Por: Jairo Cala O./ Bucaramanga. Muchos de mis compatriotas, particularmente funcionarios, locutores, presentadores de televisión y periodistas, tienen una arraigada vocación de constructores. Pareciera que sus espíritus están dominados por cierto atractivo por el cemento, la arena, las varillas de hierro, las formaletas, el hormigón, los ladrillos y demás elementos utilizados en la actividad constructora.
No necesariamente son arquitectos o ingenieros. Ejercen las profesiones ya citadas; aunque hay otras gentes con otros quehaceres que también tienden a ser constructoras. El común denominador en todas ellas es que se identifican por igual con una palabra que usan, repetidamente, desde que amanece hasta que anochece: construir. Con ella «construyen» lo que no se deja construir. ¡Verdaderos magos!
El asunto es que ahora en Colombia se «construye» de todo: familia, empresa, unidad, asociación, amistad, lazos comunes, tejido social, liderazgo y muchísimos asuntos más. ¡Qué abundancia de constructores tenemos!
De tal suerte, escuchamos y leemos afirmaciones como:
«Es necesario construir tejido social».
«Los problemas que nos aquejan urgen la construcción de un programa social que nos redima».
«El Gobierno está empeñado en construir nuevas familias, y en brindarles atención social».
«Construyamos amistad para que seamos una sola familia».
«Estamos construyendo una red social que reivindique los valores de la gente marginada».
La lista de ejemplos no terminaría. Pero como mi ánimo no es el de fatigarlo, caro lector, debo advertir que en todos esos casos, y en los similares, el verbo construir está mal aplicado. O como pudiera decir algún maestro de construcción: «Está desnivelado y le sobra cemento».
Porque el vocablo construir solamente aplica para hacer referencia a la ejecución de obras físicas de arquitectura o ingeniería: ‘un monumento o en general cualquier obra pública’. (Definición del Diccionario Académico de la RAE).
La segunda acepción del término indica que construir es ‘En las antiguas escuelas de gramática, disponer las palabras latinas o griegas según el orden normal en español a fin de facilitar la traducción’. También significa, en el mismo ámbito, ‘Ordenar las palabras o unirlas entre sí con arreglo a las leyes de la gramática’.
En las dos últimas definiciones se habla de la gramática, porque con las palabras se construyen oraciones gramaticales.
Para que no quede «volando» la observación sobre los errores citados, en los que el verbo construir está mal empleado, he aquí las enmiendas:
Es necesario propiciar tejido social».
«Los problemas que nos aquejan urgen la ejecución de un programa social que nos redima».
«El Gobierno está empeñado en fomentar nuevas familias, y en brindarles atención social».
«Facilitemos amistad para que seamos una sola familia».
«Estamos auspiciando una red social que reivindique los valores de la gente marginada».
Y como ya construí muchas oraciones gramaticales, con puntuales indicaciones sobre el verbo construir, dejo mi «palustre» de albañil del español para dedicarme a proyectar, hacer, ejecutar, emprender y cumplir otros asuntos. Porque entre ellos no figura la construcción de casas, apartamentos u otras obras.
