No. 6.543, Bogotá, Lunes 2 de Diciembre del 2013
Cuando aprendas a leer serás libre para siempre.
Frederick Douglass
Un café en Buenos Aires con Pablo Di Marco
Hoy: Juan de Dios Garduño
Esta vez el café no será en Buenos Aires sino en Madrid, porque nuestro entrevistado es Juan de Dios Garduño, uno de los mejores autores españoles de su generación de un género que no tiene simples lectores, sino fanáticos: el terror.
Juan de Dios nació en Sevilla en 1980, publicó cuentos en diversas antologías y, tras la edición de su primera novela El caído en 2009, llegó a la masividad con Y pese a todo…, obra que recibió, entre otros, nada menos que el premio a la Mejor Novela Española de Terror del año 2010, y cuyos derechos han sido adquiridos por Vaca Films (productora de la película Celda 211), para ser llevados a la pantalla grande. En 2011 publicó Apuntes macabros, una antología de relatos de terror prologada por el director de cine Miguel Ángel Vivas. Y, tras el éxito de su última novela, El camino de baldosas amarillas, Juan de Dios se ha unido a los escritores David Prieto Ruíz y Raúl Lepe para darle forma a uno de los mayores proyectos de su vida: la creación de la editorial Palabras de Agua, que ya lleva publicados media docena de libros en España.
Para hablar de su pasión por la literatura, de los sueños que le despierta la flamante editorial y tantos temas más, nos encontramos con Juan una oscurísima noche de tormenta. No se me ocurre mejor (y más terrorífica) escenografía para conversar con un autor de espeluznantes historias de zombies, sangre y espanto.
— Sos un gran lector y escritor de cuentos y novelas de terror, Juan. El tuyo es un género en el que la lucha entre la luz y la sombra es permanente. ¿Creés que el bien y el mal existen en nuestra vida cotidiana?
J: Ya desde niño me di cuenta de que en el mundo hay gente buena y hay gente mala. Cuesta entender por qué hay personas capaces de infligir el mal sin sentir el menor remordimiento. Pero solo hace falta ver el telediario para darse cuenta de que están ahí, existen. Se asesina a diario, por dinero, por odio, por envidia… esto nos permite hacernos a la idea de que el mal está a dos pasos de nosotros. A veces más cerca.
—¿Creés en Dios y el diablo?
J: No. No creo en Dios ni en el diablo. Y tampoco en el ser humano…
—Te pido un consejo para guiar al lector que no suele consumir literatura de terror. ¿Cuál es la gran novela de este género de los últimos diez años?
J: Tendría que remontarme a más tiempo atrás para contestar a esa pregunta: Soy leyenda, de Richard Matheson.
—Novela que tuvo una interesante adaptación al cine. Cambiemos de tema: yo entregaría un par de años de vida a cambio de haber sido capaz de escribir una novela como Muerte en Venecia. ¿Cuántos años entregarías a cambio de ser el autor de qué libro?
J: La verdad, aprecio mucho mi vida como para quitarme años de encima. Sin embargo sí que me hubiera gustado escribir muchas novelas de autores a los que admiro.
—Stephen King es uno de tus mayores referentes (dicho sea de paso, le cuento a tantos amigos colombianos que leen mis entrevistas que en Europa Juan de Dios es considerado “el Stephen King español”). ¿Por qué pensás que un sector de la crítica sigue menospreciándolo?
J: El terror siempre ha sido menospreciado. Normalmente porque está encuadrado dentro del género fantástico. Y claro, ese tipo de literatura no es seria. ¿Quién va a pensar que hay algún tipo de mensaje importante detrás de El señor de los anillos, por ejemplo?
—A principios de 2013 montaste junto a tres colegas la editorial Palabras de agua, que ya tiene publicados varios libros con distribución en toda España. Contame como marcha la aventura.
J: Por ahora estamos invirtiendo mucho dinero. Las distribuidoras pagan a nueve meses al principio, y nosotros creamos la editorial en mayo, así que a esperar toca. Estamos muy ilusionados con este proyecto, creemos que tenemos una visión muy acertada del negocio y vamos a demostrarlo. Queremos publicar mucho y bien, y a todo tipo de autores, desde noveles hasta autores consagrados.
—Se suele decir que al paso que vamos pronto serán más los escritores que los lectores. De lo que no se suele hablar es de la calidad de las obras que se escriben y editan. Decime, Juan: de cada 100 manuscritos que recibe Palabras de agua, ¿cuántos merecen ser publicados?
J: Bueno, esta pregunta es delicada. Nosotros habremos valorado más de 150 manuscritos, y tenemos seleccionados doce. Seis publicados y seis por publicar. Pero esto no quiere decir nada, hay manuscritos que tienen la calidad necesaria para ser publicados, pero que no publicamos nosotros simplemente porque no nos encajan en la línea que queremos llevar.
—Y ahora vienen las dos últimas y clásicas preguntas de Un café en Buenos Aires. Vamos con la primera: alguna vez Vargas Llosa dijo que el día más triste de su vida fue cuando Jean Valjean murió en Los miserables. ¿Cuál fue el día más feliz de tu vida?
J: Pues no fue hace mucho, pero me guardo el motivo.
—Y ahora la última: te regalo la posibilidad de invitar a tomar un café a cualquier artista (vivo o muerto). Contame quién sería, a qué bar lo llevarías, y qué pregunta le harías.
J: Stephen King ha hecho por mí más que ningún otro escritor o artista. Así que le invitaría a un mojito en La bodeguita del medio, en la Habana vieja. Le daría sinceramente las gracias y le preguntaría solo esto: ¿ha merecido la pena?
En tiempos en que por momentos pareciera que la mediocridad y la apatía ganan la batalla, es magnífico encontrarse con un muchacho como Juan, que con poco más de treinta años no deja de soñar y concretar proyectos en el maravilloso, rico, cruel, pero siempre imprescindible mundo de la literatura.
Nota: dos semanas después de esta charla, Juan de Dios hizo público que su esposa Ana estaba embarazada. Me pregunto si sería aquella la felicidad que aún no podía compartir con nosotros.
