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Un café en Buenos Aires con las libreras Mara Guzzo y Julieta Messer

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“Estamos ante una excelente oportunidad para aprender”


     No será menor el impacto del coronavirus en la industria editorial. Escritura, edición, impresión, canales de venta… todas las áreas de la industria se encuentran profundamente afectadas, y el futuro no luce prometedor. Pero el libro sorteará esta crisis, y hasta el posible que, en medio del paisaje desolador, también se abra alguna que otra oportunidad. A fin de cuentas la historia del libro, desde la antigüedad a estos días, está conformada por desafíos, crisis y resurrecciones. Para conversar sobre estos temas convoqué Mara Guzzo y a Julieta Messer, dos libreras que comprenden su trabajo —o mejor dicho, su pasión— como pocas.           

Por: Pablo Hernán Di Marco* / Argentina.

     —Me gustaría que charlemos un poco sobre este tiempo raro que nos toca vivir. Vayamos a un mes atrás, cuando aún no se había decretado la cuarentena, pero la gente ya comenzaba a encerrarse en sus casas. ¿Es cierto que en ese período se vendieron más libros? 

     Julieta: Trabajo en una librería en pleno barrio de Palermo y es verdad que, de alguna forma u otra, los clientes intuían que se venían días extraños, así que empezaron a llevar pedidos más voluminosos. Ese comportamiento coincidió con el hecho de que los locales comenzaron a abrir en una franja horaria más acotada. La gente aprovechó para aprovisionarse de libros en cantidad.    

    Mara: Sí, por lo que observé en mis clientes, muchos volvían de sus vacaciones en el exterior del país, y se encontraban haciendo una cuarentena preventiva, todavía a esa fecha no obligatoria.  La mayoría me pedían, que les recomendara varios libros para leer, porque no iban a volver hasta dentro de un mes, aproximadamente. En la última semana previa a la cuarentena oficial, se vendió muy bien.

     —Discúlpenme la inocencia, pero no puedo dejar de verle algo de romántico a esa escena. La gente proveyéndose de libros como si se tratase de arroz o frutas.

     Mara: Sí, el libro físico como compañero indispensable para estos tiempos.

     —Después comenzó la cuarentena y debieron cerrar las librerías. ¿Cómo están manejando este momento de incertidumbre laboral? 

     Julieta: Es un momento muy difícil para los que amamos nuestro trabajo. Intenté con mi jefa poder pensar alguna estrategia online. Lo cierto es que más allá de videos en Instagram que incentiven la lectura o la recomendación de tal o cual libro en auge, es difícil forjar una política comercial cuando los locales físicos están cerrados y la actividad parada en casi todas las editoriales o distribuidoras.}

     Mara: Más que incertidumbre laboral, es la desazón de cómo va a terminar esta pandemia a nivel mundial, que ha ocasionado tantas muertes en tan poco tiempo. Y como esta cuarentena prolongada puede generar un cambio de paradigma en diferentes niveles, que incluyen también a lo laboral. 

     —¿Están vendiendo libros por medio de entrega a domicilio? ¿Cómo funciona esa modalidad de venta?

     Mara: Ya lo implementaron a raíz del decreto del gobierno Nacional, para poder hacer venta online, la modalidad la implementa cada empresa según criterios propios. 

    Julieta: En la librería en dónde trabajo en Palermo aún no lo implementamos. El tema es la logística y poder asesorarse a nivel legal de qué es lo que está permitido o no. Por mi parte observo que muchas librerías medianas que tienen acceso al material lo están haciendo. Es un punto que hay que investigar y ver si se libera y si se da la posibilidad de hacerlo bajo normativas de higiene. En estos días se liberó la actividad de librerías comerciales/artísticas.

     —Algunos ven a esta crisis como una oportunidad para el libro electrónico. Yo creo que, más allá de esta coyuntura, el libro electrónico siempre tendrá una porción menor del mercado, pero díganme cómo lo ven ustedes, que son las que saben. 

     Julieta: Tenía un jefe que me decía que el libro físico no iba a existir más, que pensaba que el futuro estaba en lo digital. Me le reía en la cara yo. Y creo que lo seguiría haciendo. Lo interesante del libro electrónico es primero su precio: es más barato. Y por otro lado que existe la posibilidad de conseguir por ese medio libros agotados. Por lo demás creo que el lector y la lectora de las librerías argentinas es un adepto al papel. Hasta te hacen comentarios de lo que aman su textura o su aroma. El libro sigue vivo, en papel. No compite con el libro digital. Creo que pueden convivir. Es sano que lo hagan. Porque es una elección democrática. Y porque cada persona es diferente.

