Guajira
Antonio Mora V. (Colombia)
Ahora que he visto más de un lamento
en el inmenso mar negro de tus ojos,
y que siento que nada hay más triste
que el desierto con sus espejismos alienantes,
debo por obligación pedirte
que te mires en el espejo de tu mar y de tu cielo
y que busques la verdad escondida
en cada ranura de tu piel.
Ahora que he visto las heridas de tu cuerpo
y que he sabido que vendrán muchas más
por muchos años,
mientras persista el yugo que padeces,
deseo que aprendas que por mucho que llenen
tus vacíos y te siembren plantas en la piel soleada,
quedará un dolor de ausencia
en las cicatrices de tu alma.
Ahora que he visto la sonrisa que
a pesar de todo
aflora en tus labios almendrados,
y que te he visto bailar la danza del ancestro
y vestir a la poesía de esperanza,
siento que tus lágrimas corren por mi rostro,
que tus heridas sangran en mi piel,
que tus canciones alegran mis silencios,
que tus danzas pulsan la frecuencia de mis genes,
que tus sueños se confunden con los míos.
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