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La huella dactilar de Dios. La literatura neerlandesa moderna. Parte III

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No. 7387 Bogotá, Jueves 21 de Abril de 2016 



La huella dactilar de Dios. La literatura neerlandesa moderna 


Parte III 


Por: Onno Blom 


Traducción: Nathalie Schwan y Nathalie Gallardo 



La Hollandeprofonde 


En la prosa neerlandesa moderna, la tensión entre hecho y ficciónecha chispas. En la década de los setenta, aún parecía que en los Países Bajos sería el realismo el que llevara la voz cantante. En los años sesenta y setenta, JanWolkers y Maarten’tHart erigieron un monumento doloroso, pero atinado, al entorno ortodoxo reformado en que ellos se criaron. Wolkers plasmó su búsqueda del tiempo perdido en 1965 en la novela TerugkeernaarOegstgeest(Retorno a Oegstgeest), y Maarten’tHart despegó, con Eenvluchtregenwulpen (Una bandada de sarapicos) (1978), novela que trata de un niño muy miedoso y estudioso que vive en la villa deMaassluis, en un mundo pueblerino que parece haber desparecido para siempre. 

Wolkers concebía sus novelas entre otras cosas como una manera de liberarse del flagelo de Dios y del estricto mundoreligioso de su padre. KortAmerikaans(Corte americano) (1962), su ópera prima, y posteriormenteTurksFruit(Delicias turcas)(1969) provocaron una ola de escándalos en el país. Esta última, que cuenta la historia de un amor salvaje y vertiginoso, está llena de escenas sexuales tan vívidas como bellas y explícitas. El cineasta neerlandés Paul Verhoeven llevó el libro a la pantalla grande y el filme fue elegido como mejor película “del siglo” a nivel nacional. Hasta la fecha, Delicias turcassigue teniendo un estatus mítico. Se han vendido más un millón de ejemplares. 

Del mismo tronco reformado surgió también el autor Maarten Biesheuvel, quien no tenía empacho alguno en poner patas arriba todo el realismo en sus relatos cortos, de los que ha escrito decenas y sigue escribiendo, aunque sean ahora relatos ultra-cortos. Su primera colección, intitulada In de bovenkooi (En la cama de arriba de la litera) (1972), contiene una buena dosis de locura (Biesheuvel es maniaco depresivo y cuenta historias hilarantes sobre su estancia en el hospital psiquiátrico), además de la tristeza que experimenta como “artista del miedo” y simultáneamente permite que su alegre imaginación dé sus volteretas. En el relato “Brommeropzee” (Motocicleta en el mar) narra cómo un grumete vislumbra en el horizonteuna motocicleta que se le viene acercando sobre las olas. El motociclista le cuenta que un día empezó por intentar que un alfiler flotara en el agua y que después lo consiguió con objetos más pesados, hasta lograr que pudiera montarse en su motocicleta y conducirla sobre las olas. En los cuentos fantásticos de Biesheuvel todo es posible. 

Sobre los escritores calvinistas algunos han dicho que esbozan “LaHollandeprofonde”, los Países Bajos profundos, tal como eran antes de que se diezmara el número de cristianos practicantes y de la individualización de la sociedad. En 2005, vio la luz una novela que mostraba a los lectores dónde ellos y buena parte de la cultura neerlandesa, tienen sus raíces. En la novela autobiográfica Knielenopeenbed violen (Arrodillarse en un arriate de violetas), JanSiebelink describe cómo el padre de esta historia, un hortelano pobre que vivía en un pueblo cerca del río IJssel, tenía la idea de que Dios le visitaba y tocaba. Esa experiencia extática hizo que el padre, descrito por el autor con mucho amor, casi con celos, se alejara de su familia. Terminó cautivado por un grupito de predicadores extremistas, situación que duró hasta su lecho de muerte. De la misma manera, cientos de miles de lectores fueron cautivados por la obra. 

La novela Dorsvloervolconfetti (Una era tapada de confeti) (2009), escrita por la joven y talentosa Franca Treur, registró con una mirada aguda y amorosa a la vez, la vida en una granja en un entorno protestante ortodoxo, situado en una de las islas zelandesas en el suroeste del país. Con asombro, pero también con temor al Dios vengador, la joven Cathelijne mira a su alrededor, mientras el mundo se abre frente a ella. 

