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La antología de cuento "La puerta que no quise abrir" reúne once escritores de América

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La puerta que no quise abrir reúne muchos de los cuentos más interesantes y quizá no tan conocidos de escritores de diversas latitudes de América

 

Por Pablo Concha*

La puerta que no quise abrir es una antología conformada por once relatos de once autores bastante disímiles en todos los aspectos importantes. Carlos Chernov, Jacqueline Goldberg, Antonio Orlando Rodríguez, Lina María Pérez, Fanny Buitragoy Miguel Mendoza, entre otros, se encuentran en estas páginas.

El tema de la puerta –literal o metafórica, real o imaginaria, ominosa o inofensiva– transita por estas narraciones. Unas extensas como nouvelles, otras más breves y concisas. El lector se llevará una grata sorpresa al descubrir escritores que tal vez no tenía referenciados y al encontrar una rica variedad de géneros y estilos, desde ciencia ficción estilo Blade runner, pasando por el noir, el cuento realista, un híbrido de ensayo y un cuento sobre el “Tarantino colombiano”. Con unas perfectas ilustraciones que acompañan cada narración, esta antología reúne cuentos muy interesantes de escritores de diversas latitudes de América.Siempre se agradece la oportunidad de descubrir autores y encauzar la búsqueda de nuevas y originales obras.

La editorial Panamericana ha hecho un gran trabajo al compilar este libro. La responsable de esta labor fue la editora Alejandra Sanabria, que afirma: “La edición es mi pasión y el trabajo más bonito del mundo”. A continuación, una charla que tuvimos sobre la creación de esta obra.

 

−¿Cómo surgió la idea para este libro y cuánto tiempo le llevó verlo materializado?

La antología fue proyectada por Fernando Rojas, el gerente de la editorial, en una cena con escritores en la FILBo 2019. De ahí salieron los nombres de tres autores, el concepto y el título de la antología. En cuanto al tiempo, transcurrió un año y medio desde la concepción de la idea hasta que el libro salió de la imprenta.

 

−¿Los relatos que componen este libro fueron escritos específicamente para este proyecto, o recopilados de otras antologías y obras?

La idea original era que ninguno de los cuentos se hubiera publicado antes, y así es en su mayoría. Sin embargo, el de Alfonso Cruz, “Saga de un pescador de bacalao”, ya había sido publicado en su antología personal Enciclopedia de historia universal: Mar, que no ha sido traducida aun al español. El cuento de Lina María Pérez salió en la antología Culpa compartida, con autores panameños y colombianos. Aunque estos cuentos no eran inéditos, se amoldaban a la perfección al proyecto. Además, son hermosos y no se podía perder la oportunidad de tenerlos en la antología.

 

−¿Cómo se seleccionaron los once autores incluidos en este libro? ¿Cuáles fueron los parámetros para su escogencia?

En realidad fueron muy pocos: calidad literaria (la principal), diversidad geográfica y que sus estilos fueran bien diferentes.

 


−Antes de empezar cada cuento aparece el nombre de la antología y, en la página siguiente, el nombre del relato o lo que podría ser un subtítulo, pero no ocurre con todos. ¿Los cuentos vendrían entonces a tener el mismo nombre?

Todos tienen el mismo título pero algunos autores, ejerciendo su derecho a la desobediencia, enviaron los relatos con su propio título. Se tenía que elegir entre eliminarlos o mantenerlos, y opté por dejarlos como subtítulos. Quienes los dejaron tenían sus razones para hacerlo, que luego las podrá descubrir el lector. En otras antologías el tema o el género suelen ser el elemento unificador, en La puerta que no quise abrir se decidió que fuera el título el que cumpliera ese papel.      

 

−El tema de La puerta que no quise abrir, análogo con decisiones u oportunidades que se toman o se descartan, que afectan o terminan vidas, es demasiado amplio y abarca todos los géneros. ¿Hubo algún tipo de instrucción a los escritores sobre las historias que debían contar?

Además del título y la extensión (que algunos autores decidieron obviar, lo cual está bien, pues es cada relato quien dicta hasta dónde llega), no hubo ninguna otra instrucción referente al tipo de historias o cómo se debían contar. De hecho, imponer un título ya es bastante invasivo, como para poner más reglas.    

 

−En esta antología encontramos desde ciencia ficción, weird, noir y cuento realista, hasta un ensayo. ¿Fue su idea inicial que esta antología fuera así de diversa y completa?

Esa fue la idea inicial, de ahí la elección de los autores, todos tan diferentes. Aunque no puedo negar que la diversidad llegó más lejos de lo que había planeado en un principio, y que cada cuento que llegaba era una sorpresa grata y, a la vez, un reto. Este consistía principalmente en saber cómo integrarlo y cómo darle forma al libro, no como una selección de cuentos independientes, sino como una totalidad, como una composición.


−Háblenos por favor de las ilustraciones que acompañan los relatos, la idea de incluirlas en el libro y la elección del ilustrador.

La idea de las ilustraciones llegó un poco después. Un libro es como un ser vivo que va pidiendo lo que necesita y, al leer los cuentos, me llegaron tantas imágenes que sentí que el libro necesitaba ilustraciones. En un principio cada cuento iba a tener un ilustrador diferente, pero cuando recibí el primer boceto de Andrés Rodríguez, decidí que él iba a ilustrar todo el libro. Era el del cuento de Fanny Buitrago y, en una sola imagen, estaba representada la desolación y la angustia del protagonista.


−En su opinión, ¿qué hace que un cuento sea atractivo o funcione?

Hay cuentos que me sorprenden por la maestría del autor, por las trampas que este le pone al lector (que puede ser divertido o molesto), por su uso del lenguaje, por lo innovador que puede llegar a ser o por una historia que atrapa, etc. Sin embargo, soy una lectora bastante visceral y me guío más que todo por las emociones que me produce la lectura. Pero, en últimas, creo que es una combinación de varios elementos, que los buenos cuentistas saben combinar muy bien.   

 

−¿Ha pensado en una segunda parte de La puerta que no quise abrir?

Sí, ya empezó el proceso editorial. Tendrá un título diferente y, de nuevo, este será el espíritu integrador de la antología. 

 

−¿Qué puede contarnos sobre sus próximos proyectos?

Para el 2021, entre otros proyectos, viene una antología de cuento colombiano, con relatos que ya han sido publicados; abarca los inicios del siglo XIX hasta el año 2019. Se están seleccionando cuentos que, además de tener una alta calidad estética, no hayan sido publicados en antologías anteriores. También están en proceso varios libros infantiles y juveniles de autores colombianos y dos novelas traducidas del francés del autor Juan-Luc A. D’Asciano, un novelista desmesurado que, según los críticos, es un cóctel fatal entre Fellini, Melville, Cronenberg y Giotto.

 *Ilustraciones: Andrés Rodríguez



*Pablo Concha. Escritor colombiano, autor de los libros de cuentos Otra Luz y La piel de las pesadillasy colaborador literario en Libros & Letras y otros medios culturales.


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