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Philip Roth y sus 83 años

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Philip Roth
Philip Roth

Tomado de La Tercera, Santiago. 


Nunca fue fácil. Sin embargo hizo lo mejor que pudo. Tras 31 libros publicados, le preguntaron a Philip Roth si se divertía escribiendo. Pero Roth hizo una pausa, luego habló de su propia lucha, de una batalla, un calvario. 

“Salvo algunas pocas excepciones, cada uno de mis libros fue un calvario. Hay oficios muy pesados, ¡y escribir es uno de ellos!”, señaló Roth cuando anunció su retiro en 2012, y agregó citando al boxeador Joe Louis: “Hice lo mejor que pude con lo que tuve”. 

Uno de los mejores narradores vivos cumplió 83 años retirado en su casa campestre de Connecticut. No muy lejos de Newark, en Nueva Jersey, donde nació en 1933 rodeado de familias judías como la suya. Ese origen que le dio fama y problemas, que le dio un nombre en la literatura para siempre con el retrato de una Norteamérica diversa y quebrada, expuesto en historias políticamente incorrectas. 

“La auténtica novedad en la visión de Roth de la vida de los judíos estadounidenses fue la ausencia de cualquier rasgo de tragedia u opresión”, escribe Claudia Roth Pierpont en la introducción del libro Roth desencadenado, editado en español por Literatura Random House, que en los próximos meses llegará a Chile. 

Periodista de The New Yorker por más de 20 años, la biógrafa conoció al autor de Pastoral americana en una fiesta en un club de jazz en 2002. “Roth estaba sentado a la barra, rodeado de gente... Me acerqué a él y le espeté que creía que era uno de los grandes novelistas estadounidenses del siglo veinte”, anota Roth Pierpont, quien aclara que no es familiar de él. Roth, el escritor, le sonrió y le dijo: “¡Pero estamos en el siglo veintiuno!”. 

Roth desencadenado es una biografía que se desarrolla desde el análisis de la obra a la vez que cuenta aspectos de su vida, partiendo por su debut literario Goodbye, Columbus, en 1959. 

“¿Qué se está haciendo para silenciar a este hombre?”, se preguntaba en una carta pública un influyente rabino de Nueva York, a propósito de los cuentos donde un desconocido Roth retrataba a un adúltero judío y otros “personajes desequilibrados y esquizofrénicos”, todos judíos. 

Una década después, en 1969, a la ira rabínica se sumarían las feministas, quienes lo tacharon de misógino. Fue con la publicación de su novela El mal de Portnoy, protagonizada por un joven soltero judío, que le relata sus traumas, obsesiones y fantasías sexuales a su psicoanalista. “No era que me rechazasen, era que me odiaban”, dice Roth en el libro, quien era apoyado por su amigo Saul Bellow. El autor rupturista se sumaba a la lista de la tradición de autores norteamericanos de origen judío como Bernard Malamud y John Updike. 

“Roth tardó 15 años en instalarse en su propia voz. Su carrera tardía fue convencional; la temprana, salvajemente excéntrica. Un giro misterioso y fascinante”, apuntó el autor británico Martin Amis en The New York Times a la salida de Roth desencadenado. “Una biografía crítica de la vieja escuela”, agregó. 

Efectos adversos 


“Era un alumno brillante”, señala Roth Pierpont en su libro. “Había avanzado de curso tras saltarse un semestre en dos ocasiones y era el comediante de la familia, un monologuista con una colección de acentos e imitaciones”, agrega sobre el novelista, quien en su obra también indagó en la cultura y la política a través de la sátira. En los 70 lo hace en Nuestra pandilla con su personaje Trick E. Dixon, caricatura del entonces presidente Richard Nixon. Luego vendrían, en los 80, la serie de títulos protagonizados por Nathan Zuckerman. Al finalizar la década del 90 Bill Clinton es juzgado en La mancha humana. La novela es parte de su trilogía junto a Pastoral americana, que le valió el Premio Pulitzer en 1998. 

Completa aquella saga Me casé con un comunista. Fue su respuesta desde la rabia. Tras 15 años de relación, en 1990, se casó con la actriz inglesa Claire Bloom. Fue una tormenta. “Alto, delgado y bronceado, tenía un atractivo fuera de lo corriente. También parecía ser muy consciente del efecto que causaba en las mujeres”, apunta Bloom en sus memorias Adiós a una casa de muñecas (1996). “Tanto anhelaba convertirme en la esposa de Philip que acepté aquel insulto”, señaló Bloom en su testimonio salido dos años antes que la novela de Roth, donde una actriz abandona a su marido. 

Jackie Kennedy, la viuda del presidente de EEUU John F. Kennedy, también estuvo entre los brazos del escritor y eterno candidato al Premio Nobel de Literatura. Un affaire tras una fiesta neoyorquina en 1964, que se extendió por un par de salidas más hasta llegar al hogar de la ex primera dama. “Pensaba: estoy entrando en la casa de la mujer que sale en las portadas de las revistas. Me estoy sentando en el sofá de la mujer que sale en las portadas de las revistas... Fue como besar la portada de una revista”, señala en el volumen que también entrega novedades desde el retiro de Roth. 

“Me ha dejado husmear por entre los archivos de su desván de Connecticut”, dice la biógrafa. “Roth terminó Némesis en el otoño de 2009, y pronto se dio cuenta, aunque el público no lo hizo, de que sería su última novela. Un estudio literario como este solo podía escribirse a partir de ese momento”, dice Roth Pierpont, quien igualmente ensaya sobre aquel libro de despedida, donde aparecen niños mutilados en Nueva Jersey por una enfermedad extendida como una plaga. Una batalla desgarradora.


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