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Prefiero ser un Borges y no ganar premios

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No. 6.544, Bogotá, Martes 3 de Diciembre del 2013 

Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro. 
Emily Dickinson

Prefiero ser un Borges y no ganar premios

Tomado de El Informador/México. Para Ginés Sánchez, alzarse con el IX Premio Tusquets Editores de Novela supone proyección y reconocimiento, sin embargo, entre risas y no, sin la advertencia de sonar pretencioso, dice: “Preferiría ser (Jorge Luis) Borges o ser (Julio) Cortázar o ser (Juan) Rulfo y no ganar ningún premio importante”.     

El murciano de 46 años apunta que no persigue galardones y recuerda que ninguno de los escritores que mencionó ganó el Nobel de Literatura, pero que tienen un amplio reconocimiento, sobre todo en América Latina.    

“Lo importante no son los premios, sino lo que la gente piense. Con que me quieran un poco, ya tendría bastante”.  

Los gatos pardos es la novela con la que el español ganó el reconocimiento de Tusquets. En ella, María, Jacinto y Ginés viven una noche de San Juan en Murcia de las que son difíciles de olvidar; una de riesgos y excesos en la que surge una inesperada historia de amor.  

Así es como él describe su obra: “Son tres historias que suceden la misma noche. Los personajes no se conocen, pero sí se conocen; las historias se entrecruzan en determinados momentos”.

Abogado durante una década, Sánchez califica a los personajes como “diferentes, pero parecidos. Son personajes muy duros, incluso malos. Pero son malos que sufren, que están cerca de quebrarse”.  

El argumento transcurre en la ciudad natal del autor, quien procura la lectura desde los cinco años. La eligió un tanto por la historia misma y otro por el cansancio de que las novelas se ambienten en Madrid, Barcelona, París, Nueva York. “No pasa nada si las historias pasan en otro sitio, también se tiene derecho (…) Es una novela que también busca estremecer. Cuanto más pequeña fuera la ciudad, más iba a ser la sensación de estremecimiento”.  

—Con Los gatos pardos¿cómo fue el proceso? ¿Sabías cómo terminaría?

—Escribiéndola (duré) a lo mejor un año y medio. Pero, por ejemplo, el personaje de María está en mi cabeza desde 2003 y el de Ginés quizá antes, 2002 o 2001. Son personajes a los que después, poco a poco, se van sumando facetas y después escribes, que es el final del proceso.

Esta novela es muy particular, porque no sabía cómo terminaba ninguna de las tres historias en ninguno de los momentos. Los personajes estaban delimitados, claros, sabía detalles de su pasado, pero llegado el momento de empezar a plantear la noche era decir ‘déjalos a ellos solos, como tú los conoces’. 

—¿Concluiste la historia de María y de Ginés en Los gatos pardos?

—No. Si en su día interesase, se pudiera hacer, yo tengo la segunda parte de la novela. Podemos coger a los personajes y volver a jugar con el tiempo, con ellos, y contar la continuación de cada uno.

—En la novela utilizas frases cortas, ¿por qué?

—Cada historia tiene su manera de contarse. Esta, por la temática y por lo que queríamos contar, lo que mejor le venía era que todo fuese como latigazos. Que la misma manera de contarlo fuera tan áspera en determinados momentos como es la propia historia. Se trataba de generar esa sensación. 

—Ejerciste la abogacía 10 años, ¿cómo das el salto a la literatura?

—Un día simplemente dices ‘Llevo 10 años haciendo esto. ¿Quieres estar otros 20 en ello? No’. Entonces lo dejé, lo vendí todo y cogí la mochila para viajar.

Siempre se está escribiendo. Nadie se pone a escribir novela directamente. Cuando alguien empieza se pone a escribir cuentos, pero el problema es que no me salen, eso te frustra y te retrasa mucho. Pero luego escribes una cosa más larga y dices ‘ah, sí, esto sí funciona’. Como a los 30 y tantos años empecé con la novela.  

—Desde 2003 viajaste a Italia, Escocia, Irlanda, Cuba, Costa Rica… ¿Eso alimentó tu literatura?

—Los viajes lo que te da son perspectivas nuevas, que si tú estuvieses en tu casa de abogado no tendrías. Si por ejemplo tienes que relatar la vida de un camarero que lo están reventando, como abogado te lo pueden contar, pero no lo has vivido. En cambio, si lo has vivido, puedes tirar de cosas que son tuyas, que al final es lo que lleva al detalle y lo que da el nivel. 

Si me sentase a contar todas las anécdotas de las cosas que me pasaron y las que me debieron haber pasado, haríamos un libro muy muy largo. 

—¿En adelante piensas dedicarte de lleno a la escritura?

—De momento está bien, pero tampoco hay un plan establecido. No sabemos si se puede llegar a vivir de esto y tampoco sabemos qué es lo que va a pasar dentro de cinco años.

—¿Actualmente tienes un proyecto de novela?

—Ahora mismo sí, hay novelas y ganas de trabajar todavía, por lo menos para cinco o seis años más. Me imagino que después seguirá habiéndolas, pero como decían en la Edad Media, ‘más allá hay dragones’.  


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