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David Sanchez Juliao, un infatigable divulgador de la cultura caribe

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David Sánchez Juliao nació en esta campiña cordobesa, en Lorica para ser exactos, se nutrió de sus paisajes, costumbres, vocablos y leyendas y luego se hizo ciudadano del mundo para regar la semilla de la oralidad costeña en otras tierras y abrirle campo al reconocimiento de su originalidad. 


Por: Antonio Mora Vélez*

En sus obras, el lenguaje deja de ser una simple reconstrucción estética de los elementos de la realidad para integrarse en el texto narrativo como realidad lexical que es parte de la misma realidad objeto de la narración literaria. Es el habla hablada que menciona Otto Ricardo en su ensayo del mismo nombre, incorporada a la literatura latinoamericana por Arguedas e Icasa, entre otros, y que distingue al narrador terrígeno del que no lo es. “Estos textos –dice Otto Ricardo—nos lucen conocidos y nos dejan perplejos porque sospechamos haberlos leído antes. El secreto estriba en que están escritos con el sonido rutinario de la voz viva de la calle, de la vereda. Que son una continuación de la vida, que ingresa al texto literario como a su casa” (1).  Gracias a este recurso, con su humor y con su inteligencia, Sánchez Juliao logró varias cosas: darle dignidad y respetabilidad al habla caribe; situar la palabra “corroncho”, antiguamente peyorativa y humillante, en un plano superior; e instaurar la filosofía de la “mamadera de gallo” como antídoto contra la opresión.

El arte literario le debe mucho a la literatura oral. Como lo ha dicho Álvaro Pineda Botero “El ritmo, la reiteración y la musicalidad, lo exagerado y maravilloso que se recuerda más fácilmente, son algunos de los mecanismos mnemotécnicos que las culturas orales desarrollan hasta niveles de increíble complejidad”. En ellas, continúa Pineda Botero: “El énfasis está en lo vital, lo sensible, lo violento, lo que incita al diálogo o a la discusión y, sobre todo, en el pasado que se reelabora cada vez para exaltar lo memorable y olvidar el deshonor y la derrota”. (2) Tal caracterización se corresponde con los personajes y situaciones de El Flechas y El Pachanga, en la literatura casete creada por David Sánchez Juliao, y con sus primeros cuentos y relatos (¿Por qué me llevas al hospital en canoa, papá? e Historias de Racamandaca) y con los cuales el homenajeado de hoy logró iluminar, desde la literatura, el Costeñol,  dialecto regional que posteriormente José Elías Cury Lambraño esclarecería desde la Lingüística. El tono de los personajes de Sánchez Juliao, con su carga de nostalgia, frustración y resignación pero conscientes de su intención crítica e irreverente, influye, como dicen los entendidos,  en la comprensión y estructura del lenguaje, y esta afirmación es una de las bases del enjundioso ensayo del Maestro Cury Lambraño sobre el Costeñol, al cual considera un idioma en formación que se abre paso como dialecto entre la espesura del español, del mismo modo que éste lo hizo desde las lenguas romances. (3)

Decía el filósofo francés Guy Besse que “Nuestra participación en la vida social es lo que nos hace humanos” (4) El hombre totalmente aislado, el Robinson Crusoe de la literatura, es una hipótesis, y el anacoreta, una caricatura. Sánchez Juliao ha sido consciente de este mandato humanista en su periplo vital. Él podría decir también que nada de lo humano le ha sido ajeno. Y en esa dirección ha sido no solo escritor y conferencista, sino investigador cultural, hombre de radio, gestor de empresas, profesor, periodista, diplomático, político y promotor de cultura. Pero más que eso, un incansable caminante que ha visitado muchas realidades, urbanas y rurales,  para conversar con sus moradores y captar los matices y la esencia de sus vidas, y que ha conquistado el corazón de muchos oyentes y auditorios con su oralidad mágica, todo lo cual le ha permitido descubrir, por ejemplo, que la música es parte de ese universal oculto que hay en las tragedias y vivencias íntimas de los pueblos y escribir obras como Pero sigo siendo el Rey y Mi sangre aunque plebeya, que son parte importante del patrimonio cultural costeño, colombiano y americano.  O recrear la picaresca que hay en nuestras comunidades rurales y que éstas expresan con las fábulas de El arca de Noé, en las que la ironía, el humor y la crítica social van de la mano. O escribir literariamente Las historias de Racamandaca con la misma voz de los personajes campesinos colocados frente a un micrófono, para permitirles que dieran rienda suelta a sus frustraciones, a sus rabias contenidas y a sus anhelos; utilizando de este modo para la literatura, la metodología IAP (Investigación acción participativa) que Orlando Fals Borda experimentaba por esos años en los campos de la Costa colombiana y con la cual empezaba a escribir una historia diferente, impregnada de pueblo y de provincia. O las fábulas aún inéditas como libro y el guión cinematográfico que acaba de ganar un premio en Hollywood, en donde, además del compromiso con el lenguaje y el entorno, hay  una reflexión profunda sobre la condición del hombre.

No es gratuito que Fals Borda, el gran sociólogo e historiador costeño citado, haya escrito el prólogo de su primer libro de cuentos (el ya citado ¿Por qué me llevas al hospital en canoa, papá?) y que entre los muchos reconocimientos hechos por éste en la Nota de Autor de la segunda edición de Historia Doble de la Costa, figure el que le hace a Sánchez Juliao, por la “proeza de verter en forma de novela (en Danza de Redención) y con su excelente estilo literario, una serie de anécdotas y ocurrencias con los personajes de su Historia Doble”(5). 

Pero David Sánchez Juliao no limitó su papel en la Tierra a escribir acerca de lo que ha vivido y padecido; ha sido además un infatigable divulgador de la cultura caribe en las universidades de Colombia y del exterior. Y en cada una de sus conferencias magistrales ha dejado la impronta de su estilo, con la expresión de la autenticidad del hombre costeño y resaltando la importancia de su creatividad artística. La fuente nutricia de tales conocimientos y del estilo literario y conversacional que lo caracteriza,  son su inteligencia y una práctica literaria, sociológica e investigativa sostenida y un compromiso serio y total con las metas que se trazó cuando decidió ser un hombre de letras. El trabajo que se enfrenta con pasión y decisión rinde sus frutos. Hace ratos David viene cosechando los suyos. Pero este de hoy tiene la especial significación de la academia y de la tierra. Son el Sinú, su tierra y la tierra de sus ancestros, y su Alma Máter cordobesa quienes le dicen a David que no  se equivocó ni en la semilla, ni en el surco, ni en el arado, ni el tiempo de la siembra.


*Fragmento de la intervención del autor en la ceremonia de otorgamiento del grado Honoris Causa a David Sánchez Juliao en la Universidad de Córdoba, el 21 de abril de 2002.

**Texto enviado por Antonio Mora Vélez.


Citas:

(1)El habla hablada, Otto Ricardo, Instituto Caro y Cuervo, Bogotá, 1985
(2)Del Mito a la Modernidad, Álvaro Pineda Botero, Tercer Mundo, Bogotá, 1990,
(3)El Costeñol, José E. Cury Lambraño, Ediciones CECAR, Sincelejo, 2000,
(4)Práctica Social y Teoría, Guy Besse, Editorial Grijalbo, México, 1969,
(5)Historia Doble de la Costa, Orlando Fals Borda, 2ª edición, Universidad Nacional, Bogotá, 2002, Nota del Autor.

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