El poema del loco en la ventana
Amílcar Bernal Calderón
A Minú
Te escribiría un poema si supiera
tus señas y tu nombre, sólo poco
o nada de tu fe;
saber
si fumas –no estaría mal-
o si te intoxicas de emoción
con la tragedia de la flor en la hipócrita mano,
el atardecer de todos los cansancios y una
mano de seda por los extramuros del ombligo
(alborotando estrellas y puntos suspensivos),
el canto de las palabras del poeta -río de pétalos-,
piel que peca y peca
hasta la extremaunción, o sea saber
tan solo poco.
Te escribiría un poema si cayeras
en la tela de araña de mis sueños
leve
como una mariposa;
si tu rostro
se asomara a mi espejo cuando triste
lo miro anochecer y me llevara
tejido entre su niebla, a tu sonrisa
aferrado como una
enredadera.
Pero no te conozco, sólo eres
un milagro de luz –atardecía
en cada soledad- que se ha tomado
mi tinta –por asalto-,
mi mano, mi razón y mi extravío
para escribir –neones en la noche-
el poema del loco en la ventana
que da a la oscuridad.
Escribo y borro
la elegía del paso que no inquieta
mi polvo en el sendero;
el soneto del tiempo en los relojes
herido de impaciencias; la monserga
absurda de un demente que delira
diciendo que esta tarde
pasó junto al amor.