La Real Academia de la Lengua española define a la montaña, en plural o singular, como una acumulación de tierra. Agrega que la montaña puede estar cubierta por naturaleza o que es una acumulación de cosas.
Las montañas son suficientes y hasta generosas inspiradoras para quienes hacen prosa y más para quienes escriben en verso, como Santiago Espinosa en su más reciente obra El resplandor y la sombra. Una poética de las montañas que publica con el sello editorial del Fondo de Cultura Económica – FCE.
De su libro, Santiago nos explica que fue posible encontrarle un sentido particular a las montañas gracias a su padre, ingeniero civil experto en geología y suelos. Fue él quien le enseñó a saber el material del que están hechas, su forma, origen y hasta las leyendas que siempre se tejen en sus entornos.
Santiago relata que El resplandor y la sombra es una montaña de experiencias de viajes. Considera que los habitantes de las ciudades y poblaciones, con montañas como tutores, sueñan con lo que hay en esas acumulaciones de tierra. Las ve como inspiradoras para letras como la M, la N y si se le pone una nube la Ñ.
En la descripción de su libro dice que leerlo es “recuperar una herencia que se ha nutrido, como esas moles gigantescas e inmemoriales, de las voces, los silencios y las escrituras de quienes las recorrieron antes, y de quienes hoy las volvemos a descubrir”.
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