El público lector neerlandés tiene una fuerte preferencia por lo autobiográfico, posiblemente por la presencia frecuente de escritores en suplementos literarios o programas en la televisión. Connie Palmen, escritora de bestsellers, satisfizo ese deseo en 1998 con la publicación de I.M., un in memoriam para su gran amor IschaMeijer, conocido periodista neerlandés. Si bien se escribieron reseñas muy críticas sobre la obra, se vendió como pan caliente. Palmen, por cierto, siempre se ha defendido de los críticos diciendo que no se hace justicia a su trabajo si se le hace una lectura demasiado superficial. Tanto su debut De wetten(Las leyes), como su segundo libro, De Vriendschap(La amistad), se caracterizan precisamente por tener un contenido altamente reflexivo y por un acercamiento filosófico a la realidad representada. 

El año pasado salió Jijzegthet (Tú lo dices), posiblemente la mejor novela de Palmen, curiosamente una que no es autobiográfica. Describe en ella el amor salvaje y trágico entre el poeta británico Ted Hughes y su esposa estadounidense Silvia Plath, una de las parejas sentimentales más famosas del mundo literario. Plath se suicidó cuando Hughes la dejó tras haberla engañado. En los años siguientes a dicho acto desesperado, muchos –feministas en particular– lo culparon a él de la muerte de su mujer. Hughes sería un monstruo. En su libro, Palmen se puso sin rodeosdel lado de él. Es más, se metió en su mente. Se convirtió en él… e hizo callar a todos, en un estilo teñido por la poesía del británico. 

Un escritor que dio mucho que hablar y que no rehuía lo autobiográfico fue J.J. Voskuil, cuya obra está impregnada de las ideas personalistas de Ter Braak y Du Perron. Después de la publicación de su primer libro en los años sesenta, el muy voluminoso Bijnaderinzien(Mirándolo bien) (1,200 páginas), a mediados de los años noventa, empezó a publicar Het Bureau (La oficina), una novela en siete tomos y de 5,500 páginas en total. En esta obra, Voskuil analiza bajo el microscopio el comportamiento de los trabajadores de un instituto científico, para luego describirlo de una forma maliciosa y con una meticulosidad tremenda.Het Bureau habría sido una terapia para su creador, mientras que para los lectores tuvo el efecto de una popular telenovela: los personajes formaban parte de las conversaciones cotidianas, la publicación de cada tomo de ésta, la novela más larga de la historia, se esperaba con ansias. El hype en los Países Bajos se comparaba con el que hoy en día reina en torno al ciclo Mi lucha, del noruego Karl Ove Knausgaard. Ambos escritores publicaron un tomo muy grueso tras otro de su autobiografía y se sometieron a un autoescrutinio inclemente. 

Conspiración narcisista 


El complemento natural del realismo imperante pudo encontrarse durante los años setenta en algunos autores que publicaban con frecuencia en la revista literaria De Revisor. FransKellendonk, DoeschkaMeijsing y Oek de Jong meditaron en su obra particularmente sobre la forma y eligieron escritores modernistas como Joyce, Borges y Nábokov como fuentes de inspiración. Los autores del Revisor fueron caracterizados como “academicistas” –parcialmente por el hecho de que habían estudiado en la universidad y su “erudición” resurgía en su obra– pero en general su trabajo no era seco, monótono o ilegible. 

Mystieklichaam(Cuerpo místico) (1986), la novela más importante de Kellendonk, es de una riqueza simbólica asombrosa. Kellendonk murió joven víctima del sida –un dato predicho en su novela. DoeschkaMeijsing escribió una obra hermosa y tuvo su más grande éxito con su última novela Over de liefde (Sobre el amor). Por su parte, la aparición de una novela de Oek de Jongsiempre causa sensación. Después de su triunfo con la brillante Opwaaiendezomerjurken(Vestidos de verano), escribió una maravillosa novela de amor: Cirkel in het gras (Círculo en el pasto). Su última novela, voluminosa y en extremo sensible, se llama Pier en Oceaan (Muelle y océano) y trata del camino a la adultez del protagonista. 

Hacia finales de la década de los noventa, fueron nuevamente los editores del Revisor quienes se opusieron fuertemente al “realismo llano”. AllardSchröder y P.F. Thomése detectaron en la literatura una “conspiración narcisista”, se estremecieron con “los Voskuil y las Palmen” y abogaron apasionadamente por la primacía de la imaginación. 

Es amargamente irónico darse cuenta que poco después Thomése alcanzó su mayor éxito con un libro enteramente autobiográfico. La voz de la sombraesun conmovedor réquiem para su hijita, quesolo vivió un par de semanas. Su muerte lo obligó a reinventarse como escritor. Lo logró, y de qué manera. La voz de la sombra es una de las más hermosas, delicadas y brillantes novelas de la literatura neerlandesa. 