     Mara: Algunas editoriales liberaron los derechos de algunos títulos, en forma de ebooks, lo cual resultó un acierto ya que muchos lectores de libros físicos, encontraron también cómoda la lectura en soporte digital. Me consta de personas cercanas, de edad avanzada, muy lectoras del libro físico, que encontraron este soporte muy cómodo.

     —¿Saben de alguna ayuda que el Gobierno esté por destinar a librerías? 

     Mara: No tengo información al respecto. Seguramente más adelante,  van a implementar algún salvaje económico. 

     Julieta: Hay rumores, pero por lo que tengo entendido creo que no hay nada concreto. Sino que la librería se encuadra dentro de lo que es un comercio. Y Presidencia está abocando sus esfuerzos para que los empleadores no sufran una actividad comercial totalmente parada, que en algunos casos puede traer consecuencias devastadoras. 

    —Tarde o temprano las librerías reabrirán. ¿Cómo imaginan ese futuro? 

     Julieta: Como en todas las crisis algo se aprende. Creo que habrá en principio a nivel clientes una suerte de paranoia por la pandemia. Se adecuarán las medidas de higiene elevándose al máximo. La relación cliente-librero se irá recuperando de a poco. Y por otro lado es una excelente oportunidad para aprender, por ejemplo, a poder armar una estructura de delivery conectándose con diferentes distribuidoras e incluso editoriales. Por ejemplo, en un caso de urgencia le podríamos comprar un libro a una editorial con nuestra ganancia pero poder coordinar un “Puente” digamos para que la misma editorial se lo mande al cliente y así poder salvar un poco un momento muy difícil como estamos viviendo cuando un negocio está imposibilitado de abrir, y por lo tanto, de vender.

     —¿Vos cómo lo ves, Mara? ¿Pensás que se vienen algunos cambios de hábitos?

     Mara: Es evidente que va a producirse un cambio de hábitos en lo relacionado a las formas de consumo cultural. Y en esto involucramos obviamente a los libros.

    —Y hablando del futuro y de los cambios que se vienen: yo creo que, más allá del inevitable bajón económico, el libro tendrá una oportunidad. Para el cine y el teatro se vienen tiempos duros, pero intuyo que la lectura, al ser una actividad inherente al aislamiento, tal vez sea revalorizada.   

     Julieta: Me parece relativo. Evidentemente los sectores que mencionás fueron golpeados. Respecto a la lectura creo que puede ser que haya una avalancha de acumulación de libros y un interés de profundizar más ya que el libro en esta pandemia fue una opción de entretenimiento contra el tedio y el sopor. Tal vez haya un momento más introspectivo luego de la pandemia en donde sociológicamente se valore el tiempo de una manera más consciente. Y eso traiga aparejado un comportamiento similar con el libro. Pero todo pasa, y no necesariamente experimentaremos un giro en este sentido.

     Mara: Esperemos que el aislamiento no se prolongue, para que puedan abrir las librerías, para que los clientes puedan reencontrarse con los libreros y con los libros, en ese feedback tan necesario para la divulgación de los nuevos escritores. 

     —Para ir cerrando, les cuento algo: no saben lo que extraño entrar a una librería. Y ni siquiera hablo del hecho de comprar un libro. Hablo de mi rutina de entrar a una librería, estar en ella, agarrar un libro, leer la contratapa, cruzar algunas palabras con el librero. Imagino que hay miles como yo.

     Julieta: Hermoso comentario. Por supuesto. Solo valoramos lo que tenemos cuando lo perdemos. Pero hay que volver.

    Mara: En lo personal, no hay como el libro físico, lo digo como, lectora, como escritora, como editora y por supuesto como librera. Seguro que pronto, se volverán a abrir las librerías. Siempre sos bienvenido Pablo, a las librerías donde trabajamos, tanto Julieta como yo.

Todos precisamos del conocimiento de un buen librero. A Julieta Messer la pueden encontrar en Dain Usina Cultural, Thames 1905. Y a Mara Guzzo la encuentran en la sucursal de Cúspide de Vicente López 2050. 



*Pablo Hernán Di Marco.  Desde Buenos Aires trabaja vía internet en la corrección de estilo de cuentos y novelas. Autor, entre otras novelas Las horas derramadasTríptico del desamparo. Colaborador literario de la revista Libros & Letras 




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