podrían observar los ojos muertos del bardo bonaerense en el museo? Ambos asistían a un congreso de escritores en la capital bávara. Al otro día, con una puntualidad alemana, y con elegancia argentina, esperaba el poeta en el vestíbulo.

Al llegar a la pinacoteca Borges guio a Caballero, caminemos unos pasos a la izquierda y se encontraban con la escalera. En el segundo piso de nuevo sirvió de cicerone, su cerebro prodigioso conservaba un mapa completo del recinto. Se ubicó frente a un Durero, verificó y pidió a su colega que lo dejara solo. Permaneció observando atento el cuadro. Pasado un largo lapso Caballero regresó y su compañero dio por terminada la visita.

Nunca se atrevió a preguntarle  ¿Qué efluvios y emanaciones había percibido en esa extraña comunión?

Hoy no recuerdo si lo leí o me lo narró personalmente ese ser entrañable, que era Caballero Calderón.

………….

Enorme paralelismos existen en la vida y música de dos titanes, Bach y Haendel. Nacen el mismo año y hay líneas y congruencias entre sus composiciones, pese a que Bach es más escueto, podría decirse austero, en comparación a la música exuberante de su colega. El arte del sonido ha ascendido una larga y empinada cumbre hasta crear estos dos monstruos de la creación. Ha sido un camino lento, arduo, en que muchos genios aportaron sus bloques para esa construcción monumental.

Un destino cruel los unió. Ambos padecen de ceguera. Hay versiones sobre las causas, se dice que en Bach arranca cuando de niño copiaba, a espaldas de su maestro y hermano, partituras a la luz de la luna. Se distanciaban en opinión; el mayor, consideraba que no era tiempo de estudiarlas; y el menor, no se resistía a la curiosidad llegar a su meollo. A lo largo de su existencia ambos creadores copiaron y crearon cientos, miles de compases, con luz endeble, opaca. La música requiere de un esfuerzo visual considerable, basada en puntos, un error de un milímetro cambia el sonido.

Pese a que existen diagnósticos variados, es posible que se tratara de unas cataratas, mal hoy corriente y de tratamiento ambulatorio y sin complicaciones. Otro paralelismo, cayeron en manos de un médico cuestionado por la historia, Taylor. Personaje curioso, de mala fe, llegaba como un prestidigitador a los pueblos en un carruaje con ilustraciones laterales de ojos enormes coloreados. Gran bombo antecedía su arribo. Se dice que dejó a su paso y tratamiento una colmena de ciegos. Su vida ocasionó una ópera, —de pocas repeticiones— y una autobiografía, en la que se justifica. Bajo su tratamiento, los operó, los dos compositores quedaron sometidos a la ceguera total.

Bach dictó algunas composiciones, Haendel por el contrario, sin su visión— que tanto proyectó en sus obras—, vivió nueve años dedicado a tocar el órgano, sin componer. Bach murió a consecuencias de secuelas del tratamiento.

Haendel no tuvo una esposa que lo amara con la fuerza y dedicación de Ana Magdalena, quien escribió una biografía del genial marido. Obra, quizá cuestionable en su estilo y calidad literaria, pero de una profunda emotividad humana. Trascribo su narración de los últimos momentos del compositor

 : "Había puesto música, en su lecho de muerte, al coral "Estoy ante tu trono", (dictado a su hijo político Cristián), y cuando terminó dijo: -"Será la última música que componga en este mundo..."...Miré el rostro de Sebastián, apoyado en la almohada, luego el manuscrito de su último canto... Por fin me llamó: -"¡Magdalena querida, ven, acércate...!" Sobrecogida por el extraño temblor de su voz me volví... Había abierto los ojos. Me miraba, me veía. Sus ojos apretados por los sufrimientos se abrían con un brillo doloroso. La recuperación de la vista, pocos instantes antes de la muerte, fue el último don de dios a mi marido. Vio una vez más el sol, a sus hijos, a mí misma, vio a su nieto que Isabel le presentaba y que llevaría su nombre. Le mostré una bella rosa roja y su mirada se clavó en ella. - "Hay cosas mejores allá, Magdalena, colores más hermosos, músicas que ni tú ni yo hemos oído jamás..." Pronto vimos que el fin se aproximaba. -"Quiero oír un poco de música", -dijo... Dios me inspiró y escogí un coral "Todos los hombres deben morir"... Los demás se unieron hasta completar las cuatro partes. Mientras cantábamos, una gran paz descendía sobre el rostro de Sebastián, libre ya de las miserias del mundo!. Juan Sebastián Bach confirma la frase que dice: "El verdadero hombre jamás deja de aspirar a metas superiores y de desarrollarse mientras viva".

Personalmente tuve un contacto con la ceguera, de niño la padecí por muchos meses. Era extraña y muy particular, pues podía ver todo lo que me rodeaba.


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