Rafael nos mira pasar mientras recorremos el pabellón de material educativo y didáctico de la 26ª Feria Internacional del Libro de Bogotá. Tiene una mirada alegre, cristalina, pero fija. Su camisa de cuadros, su blue jean, azul como la tarde y sus zapatos cafés, no pasan desapercibidos. A Rafael le falta una pierna. Es muy especial al igual que sus cincos amigos. Ninguno tiene costura en medio de sus piernas, en cambio, tienen genitales de algodón. Son Peluches sexuados.
La disociación del cuerpo nos hace extraños a nosotros mismos. La manera en que enfrentamos nuestra vida cuando no nos pensamos como un todo, genera conflictos en el proceso de crecimiento y de relación con los otros. “Los niños a través del juego van descubriendo las diferencias de lo que es ser niño y ser niña, reconocen unos órganos que deben cuidar y respetar” contó Lolita Carvajal encargada del stand 1714 de Salud didáctica.
Cuando los niños y sus padres pasan por el stand de Rafael, tienen diversas reacciones. La risa, la incomodidad, la curiosidad e incluso el reconocimiento por los órganos que están a la vista son sólo algunos. “Hay padres que vienen y ven un títere así e inmediatamente cogen al niño y se lo llevan, no estamos educando a nuestros niños bien, entonces, quitarles el miedo al cuerpo debe ser un compromiso firme, ésa es nuestra propuesta”, dijo Lolita Carvajal. Los niños pueden crecer entiendo que el cuerpo no es de plástico ni termina hasta donde llega el abdomen, las costuras que nos han vendado los ojos pueden asumirse con la naturalidad propia de la belleza de cuerpo.
