Bogotá. Luego de un arduo trabajo de selección, el jurado de los Premios de Literatura 2013, conformado por dos equipos, uno para cada concurso, anunció los ganadores y finalistas de ambas convocatorias, que recibieron el más alto número de concursantes de su historia. En total, se presentaron 71 participantes en el Concurso Nacional de Cuento y 90 en el Concurso Nacional de Libro de Cuentos.
Margarita Posada, Pilar Quintana y Camilo Castillo-Rojo conformaron el jurado del Concurso Nacional de Cuento, abierto únicamente para estudiantes y egresados de los programas de Creación Literaria de la Universidad Central. En su fallo, “el jurado encuentra entre los cuentos una amplia gama de estilos literarios que se extienden desde las narraciones lineales tradicionales hasta formas más novedosas; desde monólogos interiores hasta cuentos que incluyen elementos del lenguaje cibernético, pasando por elaboradas narraciones donde el lenguaje recuerda textos barrocos así como textos en donde unas rápidas líneas definen con precisión un ambiente o un personaje”.
El cuento “Una cabra”, de Adriana Arjona, con seudónimo Lola Nivoli, fue el ganador del Premio por la fuerza y frescura de su voz narrativa, la verosimilitud de la historia, y porque contiene dos niveles narrativos bien entramados, además de un gran uso de ironía y una dosis justa de humor. En lo formal, la escritura es limpia y sin pretensiones ni arandelas. A pesar de que en una primera lectura pareciera ser una fábula, la complejidad de cada uno de los personajes y la humanidad que se les imprime hacen de esta historia una trama universal. La ganadora es egresada de la Especialización en Creación Narrativa de la Universidad Central.
El jurado del Concurso Nacional de Libro de Cuentos, conformado por Lina María Pérez Gaviria, Alfonso Carvajal Rueda y Germán Gaviria Álvarez, eligió el libro Los códices del apátrida, de Andrés Pertón, con el seudónimo Andrés de Zurbarán, resaltó “la originalidad en la elección de los temas, su tratamiento, la complejidad y la solvencia en su desarrollo, la creación de ambientes urbanos fuera de lo común, la preocupación por el uso del lenguaje y la sintaxis. Asimismo, resalta la originalidad de los personajes, de las situaciones y la profundidad psicológica con que fue elaborado el libro. Se trata de una de las obras en las que la cohesión estilística es manejada con mayor solidez”.
