Por @cdperiodismo
Irma Gallo tiene 15 años de experiencia como periodista cultural. Es parte del staff de Canal 22, el único canal de televisión abierta en México que tiene un noticiero con información exclusivamente cultural y de ciencia, y a la par publica su trabajo en medios impresos y digitales. Es escritora, columnista y emprendedora. En enero de este año creó la página web La libreta de Irma, un sitio de literatura y periodismo literario.
Para Irma, el periodista cultural “debe tener conocimientos suficientes para producir contenidos multimedia y para saber promoverlos. La época de entregar sólo un texto ya se acabó (o ya está a punto de). La competencia es cada vez mayor y el público consumidor de noticias está dejando de ver la información cultural porque le está dejando de parecer atractiva, y eso sólo puede deberse a la manera en la que se presenta”.
Hay nuevas formas de hacer periodismo cultural y por eso ofrecerá un taller en Arteluz, Ciudad de México. “Cada vez estoy más convencida de que, además del perfil que ya era necesario en la era de los medios tradicionales, o sea, una formación amplia en todas las artes, una voracidad por la lectura en general, y en específico de temas literarios (esto incluye narrativa, poesía, ensayo, historia), y por supuesto una curiosidad insaciable, el periodista cultural no sólo debe ser capaz de producir un video (hoy es muy fácil hacerlo con un smartphone, que da una calidad muy buena para subirlo a internet), sino que además debe saber utilizar otras herramientas como las infografías, los gif, las animaciones, las transmisiones en Periscope, las galerías de fotos, las líneas de tiempo, etc., para compartir estos productos culturales. Asimismo, saber utilizar todas las redes sociales para la promoción de su trabajo. Un periodista cultural que no tiene presencia en redes sociales no existe”.
-Has vivido la transición del papel y lo electrónico a lo digital ¿Cómo ha sido este cambio en el periodismo cultural?
-Creo que ha costado trabajo, y la mayoría de los medios no están apostando por esto, por lo menos no en nuestro país. Me explico: en los grandes diarios, como El Universal, Reforma, Milenio, las notas de información general (desde finanzas hasta policiacas) se producen en video o con infografías y recursos gráficos similares, pero en las secciones de cultura parece que el tiempo no ha pasado; a lo más que se llega, de pronto, es a una galería de fotos cuando se trata, por ejemplo, de una exposición. Pero ¿video? ni pensarlo. Siempre me he preguntado: si la información cultural es tan rica, ¿por qué seguimos usando recursos del siglo XX para producirla y promoverla? Por otro lado, en el caso de la televisión cultural, que es en donde he desarrollado la mayor parte de mi carrera, puedo hablar del ejemplo de Canal 22, que es para donde yo trabajo (y el único canal de televisión abierta mexicana que tiene un noticiero con información exclusivamente cultural y de ciencia): Agencia N22 es la cara digital de Noticias 22. Nació hace 7 años y no sólo se encarga de subir a YouTube los reportajes del noticiero, sino que también, y sobre todo, tiene producciones propias que se crean específicamente para transmitirse en internet, como Micronopio (brevedades literarias, cuento, minificción), Mundo Poesía y Marquesina (cine). Ahí hay una puerta abierta, una veta que se sigue explorando, un camino para transitar por nuevas formas de producir y promover la información cultural.
-¿Cómo adaptarse a estas nuevas formas de hacer periodismo?
-“El que no se mueve no sale en la foto”. Ya no se puede hacer periodismo cultural como en los siglos XIX y XX. Hemos visto con terror que los suplementos culturales y las secciones de cultura en los periódicos y revistas de información general han ido adelgazando paulatinamente hasta desaparecer, pero esto está sucediendo porque no sabemos vender la información cultural, o sea, no sabemos hacerla atractiva para los lectores-consumidores. Si queremos preservar nuestras propias fuentes de empleo tenemos que empezar a movernos a la par que lo han hecho quienes escriben sobre policía, finanzas, política, etcétera.
-¿Qué herramientas digitales debe tener un periodista cultural?
1) Un smartphone (o una tablet con buena cámara) con conexión a internet todo el tiempo.
2) Una computadora con suficiente memoria y programas actualizados en la que pueda editar sus productos.
3) Muchas lecturas, todo el tiempo.
4) Una galería de fotos propias que pueda utilizar sin tener problemas con los derechos de autor (en este sentido, las exposiciones, obras de teatro, ballet, funciones de danza, performances, instalaciones, etcétera, ofrecen muchas posibilidades paraentrenarse como fotógrafo y además ir creando un archivo propio).
Consejos para hacer el mejor periodismo cultural y que te lean
-Lee, investiga, infórmate sobre lo que vas a reportear. El periodismo cultural sin investigación de rigor se convierte, si bien le va, en una cartelera más o menos decente.
-Insisto e insistiré hasta que choque: aunque estés escribiendo para una publicación que te pida sólo texto, toma tus fotografías, graba y conserva tus audios y tus videos. Ese archivo te servirá para promover tu trabajo en redes sociales o incluso para tener tu propia versión del reportaje, entrevista o crónica que entregues a ese medio, y como es tu material, puedes usarlo en un blog que sea tuyo nada más, como una especie de tarjeta de presentación o carpeta de trabajo. Ya no podemos quedarnos sentados a esperar a que un medio tradicional nos “llame” a colaborar; hay que mover nuestro trabajo, y las redes e internet en general son el mejor escaparate posible (y al alcance de la mano).
-Aunque tengas un deadline (todos lo tenemos) no olvides que una buena redacción es indispensable para hacer cualquier tipo de periodismo, pero con más razón éste, cuya materia prima es la parte más sensible de la creación humana.
-Recuerda que el periodismo que más se acerca a la literatura es justamente el periodismo cultural, y que este “apellido” le viene no sólo porque se dedica a temas culturales, sino porque utiliza las herramientas de la literatura para contar historias, y contarlas bien.
