Por: Alejandro Vallejo. Trata de un grupo de amigos que laboran y sobreviven en la capital de un país acostumbrado a las consecuencias de la falta de previsión, la incertidumbre, la vulnerabilidad y la violencia. El candidato Ángel Petronio Gaitán gana las elecciones y busca cambiar las condiciones de vida en la ciudad. Sus declaraciones siempre polémicas provocan el alboroto y demandas ante la justicia.
La ciudad vive las inclemencias de la ola invernal, lo que destapa el descuido que por largos años ha recibido el río Bogotá, así como los humedales y otros afluentes. Las lluvias inundan barrios y poblaciones periféricas.
El alcalde electo presenta su ruta de gobierno el día de su posesión en la plaza de Bolívar, y con su equipo estructura el plan de desarrollo “Bogotá Humana”, centrado en el eje ambiental donde se privilegia una nueva política entorno al aprovechamiento y defensa del agua. Allí mismo contempla programas y políticas en torno a la inclusión, la educación, los servicios públicos y la lucha contra la corrupción. El nuevo alcalde empieza a confrontar una fuerte oposición que quiere cobrarle el destape del cartel de la contratación, especialmente por el desmantelamiento del erario y el clientelismo, instrumentos de corrupción que atentan contra la vida jurídica e institucional del gobierno de la ciudad. Al mismo tiempo este destape compromete el desarrollo de las obras de infraestructura vial de la fase III de TransMilenio, en donde se ven comprometidos el grupo de los primos y hermanos Koolez, la contraloría distrital, el IDU y otros organismos importantes .
Al tiempo que en la realidad cotidiana transcurren episodios que dan cuenta de la administración de Ángel Petronio, el grupo de amigos (entre ellos el periodista Pascual Ramón Niño, recién llegado de Nueva York, donde trabaja para el semanario ’News Latino’) viven de cerca los procesos sobre la muerte del joven universitario Luis Andrés Colmenares, los juicios en torno a los hermanos Oscuro Colorado (Ezequiel y Juan, ex alcalde y exsenador, respectivamente), el movimiento estudiantil por una reforma a la Ley 30, los inconvenientes en la transportación pública, las afrentas de la inseguridad, la indigencia y la drogadicción.
Uno de los amigos –Botero ‘el Embustero’- vive de las gentes que van por las calles y que se motivan a obsequiarle una moneda en recompensa a sus charadas que emite en la emisora portátil La Vox Populis Vox Dei.com que lleva en una bicicleta. Por momentos, el tratamiento chistoso de las transmisiones de Botero ‘el Embustero’ contrastan con la espectacularidad y el sensacionalismo que manejan los medios de comunicación, que en la práctica cogobiernan y reproducen a diario el estado de las relaciones sociales hegemónicas y dominantes, en defensa de las corporaciones poderosas y el gran capital.