Lo anterior no quiere decir que a partir de allíThomése se entregara al relato autobiográfico, al contrario. Su última novela, De onderwaterzwemmer (El nadador bajo el agua) es completamente ficticia y aún así es su libro más personal. Tin van Heel, joven de catorce años, pierde en el primer capítulo de la novela a su padre. Juntos, para escapar de los horrores de la guerra, se habían metido al río para nadar hacia la otra orilla. Pero el padre no volvió a salir a la superficie. Contrario al sentido común, Tin permaneció esperándolo mientras lentamente se hacía de día. En una entrevista grabada por el mismo Thomése, respondió a la pregunta de por qué esa imagen del solitario joven a la orilla del río le era tan importante: “Yo soy ese joven”. 

Desde luego en las últimas décadas no han sido solamente escritores del Revisorquienes se han preocupado por la forma y se han dejado inspirar por filósofos contemporáneos y los escritores modernos más importantes a nivel mundial. Marcel Möring, por ejemplo, deja vislumbrar en su obra un gran conocimiento de Kant y Beckett, y en sus novelas Hetgroteverlangen (El gran deseo) (1992) y En Babilonia (1997) no vacila en destacar grandes sucesos históricos que hacen serpentear sus historias 

O GeertenMeijsing, quien comenzó su carrera literaria bajo el pseudónimo Joyce & Co y experimentó con todo lo que un joven y audaz escritor debe experimentar. Ahora tiene a su nombre una colección entera de novelas complejas y exhuberantes, como la novela sobre la verdadera naturaleza de la mujer, Veranderlijk en wisselvallig(Variable e inestable), una erudita y filosófica obra maestra, De ongeschreven leer(La doctrina tácita), y el macabro e íntimo relato de una depresión suicida: Tussen mes en keel(Entre el cuchillo y la garganta). 

Cees Nooteboom ya escribía novelas filosóficas fuertemente enfocadas en la forma antes de que el Revisor siquiera existiera. Para Nooteboom escribir es una forma de pensar. Sus libros (también sus muchos libros de viaje) llenos de referencias a la mitología y a la literatura,tienen un carácter bastante hermético y problematizan la relación entre realidad e imaginación. El título de una de sus novelas, Hetlied van schijn en wezen (La canción de la apariencia y de la esencia) hace alusión a eso. A pesar del carácter complejo de su obra, Nooteboom supo hacerse de un gran público con sus novelas más recientes: Rituelen (Rituales) (1980), Het volgende verhaal (La historia siguiente) (1991) y Allerzielen(El día de todas las almas) (1998). En Alemania y el mundo hispanoparlante es un autor más célebre que en su país. 

No fue casualidad que justamente en el Revisoren los años setenta se inscribiera un escritor quien resultó ser uno de los mayores talentos estilísticos de la literatura neerlandesa moderna. Un tal Albert Egberts presentó mediante una carta a Patrizio Canaponi, un “escritor de sangre italiana-neerlandesa”. Al final resultó que ninguna de las dos figuras existía. Canaponi era un pseudónimo para A.F.Th. van der Heijden, y Albert Egberts terminó siendo el héroe de De tandeloze Tijd (El tiempo desdentado),el ciclo novelesco de siete partes en la que se pinta un retrato de los años setenta y ochenta en Ámsterdam. Van der Heijden no se limitó a hacer una crónica, mas dejó a Albert Egberts “vivir a lo ancho”e introdujo así la imaginación en su propia realidad. 

El 23 de mayo de 2010, el primer día de Pentecostés,la vida del autor y de su mujer se convirtióde golpe en un infierno. Su único hijo, Tonio van der Heijden, fue atropellado mientras andaba en bicicletay murió. Tenía 21 años. Aquel día, van der Heijden pausó todo su trabajo y se puso a escribir un réquiem para su hijo, en el que reconstruyó con frases precisas, afiladas como cuchillos, los acontecimientos. Tonio se convirtió en una novela de verdad. En el grueso “anteproyecto del duelo” de Van der Heijden, el autor intenta proteger a su hijo de la muerte a través del papel, teniendo por resultado pasajes desgarradores: “Te suplico que dés vuelta a la izquierda”. Es la paradoja espantosa de Tonio. Ninguno de los proyectiles del autor fallan en su objetivo. Juega con las palabras y te pega al asiento, pero a su hijo, su “mejor pieza de prosa”, no lo recupera.


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