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El sueño que Borges dejó en Colombia

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No. 7441 Bogotá, Martes 14 de Junio de 2016 


Mientras unos dan plomo, nosotros damos pluma
Jorge Consuegra


Jorge Luis Borges
Jorge Luis Borges

Por: Juan Camilo Rincón


El 14 de junio se cumplen 30 años de la muerte de unos de los escritores imprescindibles de la literatura del mundo, Jorge Luis Borges, el argentino universal que inmortalizó en uno de sus cuentos la frase que aún hoy nos identifica: ser colombiano es un acto de fe.

En 1960 Jorge Luis Borges era ya uno de los escritores más reconocidos de América; para entonces había publicado dos grandes obras, El Aleph y Ficciones, y nacía El Hacedor, fundamento del pensamiento borgiano. Entonces recibió una carta del escritor nortesantandereano Jorge Gaitán Durán -fundador y director de la revista Mito-, quien le pedía hacer parte de su revista y, de paso, visitar nuestro país.

Tras recibir una respuesta afirmativa por parte de Borges, se hizo una edición especial sobre el autor para noviembre de 1961, números 39 y 40. En la introducción, una carta del escritor argentino del 10 de mayo, dirigida a Gaitán Durán, y una página del manuscrito de Historia de la eternidad, en la que fue reconocido como parte del comité patrocinador. También fueron publicadas reseñas sobre su obra por parte de grandes pensadores como Rafael Gutiérrez Girardot y Pedro Gómez Valderrama. Esto acercó a Borges a la cultura colombiana y lo motivó a venir.

Visitó Colombia por primera vez en diciembre de 1963. Departió con varios intelectuales, recibió el grado honoris causa otorgado por la Universidad de los Andes, y atendió cordialmente a la prensa nacional. Entre las entrevistas que concedió cabe resaltar la de César Esquivias de El Tiempo, publicada bajo el título “Lo que más admiro de Colombia es que aquí la literatura se toma en serio”, citando a Borges.

Cabe recordar que en 1999 la emisora HJCK hizo una grabación especial para celebrar los cien años del natalicio del escritor, en la que fueron recopilados algunos poemas, una conferencia sobre Leopoldo Lugones y una entrevista grabadas en esta visita. En ellas Borges dijo: "El primer nombre que me llega y he sido censurado por haberlo mencionado, es el nombre de Caro (Miguel Antonio Caro, expresidente de Colombia) y ello bien puede explicarse porque yo conocí la versión española antes del original latino, tanto así que, cuando en 1914 emprendí el estudio del latín, tuve la impresión de estar leyendo una versión latina de una obra suramericana (…) Hay un poeta, o por lo menos hay una composición de un poeta, que siempre ha sido parte de mi vida”. Se refería a José Asunción Silva, recordando el “Nocturno”, uno de los poemas que su madre, Leonor Acevedo de Borges, le declamaba de memoria.

Regresando a 1963, el 14 de diciembre la HJCK inauguró nuevos equipos de transmisión. Para celebrarlo, los dueños de la emisora Álvaro Castaño Castillo y su esposa Gloria Valencia de Castaño llevaron a Borges, su madre, Guillermo Tejeiro, Ramón de Zubiría, Martha Traba y Chavela Vargas a pasar una tarde en su finca en la sabana de Bogotá. En la mitad de la celebración, la mexicana comenzó a cantar, siendo acompañada por los anfitriones y los demás invitados. Resulta hermoso pensar en la maravillosa tarde que pasaron y las conversaciones que se tejieron allí.

Durante esta visita el porteño escribió un poema que sería incluido en su libro El otro, el mismo, de 1969. En el texto “Elegía” expresaba:

Oh destino de Borges,
haber navegado por los diversos mares del mundo
o por el único y solitario mar de nombres diversos,
haber sido una parte de Edimburgo, de Zurich, de las dos Córdobas,
de Colombia y de Texas.


Fervor de Bogotá


Borges regresó a Colombia el 7 de julio de 1965 para inaugurar en Bogotá el mes colombo-argentino como parte de un conjunto de actos culturales, artísticos y deportivos. Al bajar del avión, dijo a los reporteros: “Todo me gusta de Colombia” y habló de la importancia de la relación entre Argentina y Colombia como países hermanos.


Casi una estrella de rock


Aunque pasaron casi trece años para que Borges volviera a Colombia, su relación con nuestro país mantuvo su fuerza. La tercera visita tuvo lugar cuando el alcalde de Bogotá Bernardo Gaitán Mahecha expidió un decreto en diciembre de 1977 otorgándole la Orden Civil al Mérito “Ciudad de Bogotá”. Borges pudo viajar solo seis meses después, en noviembre de 1978, siendo recibido por el nuevo alcalde, Durán Dussán. El periodista Gonzalo Silva Rivas destacó en El Espectador las palabras de Borges: “Para mí es un gran honor el título de Ciudadano Emérito que me ha concedido esta cariñosa y cordial ciudad” y luego afirmó: “La prueba de su cariño por Colombia era su más reciente publicación en prosa El libro de Arena, que compila un cuento llamado `Ulrica´, cuyo protagonista es un profesor nacido acá”.

