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Recordamos a Louis Armstrong en los 45 años de su fallecimiento

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No. 7474 Bogotá, Domingo 17 de Julio de 2016 


Mientras unos dan plomo, nosotros damos pluma
Jorge Consuegra

Recordamos a Louis Armstrong en los 45 años de su fallecimiento
Louis Armstrong

Por: Juan Camilo Rincón*



La trompeta que maravilló a Suramérica


Con el inquietante sonido de su trompeta, Satchmo o Pops -así le llamaban-, Louis Armstrong acompañó desde una tornamesa a Julio Cortázar mientras escribía sus primeros cuentos en Buenos Aires y luego sus obras más conocidas en París. El gran maestro del jazz deslumbró con su música al escritor argentino, quien tuvo en sus encuentros con aquellas melodías irreverentes y cataclísmicas, la inspiración para crear obras inolvidables. Algunos críticos han llegado a afirmar que el ritmo de los cuentos de Cortázar se acompasa con el del jazz que lo deleitaba.

Fue tan impactante Armstrong para Cortázar, que este hizo referencia sobre la obra musical del estadounidense en algunos de sus textos. Lo menciona en el capítulo 13 de Rayuela (1963), en el que “Ronald quería estar tranquilo para escuchar Don´t play me cheap”, y le hace un homenaje en el ensayo “Louis enormísimo cronopio”, publicado en una revista de Buenos Aires en 1952, retomándolo posteriormente en su libro La vuelta al día en ochenta mundos (1967), donde afirma: “Louis soplaría durante horas haciendo caer del cielo grandísimos pedazos de estrellas y almíbar y frambuesa, para que comieran los niños y los perros”.

Aunque fue fuerte su presencia en las letras de otros, aún más significativas fueron sus visitas a algunos países latinoamericanos. En los últimos meses de 1957 llegó a Argentina; en Buenos Aires fue recibido como toda una estrella; los amantes del jazz hicieron filas interminables para verlo en el teatro Ópera, ocupando varias calles a lo largo de la avenida Corrientes. Él y los integrantes de su banda Louis Armstrong & his All-Stars arribaron al lugar para un show que tendría inicio a las 9 de la noche de aquel 30 de octubre; la multitud los recibió con inmenso cariño y una enorme algarabía. Entre canciones y bromas con el público, las carcajadas del trompetista se escucharon toda la noche y los porteños se dejaron maravillar por su música.

Posteriormente viajó a Uruguay, donde ofreció cinco funciones en Montevideo, en escasos tres días. El 14 de noviembre aterrizó en Santiago de Chile, donde ofreció seis conciertos en el teatro Astor y dos audiciones en Radio Cooperativa Vitalicia. Desplegando siempre una inigualable sonrisa, dijo a los periodistas que lo importante de la música es que nazca siempre del corazón. Aunque sus presentaciones costaban poco más de 2500 pesos por silla -un precio elevado para la época-, todas tuvieron lleno total, aun en aquellas que se realizaban dos veces por noche en el mismo lugar.

La gira continuó hacia Brasil, donde fue recibido con todos los honores por el presidente Juscelino Kubitschek. En esa visita al país carioca conoció a importantes artistas como Pixinginha, genio del choro y uno de los mayores compositores de la música popular de su país, el actor Grande Otelo y la cantante Āngela María. Son también recordadas sus actuaciones en la radio, en los canales de televisión TV Record y Canal 7 de Sao Paulo, y las presentaciones en el teatro Paramount y el Gimnasio de Ibirapuera, que había sido inaugurado recientemente.

Su siguiente parada fue en Venezuela en diciembre de ese año. Allí tocó en el Aula Magna de la Universidad Central de dicho país, en Televisa, el hotel Ávila y el Nuevo Circo de Caracas. A este último asistió muy poca gente, alrededor de 50 personas; esto, según dicen algunos, molestó al trompetista, que tal vez por ello nunca regresó al país vecino.

Cabe aquí recordar la historia que atañe a un compatriota nacido en Aracataca, la patria chica de nuestro nobel García Márquez; se trata del gran fotógrafo Leo Matiz. Con sus extraordinarias imágenes, el cataquero logró amplio reconocimiento en diversos ámbitos culturales de los años cincuenta en México. Pese a esto, debido a un problema que tuvo con el muralista David Alfaro Siqueiros, se vio obligado a dejar el país azteca, domiciliándose por una temporada en Venezuela. En el desarrollo de su labor fue requerido para hacer el registro de una presentación de Louis Armstrong. De esta inolvidable sesión quedan numerosas fotografías, pero hay una en particular que llama poderosamente la atención: en ella, el músico se aplica una pequeña dosis de anestesia para paliar el dolor causado por el copioso sangrado de sus labios luego de interpretar cada una de las melodías. En diversos documentos que se encuentran sobre Matiz hay diferentes datos sobre la fecha en la que fue tomada la foto, pero quienes que estuvieron presentes la sitúan allí.

El jazzista regresó cinco años después a Suramérica, para la Copa Mundial de Fútbol que tuvo lugar en Chile en 1962, y que muchos colombianos recordamos pues en por primera vez nuestra selección jugaba en aquel certamen. Existe una explicación sobre su visita a ese país que, pese a no haber sido plenamente confirmada, no deja de resultar interesante. Afirman algunos que Armstrong fue llevado a Chile como parte de un plan organizado desde la Casa blanca en plena Guerra Fría para aminorar la influencia rusa y su ideología comunista en tan destacado evento. El equipo de la URSS llegó a Chile no solo con su temido y legendario guardameta Lev Yashin -apodado como la Araña Negra y considerado el mejor arquero de la historia del fútbol-, sino que además trajo consigo un destacamento cultural liderado por el ballet Bolshoi para, de esa forma, diseminar la palabra del comunismo y sus logros en nuestro continente.

El presidente estadounidense John F. Kennedy, preocupado por la nula representación deportiva de su país en el campeonato, decidió contrarrestar la embestida rusa; sin demoras, envió al maestro del jazz, quien descendió del avión en el aeródromo de Cerrillos vestido de huaso (campesino del centro y sur de Chile) demostrando así la empatía del coloso del norte con el país anfitrión. Con una humilde pero encantadora presentación en una carpa en Alameda con San Martín, el genio del jazz hizo una interpretación magistral. Tal vez algunos amantes del género no lo sepan pero, de alguna manera, Armstrong no fue el único que enfrentó a la URSS e hizo historia. El día de su arribo, la selección colombiana se enfrentó al mítico equipo soviético en un partido heroico que terminó 4–4, haciendo el único gol olímpico logrado en esa competición hasta hoy.



*JUAN CAMILO RINCÓN.

Periodista y escritor. Autor de Manuales, métodos y regresosSer colombiano es un acto de fe. Historias de Jorge Luis Borges y Colombia, y Viaje al corazón de Cortázar.




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