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Sinfonía nº 2 ‘Resurección’, de Gustav Mahler

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Bogotá. 


Dirige el maestro ruso Guerassim Voronkov 

El viernes 29 de abril en el Auditorio León de Greiff. Universidad Nacional de Colombia 

150 voces acompañadas de los 80 músicos de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Música de la Universidad Nacional 

Soprano: Angela Inés Simbaqueva 

Mezzosoprano: Jenny Andrea Orjuela 

La inmortal Sinfonía n.° 2 “Resurrección” del compositor austriaco Gustav Mahler se revivirá el próximo viernes 29 de abril, a las 3 de la tarde, en el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional. Bajo la dirección del maestro Guerassim Voronkov, ciento cincuenta voces acompañadas de los 80 músicos de la Orquesta Sinfónica del Conservatorio de Música interpretarán la que es considerada no solo una de las obras más monumentales del ciclo sinfónico de Mahler, sino también de toda la historia de la música. 

Para esta ocasión se ha invitado a la soprano Ángela Inés Simbaqueva y a la mezzosoprano Jenny Andrea Orjuela, y participarán los coros de la Universidad Nacional, la Universidad de la Sabana, Ia Universidad INCCA de Colombia y la Universidad Pedagógica. Un concierto que hace parte del Programa Orquestal Internacional, POI. Una tarde que será memorable. 



Sinfonía n.º 2 “Resurrección” Gustav Mahler: 


Das Sommer-Komponist 

El compositor y director de orquesta Gustav Mahler (1860-1911) es uno de los paradigmas más relevantes de la música occidental del siglo XX. Sin lugar a dudas su obra influenció a la generación de intérpretes y compositores que le sucedieron, como es el caso de Arnold Schoenberg (1874-1951) y sus discípulos Alban Berg (1885-1935) y Anton Webern (1883-1945); quienes luego conformarían la innovadora “Segunda Escuela de Viena”. 

Después de la audición de la tercera sinfonía de Mahler, Schoenberg le escribiría: “Experimenté la lucha por las ilusiones, sentí el dolor del desilusionado, vi la lucha de fuerzas buenas y malas, vi a un hombre esforzarse angustiosamente por lograr la armonía interior, sentí un hombre, un drama, una verdad, una verdad brutal. Tengo que expansionarme, perdone, pero sensaciones débiles no se dan en mí: o fuertes o nada”. El recién fallecido Pierre Boulez (1925-2016) en la creación colectiva titulada Gustav Mahler und Wien, publicada en Alemania en 1976– asegura que: “La amplitud y la complejidad del gesto, así como la intensidad en los grados de la invención, es lo que hace actual a Mahler; lo que le hace indispensable para la reflexión de hoy sobre el futuro de la música”. 

Mahler fue un trabajador inagotable. Al terminar sus temporadas como director de orquesta, se retiraba a su casa veraniega en Steinbach, donde se dedicaba a componer. Fue allí en donde nació una gran parte de su catálogo de composiciones. 

Cuentan sus biógrafos que la composición de la Segunda sinfonía en do menor “Resurrección” finalizó en el verano de 1894. La obra había sido iniciada un año antes pero Mahler, al no tener un final apropiado, pospuso la terminación de la obra hasta sus siguientes vacaciones. Se cuenta que durante este año acaeció la muerte del gran director de orquesta Hans von Bülow (1830-1894), quien había ejercido una gran influencia sobre todos los directores de la generación. Fue justo en el funeral de Bülow donde Mahler encontraría la idea conceptual y musical que concluiría su segunda sinfonía: la oda del poeta Friedrich Klopstock “Auferstehn” (Resucitarás), que el coro interpretó al final de los servicios fúnebres. Este tema sirvió para dar fin a su apoteósica creación musical que recuerda en dimensiones y concepción los alcances ya logrados por la novena sinfonía de Beethoven. A partir de 1901, Gustav Mahler decidió prescindir por completo de toda sugestión literaria respecto al contenido de sus obras. Sin embargo, cabe anotar que claramente esta sinfonía nace de un programa, como lo hacen también la primera, tercera y cuarta (compendio conocido por los estudiosos de Mahler como las sinfonías “Wunderhorn” por su relación con los ciclos de poemas del mismo nombre). En una carta enviada a sus amadísima ¡Almschi! (Alma Schindler), el “Sommer-Komponist”, como Gustav acostumbraba a tildarse, anexa el programa de la sinfonía “Resurrección”


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