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Entre música y literatura

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Entre música y literatura por Julián Franco Ocampo


Por: Julián Franco Ocampo*


En mi recuerdo más lejano, lo primero que veo son los libros y los discos de mi padre. Crecí rodeado de libros de diferentes tamaños y colores apilados unos contra otros. En la casa había una vasta biblioteca, selva enorme de tesoros donde podía encontrar libros de variados temas, desde historia hasta informática, pasando por arte, ciencia, literatura y hasta culinaria y, por supuesto, las infaltables enciclopedias que, orgullosamente, estaban exhibidas y ubicadas en todo el corazón de aquella habitación que hacía las veces de estudio y encerraba esa colección.

En otro lugar de la casa estaba la discoteca: el lugar en donde abundaban los discos de vinilo. Había allí un logrado sistema de sonido japonés con tocadiscos y una gran colección de discos compactos, todos organizados por géneros. Había total acceso a la literatura y a la música: jazz, clásica, blues, rock and roll. Mis padres amaban la cultura.

Hasta ese momento mi cercanía con la música y la literatura fue circunstancial, pues solo se trataba de la suerte de haber nacido en aquella casa, la casa de mis padres. Pero llegó el momento en que mi cercanía con la música y la literatura se convirtió en una relación inseparable e intensa, cuando comencé a comprender desde muy joven que ambas constituían poderosas formas de expresión.

De esa memoria quiero partir: hoy día somos afortunados, pues no solamente en la tecnología encontramos el vehículo perfecto para comunicar todo aquello que pensamos sino que, además, podemos fácilmente acceder a una audiencia, a la que podemos conquistar con un poco de imaginación y creatividad.

Quienes amamos la literatura siempre hemos sentido gran admiración por esos escritores y músicos que han logrado llegar a nuestros corazones y es, en síntesis, por esa capacidad que tienen para transmitir emociones, conectando con nosotros, que agradecemos y valoramos el lazo profundo y vital que se ha creado entre la literatura y la música.

A través del tiempo, del paso por la vida y los años que me atraviesan, he encontrado en una y otra el refugio y una fuente inagotable de inspiración y entendimiento. Admito que en mi adolescencia estuve perdido entren los mensajes “ocultos” que Cortázar intentaba enviar a través de sus cuentos, y sentí gran alivio cuando en la Universidad Jorge Tadeo Lozano tomé un curso de estudios sobre la literatura argentina. Ahí se abrió un nuevo mundo. Es que, sin ir más lejos, ¿quién no sueña todos los días con una tarde de descanso, rodeado de libros y música? Ambos conceptos, de solo pensarlo, generan alegría y relajación.

Es innegable esa milenaria relación entre ambas expresiones, y si se trata de hablar sobre esto, puedo comenzar planteando que la literatura y la música pueden llevarnos a otros lugares: cuando leemos un libro −es lo que siempre dicen−, “nuestra imaginación vuela”. Igual sucede con la música: una buena canción, y muy seguramente esta, nos llevará a otro lugar, muchas veces mejor de aquel que habitamos.

Ambas tienen la capacidad de construir nuevos mundos y esa búsqueda es fascinante: la posibilidad de visitar nuevos lugares nos lleva a encontrar eso que estamos buscando, aún sin saber por qué lo hacemos. Leer un buen libro nos hace más capaces de enfrentar la vida porque nos da más herramientas para tomar decisiones, o simplemente nos sube el ánimo, lo cual nos hace más receptivos a los estímulos externos.

La música, por su lado, cambia nuestros sentimientos: ¿han visto cómo, las personas que oyen música, en diferentes momentos del día, tienden a ser más felices, en comparación a quienes no lo hacen?

Para quienes vivimos preocupados por todas esas cosas que ocurren en el mundo moderno, que al final de cuentas constituye la misma preocupación de nuestros antepasados, y que es aquello referente a la incertidumbre, la literatura y la música, entendemos que estas también hacen parte de la cura: leer o escuchar sobre otras opiniones o puntos de vista, que no solo están en los noticieros, columnas o entrevistas, sino en novelas y canciones, también nos abre la mente para encontrar nuevas oportunidades pensando en cosas diferentes que podríamos hacer… para proyectarnos en el futuro. Lo mismo ocurre con el pasado: no hay mejor forma de recordar que a través de la música, y es cuestión de solo oír aquella canción que nos gustaba cuando éramos niños o en nuestra adolescencia, cuando nos graduamos del colegio o la universidad, y más de un recuerdo llegará a nuestra mente. Así como la música siempre tiene un ritmo, la literatura también tiene su cadencia, y eso es justamente lo que nuestros sentidos perciben, generando en nosotros diferentes sensaciones que se alejan de lo cotidiano para trasladarnos a otros espacios mentales y afectivos.

Me gusta mucho, por ejemplo, cuando encuentro en una novela literaria que se habla de música, y lo mismo me pasa cuando, en una canción, el autor menciona un libro, una novela, un poema, un ensayo o cualquiera de esas expresiones que, por más que los años pasan, siempre me traen recuerdos felices, leyendo cosas que mi padre me sugería, cuando le preguntaba acudiendo a su inmenso conocimiento.

Ir a una librería es, definitivamente, todo un plan, no solo de un sábado en la tarde: puede ser, si ustedes lo prefieren, una labor que toma el fin de semana completo. Con mi esposa, disfrutamos mucho visitar las librerías de usados. Es un plan que requiere logística, puesto que el paso por cada una de estas librerías puede tomar bastante tiempo. Si pensamos en hacerlo en una sola tarde, será imposible cubrir toda la zona, de modo que es preciso e ideal alquilar un apartamento en una zona cercana y quedarse allí sábado y domingo, para convertir esos días en la base de todas las incursiones que se harán por las diferentes librerías para encontrar aquella joya que por años hemos estado buscando. El día domingo, con calma, en horas de la tarde, volveremos a casa, con la satisfacción de una nueva experiencia y nuevos-viejos libros para leer, disfrutar y acomodar en la biblioteca.

Hay muchas maneras en que literatura y música se relacionan, y muchos los efectos que esto tiene en nuestras vidas. Es deseable que esa relación que tenemos con estas expresiones del arte, nunca cambie, que sea siempre una gran y rica fuente de información veraz, y que no mute o se distorsione por los nuevos contenidos de las redes sociales y los motores de búsqueda pues, al final de cuentas, estos solo deben ser lugares fáciles para buscar información, pero nunca pueden ser la información y, mucho menos, la vida misma.

Si las palabras que salen son hermosas, entonces las palabras que entran también lo son
Proverbio coreano

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Julián Franco Ocampo
Sobre el autor: *JULIÁN FRANCO OCAMPO.

Comunicador Social y Periodista, amante de la música, músico por adopción. Ha trabajado como corrector de estilo, programador, editor de video, locutor y compositor de música corporativa, actualmente se desempeña también como docente. 

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Twitter: @julianfranco_o  - Facebook: Julián Franco Ocampo 
Instagram: @julianfrancoocampo - Soundcloud:/julianfrancomusic

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