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El novelista Javier Font explora la evolución distópica de los fármacos que palian los desequilibrios psíquicos

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Por: Grieta Editorial / España.


Alma 2.718 es, como Javier Font afirma, una novela dentro del género de la “distopía dura y negra, cercana a la Ci/fi clásica y al movimiento ciberpunk”. Pero no es solo eso, es un viaje errático y lúcido hacia el futuro dominado por el hypno, una droga de diseño que prolifera en la sociedad y que llega a atrapar en un mundo paralelo a sus consumidores.

-¿Cómo definirías a Alma 2.718?

-Es un cesto hecho con muchos mimbres, por una parte reflexiona sobre la fragilidad de la realidad del ser humano y el engaño de los sentidos, y por otra mira hacia ese cruce de caminos donde el hombre y la máquina convergen. Es una novela rápida y divertida, como una matrioska que al abrirse va invitando a la lectura. Y una cosa. Cada incógnita tiene su solución. Palabra de escritor.
-¿Y a Otto, el protagonista de la novela?

-Alma 2.718 es una novela bastante coral, si bien Otto es quizás ese personaje hacia el que es más fácil sentir cariño y simpatía, primero porque es un tipo sin suerte, que a pesar de vivir en plena caída libre, a pesar de ser un perdedor, tiene la sensibilidad suficiente como para detectar que hay piezas de la vida que no encajan en el puzzle; y segundo, porque cada uno de sus descubrimientos, a medida que avanza la trama hacia esa verdad absoluta y ridícula, lo son a su vez del propio lector.

-En Alma 2.718 has creado un entramado de personajes atípicos dentro de ambientes futuristas y asfixiantes. ¿Ha sido difícil crear ese mundo? ¿Cuáles han sido tus herramientas?

-No diré que ha sido sencillo, pero sí que básicamente exige trabajo, antes he usado el símil del cesto y las mimbres, pero creo que quizás es más propio usar la analogía de la red, porque ser escritor tiene mucho de saber tramar una red sobre la que vas colocando los personajes, cada uno con su camino, su circunstancia y dirección. Para mi forma de escribir, la descripción del ambiente viene más tarde, cuando sabes que el conjunto de la historia se sujeta y no se desmorona en el vacío.

-Tu novela se podría situar entre la novela negra y la ciencia ficción, ¿por qué ese interés por mezclar ambos género?

Como lector, adoro la novela negra y mi proceso de aprendizaje como escritor tiene mucho que ver con ése género, de hecho, mi primera novela No quedan hombres justos en Sodoma fue exclusivamente negra; como hombre de ciencia que soy (por formación), me fascinan los avances del conocimiento humano. Supongo que esos dos elementos son miscibles en mi sesera.

-El gusto literario por la distopía por parte de los lectores ha aumentado en los últimos años. ¿A qué crees que es debido? ¿Qué tiene Alma 2.718 de distópico?

Esta pregunta no es fácil. Por una parte vivimos tiempos inciertos, quizás nos estamos empezando a dar cuenta como especie de que somos demasiados sobre este planeta, sobre este punto azul pálido; por otra parte el conocimiento cada vez es más social, más multidisciplinar, está más interconectado, y eso hace que la ciencia esté entrando en una curva de crecimiento exponencial, cada vez interesa más a la gente. La distopía en la novela tiene que ver mucho con el uso siniestro de la tecnología cuando este se usa para dar salida al lado más oscuro del ser humano.



-Varios personajes de Alma 2.718 se dejan llevar por una sustancia que, por así decirlo, les conduce a mundos ideales, en ese aspecto, no difiere mucho del mundo actual.

-No sé hasta qué punto somos conscientes en la sociedad de lo mucho que ya, a día de hoy, dependemos de las drogas, y no estoy hablando sólo de las ilegales, la presencia del hypno no es más que la evolución distópica, del los mil y un fármacos con los que ahora mismo intentamos paliar la tristeza del hombre.

-Alma 2.718, en muchas ocasiones, evoca a los cómic de trama negra o brutales de ciencia ficción. ¿Tiene algo de intencionado?

Por supuesto, ahí están “Alita, angel de combate”, “Gosth in the shell” o “Akira”, en algún lugar de mi adolescencia, susurrándome al oído.

-¿Qué has querido ofrecer a los lectores con esta novela?

-En primer lugar entretenimiento, para mí es esencial como lector que una palabra me lleve a otra, y que independientemente de la trama, o de las aventuras y desventuras de los personajes, tenga la inquietud de seguir leyendo. Eso es lo que busco en mis escritos. Cosa muy complicada. Si además consigo hacer reflexionar un poco sobre la condición humana y el futuro que asoma las orejas por el horizonte, pues miel sobre hojuelas.

-Y, para finalizar, ¿cuáles son tus próximo proyectos literarios?

-Ando peleándome con un cuento/novela corta (ya veremos a dónde nos lleva) también de ciencia ficción pero desde una visión más dura, eliminando el componente negro y ciberpunk y añadiendo una reflexión un poco más extensa sobre la condición humana, sobre la soledad, la muerte, sobre la (a veces) difícil tarea de seguir vivos, libres y lúcidos en un universo al que, seamos sinceros, le importamos un carajo.


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