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Mono Núñez 2016 para Cafecito y Caña: Voces fruto de Musicoral

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Por: Rubiela Gómez Pérez y Carlos Villota Santacruz


Ginebra Valle del Cauca.


Cuando el Gobierno colombiano y la comunidad internacional se preguntan en muchos escenarios públicos y privados como edificar la paz desde el campo y preparar a una generación p​ara el posconflicto, desde la vereda Chicoral, municipio de la Cumbre, a 50 minutos por carretera desde la ciudad de Cali, la Escuela de música, cultura y naturaleza, -MUSICORAL- dio respuesta a este interrogante, en el marco del 42 Festival de Música Andina, que concluyó este domingo 29 de mayo en el municipio de Ginebra, en el Valle del Cauca.

Todo gracias a que la Escuela de Música de Chicoral llegó a la final de una de las citas con mayor historia en Colombia, ubicado geográficamente en el “corazón del Valle del Cauca, una tierra de hombres y mujeres amantes de las guitarras, las bandolas e instrumentos musicales, alcanzando el Gran Premio Mono Núñez Vocal con el Dueto Cafecito y Caña, un par de jóvenes formados en la escuela y que hoy son ejemplo a seguir desempeñándose como tutores en la misma. Con varios de sus representantes en escena- se llevó los primeros lugares en canción inédita con “Exorcismo” de Fernando Salazar, (Maestro en la Escuela) y La obra instrumental inédita titulada “Carmelita” interpretada por el Grupo Quijotadas también muy vinculados a la Escuela y que cuenta con uno de sus integrantes el maestro Yebrail Londoño.

En esta línea –mientras levantó aplausos en la versión 42 del Festival del Mono Núñez, la Fundación Musicoral ha logrado defender, preservar este hermoso lugar –casa de 265 especies de pájaros de todos los colores- desde octubre del año 2005- “​Una tarea que ​ha ​salvado de las garras de la violencia, a niños, niñas y jóvenes de una de las zonas rurales más importantes del país”, dice su gestor y director Eduardo Uribe.

Una historia que se gesta desde el corazón. Todo comenzó un sábado en la mañana, a las puertas de la Navidad hace más de una década. Con una guitarra, una bandola y dos flautas, lo que pareció un encuentro más alrededor de la música colombiana, se convirtió con el paso del tiempo, en un escenario educativo y pedagógico, que ha formado a ciudadanos comprometidos con su entorno y el buen uso del tiempo libre.

Prueba de ello es el dueto “Cafecito y Caña”, conformado por Fabián Fajardo y Mauricio Arcila, quienes llegaron a la Escuela ​de ​Música de Chicoral con sus botas, con su ropa propia de una zona fría, -siendo aún niños- donde el cultivo del té y las más variadas especies de plantas, les ​acogieron. “La guitarra fue mi primer instrumento musical. Con ella, he podido ver la vida ​con otros ojos y mostrar al país, la belleza de Chicoral”, dice Fabián Fajardo, quién celebró con total humildad y regocijo el Gran Premio Mono Núñez Vocal, con una dedicación a más de 100 niños, que se preparan todos los sábados de 9 am a 2 de la tarde, académicamente alrededor de la música andina colombiana.

Este trabajo se cumple “sagradamente” cada semana para niños, niñas y jóvenes de manera gratuita. Desde los más apartados lugares llegan a Chi​coral para recibir sus clases. Una vez allí, abrazan los instrumentos que le dan vida a la música andina, que acompañan las letras de canciones de grandes maestros de la música andina colombiana como Ancizar Castrillón, María Isabel Saavedra ​Jairo Ojeda, y Fernando Salazar entre otros.

Es un proceso que además se complementa con clases lúdicas de teatro, composición literaria, y pintura comenta Eduardo Uribe, quien ha recorrido con este grupo de niños y jóvenes el Valle del Cauca, Cundinamarca, Tolima, Quindío y Bogotá. “Hoy, tiene en la mira proyectarse a nivel internacional, gracias a una labor que rompe fronteras y trasforma vidas, a partir de la defensa de la naturaleza, en medio de un bosque de niebla, con la magia que produce la cultura y en particular la música andina”:

Todo lo que se vive en la vereda Chicoral es una fiesta. ​Solo alegría, ​y sonrisas, alrededor de la música colombiana. Quienes en la mañana de cada sábado reciben clase, se preparan para escuchar a ​Fabián Fajardo y Mauricio Arcila, quienes, con una guitarra y las letras de sus canciones, hacen levantar aplausos, lágrimas y un abrazo en la comunidad. “Da espacio a una familia. A la familia Musicoral de este lugar, enclavado en la cordillera occidental del país cafetero, donde brota el agua en todas sus formas, en medio del danzar de pájaros, que parecen convertirse en “cómplices” de un hermoso espectáculo cultural único en América Latina”

Como si fuera poco, al caer la noche, esta generación sigue empuñando una guitarra, para cantar el gran repertorio de la música colombiana. Incluso hasta el amanecer, cuando el centenar de especies de pájaros, sobrevuelan el lugar, emitiendo sus sonidos, sus silbidos, en una serenata alucinante, que conmueve el corazón. Que deja ver el valor de la vida, en su más profunda esencia.

Si alguien tiene aún pregunta, de cómo se puede construir un posconflicto en un país –en la esquina de Suramérica- debe dirigirse a la ​V​vereda Chicoral, en el municipio de la Cumbre, -muy cerca del municipio de Yumbo- donde podrán escuchar voces, podrán ser testigos de primera mano, que los “milagros existen, nada es circunstancial” Todo gracias a la planificación, el trabajo en equipo y el mirar el entorno con otros “ojos”. Con los “ojos” de la música. Lo que pasa de allí en adelante, es una trasformación individual y colectiva, cuya historia, aún está por escribirse. Ese capítulo tiene muchas líneas que contar, a través de la calidad artística de la Fundación Musicoral, que dejó su “huella”, en el marco del 42 Festival de Música Andina Colombiana, en el municipio de Ginebra, Valle del Cauca, donde por mucho tiempo hablará de sus canciones inéditas y de la interpretación en escena de “Cafecito y Caña”. Mayor Información www.musicoral.com


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