Lindos homenajes fueron hechos al escritor el 14 de noviembre por El Tiempo y El Espectador, que comentaron sobre lo sobrio del acontecimiento en el que Borges fue laureado. En el artículo “Un maestro de la paz”, Gonzalo Silva Rivas citó al autor: “A mí esta condecoración con la que me honra la hermosa Bogotá significa todo lo que he podido vivir. Lo que humildemente he llegado a ser”. Luego el periodista Rodolfo Rodríguez comentó: “Afirma que tiene muy buenos recuerdos de Colombia y en especial de Bogotá donde el frío quema sus narices y le hace sentir nuevas sensaciones de vida”.

En su visita a Bogotá pronunció conferencias en la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Javeriana, sobre el arte de escribir y la creación de lo fantástico, y en la Biblioteca Nacional. Juan Gustavo Cobo Borda, subdirector de esta última, recuerda: “Pude así recibir a Jorge Luis Borges en la Biblioteca Nacional de Colombia en ese mismo año, en una noche feliz en que los jóvenes impacientes rompieron las grandes puertas de madera que dan a la calle 24 y detuvieron mudos su atropellado tropel ante la airosa figura del poeta ciego, del hacedor por excelencia”. Por otra parte, la conferencia que ofreció el autor en la Universidad de los Andes, motivó allí la creación de la cátedra sobre Borges.




La segunda ciudad que visitó fue Medellín, donde fue acogido por Jairo Osorio Gómez y Carlos Bueno Osorio, quienes luego escribieron un magnífico libro sobre cómo el escritor argentino recibió las llaves de la capital antioqueña. En la ceremonia, el alcalde Jorge Valencia Jaramillo dio un sentido discurso, lleno de elogios para el autor. Luego vinieron las palabras del porteño, emocionado: “Estoy muy conmovido. Me entregan estas llaves que no abren ninguna puerta, o mejor dicho, que abren todas las puertas ya que no abren ninguna, y que para mí será el símbolo de la nostalgia que yo siento, porque de algún modo yo estoy en Buenos Aires y estoy añorando esta tarde en que estoy con ustedes, en que me siento en tierra de Colombia; en donde me siento rodeado por la cóncava hospitalidad y generosidad de todos ustedes. No puedo hablar… Estoy muy conmovido… Discúlpenme”.

El siguiente paso del viaje fue registrado por el periodista Gustavo Tatis Guerra en una carta publicada en la revista Número en 1999. En ella contó cómo conoció Borges a Cartagena de Indias: Félix Turbay, un poeta que había ganado el Premio Nacional de Poesía Eduardo Cote Lamus, le entregó en Bogotá los pasajes al escritor, dicéndole: “Allá lo esperan. Tiene usted una familia de lectores en Cartagena. No se lo imagina”.

Tatis Guerra lo recordaría así: “Félix hizo de segundo lazarillo de Borges rumbo al aeropuerto El Dorado. Le dijo que ya todo estaba coordinado en Cartagena, y que tan sólo tendría que dirigirse a la comunidad universitaria e intelectual de Cartagena de Indias. ´Hablaré de Leopoldo Lugones´, dijo Borges”. La plática comenzó con una rememoración sobre José Eustasio Rivera y La Vorágine: “Repitió para sí: `se los tragó la selva´”. Regresó a Leopoldo Lugones, poeta que ya había analizado en 1963 y que retomaría constantemente en sus textos. “Borges se aferró al brazo de María Kodama (…) y le preguntó qué color tenía el mar de Cartagena bajo la luz del atardecer. Kodama lo vio gris a través de sus gafas, y decidió mirarlo de frente en la playa de Bocagrande: ´Es casi gris´”.

A pesar de ser su último viaje a nuestro país, ese y todos los encuentros facilitaron la relación con destacados intelectuales colombianos, lo que se reflejó en constantes visitas a la casa de Maipú 994. Varias generaciones de letrados se unieron en aquel momento alrededor de Borges; escritores como Fernando Charry Lara y Danilo Cruz Vélez ocuparon el mismo espacio con nuevos autores como Manuel Hernández y Juan Gustavo Cobo Borda. El final de la década de los 70 y comienzos de los 80 representó un giro en la producción académica y de los espacios culturales, lo que permitió la consolidación de grandes creadores en la actualidad. El punto de convergencia, sin importar su posición política o su producción artística fue, sin lugar a dudas, Jorge Luis Borges.


Periodista de la Universidad Externado de Colombia. Publicó en 2007 el libro Manuales, métodos y regresos con Arango Editores; en 2014 Ser colombiano es un acto de fe. Historias de Jorge Luis Borges y Colombia con la editorial Libros & Letras, libro reseñado en varias publicaciones nacionales e internacionales; y en 2015 Viaje al corazón de Cortázar. El cronopio, sus amigos y otras pachangas espasmódicas, también editado por Libros & Letras, y presentado en Colombia, México y Argentina.

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