Por: Ramiro Lagos, especial para Libros y Letras. Ha de reseñarse como un hito internacional la reciente publicación de la editorial Verbum, de Madrid, del libro titulado: La semilla de la ira, con el subtítulo de “Máscaras De Varga Vila”. La autora de esta biografía novelada, es la escritora colombiana Consuelo Triviño Anzola, quien, por cierto ocupa un alto cargo en el Instituto Cervantes de Madrid, como antena intelectual del hispanismo activamente representado en hechos, letras, voces, ecos e investigaciones dignas de ser actualizadas. Lo que ha investigado más ella es la obra y el diario de Vargas Vila, que le ha permitido ser el “alter ego” y por lo tanto, la pregonera de quien fue a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, el primer “best seller” de Latinoamerica.En este Vargas Vila gigante en la pirámide de 6O libros fue en que Consuelo Triviño basó su tesis doctoral en la Complutense. Su intravisión en el personaje biografiado le permitió seguir fielmente su itinerante diario compendiado en setenta años de lucha denunciadora y justiciera. En esa dirección ella, como novelista, se impuso una tarea hazañosa como la reconstructora de los pasos del gigante escritor caracterizado como antiimperialista, revolucionario librepensador e iconoclasta, habiendo logrado actualizar sus manifiestos , sus imprecaciones, su carga verbal y sus furias reticentes contra el anquilosado y corrupto sistema oligárquico opresor de los humildes y miserables de Indoamérica. En 262 páginas, ella, como portavoz del biografiado, revive sus diario, que son sus memorias, dando la impresión de que a nombre del protagonista motiva al lector para que no ceje en seguir sus huellas y las olas de sus viajes a Paris, a Roma, a España y a todo el mapamundis latinoamerino, donde se le admira como abanderado de la libertad y como colosal batallador . Oígase su palabra textual : ” En toda Amérca Latina, fui aclamado, vitoreado, alagado y aplaudido por el peso abrumador de la multitud”. Profeta de América fue, perfilándose como visionario y como tal, pronostica la surgencia e insurgencia del tribuno del pueblo. Es casi profético este texto : “En mis sueños los ejércitos salvadores marchan triunfantes sobre las verdes praderas de mi tierra, y los chacales acechan camuflados entre la multitud que se agrupa en la plaza pública aclamando a un líder”. Quizás se refiera proféticamente al caudillo del pueblo colombiano, Jorge Eliécer Gaitán, asesinado por la oligarquía colombiana. Acaso, no obstante su ateismo, se refiera al Cristo rojo ensangrentado, que lucha por la justicia en cuya misión redentora confía para salvar a la humanidad. Y así lo dice: “ante la visión del Cristo lacerado, surgió en mi el germen redentorista”. Más tarde, como profetizando el hecho vería surgir en su visión, al líder colombiano de la teología de la liberación, Camilo Torres.
En el Diario vargavileño, Consuelo Triviño descubre múltiples perfiles de su biografiado. Uno de ellos, es el de poeta, no sólo como cantor de “Las rosas del amanecer” y otros textos líricos, sino como poeta insurgente que escribe sus prosas épicas modernizadas en “La Muerte del Cóndor” que es un canto a otro libertador ideológico del Ecuador: Eloy Alfaro, su amigo de lucha contemporánea. Amigo y admirador de su poesía, también lo fue de Rubén Darío , su paradigma lírico, rodeado de cóndores en su “Marcha Triunfal” y de José Martí, el heraldo de su poesía-manfiesto, cuyo epígrafe se impone en los cuatro vientos de la poesía social: “Con los pobres de la tierra, yo quiero mi suerte echar”. El, Vargas Vila, el dandy, ya descamisado hoy, parece prohijar estos versos martianos, lanzándolos como consigna para los poetas futuros, viéndolos en su vanguardia marchar con alma de guerreros bajo la gigante antorcha libertaria empuñada por él, el profeta rebelde de América, como se le ve en La semilla de la ira.